El concejal Eloi Badia se está convirtiendo en toda una rémora para el gobierno de izquierdas de Barcelona. Fracasó en su gestión de los cementerios y no digamos en sus veleidades nacionalizadoras del tema del agua, y como no hay dos sin tres, aspira a meter la pata en el tema medioambiental.

En declaraciones a TV3, el inefable concejal que no se reúne con quién le critica, ha dicho que quiere que les quiten puntos del carnet de conducir a los ciudadanos que lleven coches contaminantes. Como siempre “meando fuera de tiesto”. El señor Badia ha pedido más inversiones del Estado y de la Generalitat en transporte público, propuesta acertada, aunque el Ayuntamiento algo también tendría que hacer, y la implantación de un peaje para acceder al centro, también de acuerdo. Sin embargo, añadió una propuesta sancionadora para los conductores al tiempo que criticaba un nuevo Plan Renove.

Primero, inversiones en transporte público que deberían ir acompañadas de párkings disuasorios que el Ayuntamiento debería poner en marcha y ni ha iniciado. Segundo, ¿no se ha preguntado el señor concejal que la gran mayoría de coches contaminantes son los más antiguos que son propiedad de familias que tienen menores ingresos y, por tanto, mayores dificultades para cambiar de vehículo? Para Don Eloi, no es suficiente no tener recursos, sino que además mejor que te quiten puntos del carnet porque así eliminaríamos de la vía pública a estos indeseables porque si no cambian de vehículo que no puedan conducir. En su manía persecutoria “cochofobia”, no sólo quiere acabar con los coches, poniendo mala cara a un posible Plan Renove, sino que también quiere acabar con los conductores.

Ciertamente, Barcelona debe ser pionera en la lucha contra el cambio climático empezando por la polución de la ciudad, que con una orografía peculiar concentra la polución de forma exponencial según las características climáticas. Poner un peaje central, reducir la congestión con mayor fluidez de las líneas de transporte público y potenciar el cambio del parque móvil son líneas de trabajo a seguir. Sin olvidar otras, como es la actividad industrial en el puerto de Barcelona que concentra tasas de emisiones de CO2 que conviene tratar con detenimiento. Lo que es una “memez” es la política sancionadora. Acepto y entiendo que se multen a los coches que hagan caso omiso de las nuevas políticas, pero amedrentar a los conductores no es el camino. Es una ruta equivocada, como las que Don Eloi suele coger. Piensa que es un atajo y es el camino más largo y más alambicado.

La lucha contra el cambio climático tiene que sustentarse en el convencimiento y en la pedagogía, no en el castigo, porque muchos ciudadanos necesitan su vehículo para moverse por la ciudad porque existe una dependencia casi cultural del vehículo a motor. “Podéis vencer, pero no convencer”, atribuyen a Unamuno con respecto a los fascistas. Que se lo aplique como ejemplo y abandone los despropósitos a los que nos tiene acostumbrados.