Hoy es el Día Mundial de los Océanos y como tal, debería ser un día dedicado a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones en los mismos. ¿Cómo puede ser que gran parte de los residuos que generamos en tierra acaben en nuestros mares y océanos? La respuesta es una combinación de producción masiva de productos de vida corta junto con la mala gestión de los residuos. Aunque sin lo primero ya no tenemos que preocuparnos de lo segundo.

En diciembre de 2019 tuve la oportunidad de navegar con eXXpedition Round the World, la expedición íntegramente femenina que da la vuelta al mundo analizando la presencia de microplásticos en los mares, desde Aruba a Panamá pasando por las islas de San Blas. En todas y cada una de las muestras recogidas del rastreo superficial del agua encontramos microplásticos. Incluso a millas de la costa donde lo único que se veía era mar y algún que otro delfín.

Cuando llegamos a las islas de San Blas, nos acercamos a los Cayos Holandeses, lo que de lejos parecían islas totalmente paradisíacas. Al llegar a la playa, nos encontramos con una imagen muy distinta: una costa totalmente cubierta de residuos. Había botellas de plástico por todas partes, cepillos de dientes, zapatos Crocs, desodorantes, cubiertos de un solo uso, vasos de porexpán, sprays e incluso bombillas y fluorescentes. Todo en una playa de una isla inhabitada del Caribe. Era un auténtico reflejo de nuestros hábitos de consumo. ¿Quién no ha utilizado un cepillo de dientes de plástico o un desodorante? Cuando vi aquella imagen, no pude evitar pensar en todos los productos que había consumido yo a lo largo de mi vida que quizás habían acabado en el mar.

Y ahora empiezan a aparecer otros residuos que son el reflejo de la situación que estamos viviendo: mascarillas de un solo uso, guantes de latex o cubre zapatos. 

¿Por qué tienen que ser el mar y los océanos víctimas de nuestras acciones irresponsables? Aprovechemos este Día Mundial de los Océanos para reflexionar y proponernos uno o dos cambios de hábito que le den un respiro a nuestros océanos. Ya sea dejar las bolsas de plástico, comprar a granel, decir que no a las pajitas de plástico o la tapa del café, etc. Cada pequeña acción cuenta y la suma de muchas pequeñas acciones pueden tener un gran impacto sobre nuestros mares y océanos.