El mundo está cambiando a gran velocidad. De eso no hay ninguna duda. El desarrollo tecnológico ha acelerado los procesos de cambio a una velocidad inimaginable en los últimos años. Hasta no hace mucho los cambios necesitaban de largo tiempo que permitía a la sociedad adaptarse paulatinamente sin demasiada dificultad. Sin embargo, en los últimos años, es fácil quedarse desfasado en poco tiempo si no haces un esfuerzo importante por ponerte al día en según qué sectores.

La resistencia a los cambios es cada día menor, no por el hecho de que hayamos dejado de ser reacios al cambio, sino porque estos se imponen de forma imparable. Y nos adaptamos a ellos por pura supervivencia sin saber exactamente hacia donde estamos yendo. Simplemente nos adaptamos porque no hay más remedio, pero nos queda dentro el desasosiego propio de las prisas. La incertidumbre propia de quien no tiene el control sobre los cambios que condicionan su vida, o la sensación extraña de que las cosas van más rápido de lo que nos gustaría...

La pandemia nos dió tiempo a todos para reflexionar sobre muchas cosas. En mi caso, tuve ocasión de charlar mucho sobre los cambios que estaba observando en España con mi buen amigo Antonio Sola (uno de los estrategas políticos más reputados del mundo), y después de muchas conversaciones llegamos a la conclusión de que el mundo que conocíamos había llegado a su fin. Al menos en el modo en que lo conocíamos.

El mundo en el que hemos vivido los últimos 40 años nada tiene que ver con el mundo que vivimos a día de hoy. Y esto no es exclusivo de nuestro país ni de países de nuestro entorno. Estamos viviendo un proceso de cambio que afecta a todos los rincones del planeta. Si bien es cierto que la intensidad de los cambios es diferente en función del lugar del mundo, también es cierto que los cambios siguen patrones muy similares, y que esto hace que sea necesaria una reflexión profunda a nivel global.

Al llegar a esa conclusión más intuitiva que documentada decidimos empezar a investigar. Queríamos saber más sobre los cambios tecnológicos que estaban cambiando nuestra vida. Sobre los cambios que estábamos viviendo en el mundo de las ideologías, sobre el auge de los populismos, sobre la decadencia de lo que durante años hemos considerado política tradicional, los nuevos y masivos procesos migratorios, las dificultades de la integración cultural, los cambios geopolíticos actuales, etc. Queríamos saber si todo esto guardaba algún tipo de relación. Queríamos saber hacia dónde íbamos.

Quisimos investigar sobre todo esto y el resultado ha sido el próximo libro que presentaremos en Barcelona el 17 de noviembre ¿Cómo sobrevivir al mundo que viene? de la Editorial Deusto. Un libro que pretende únicamente poner de relieve que este nuevo mundo, aunque no está exento de riesgos, amenazas y pérdidas, es al mismo tiempo un punto de partida fascinante, lleno de retos y estímulos. Si entendemos los cambios que nos esperan, podremos encontrar soluciones que para nosotros pasan por el pensamiento colectivo, por una nueva participación de las personas en la política, por la democracia digital directa o por un nuevo concepto que hemos acuñado como humanítica.

Sin ánimo de hacer spoilers de ningún tipo, quería aprovechar esta reflexión para apuntar la importancia que tendrán las ciudades en este mundo que ha venido para quedarse.

Las ciudades van a jugar un papel crucial como administraciones de proximidad que son, y las grandes ciudades como Barcelona van a tener que hacer un esfuerzo enorme para adaptarse a los tiempos que vienen. Vamos a tener que seguir avanzando en innovación y sostenibilidad sin olvidar a la gente más vulnerable. Vamos a tener que iniciar procesos inexorables, pero vamos a tener que hacerlo sin que los ciudadanos sientan que lo estamos haciendo contra ellos. Es imprescindible que avancemos teniendo en cuenta a la gente. Debemos hacer pedagogía sobre los cambios que vienen y debemos prepararnos para ejecutarlos.

Esto será sin duda una oportunidad, y el punto de partida de la ciudad de Barcelona es inmejorable para salir victoriosos en medio de este convulso mundo de cambios. Las apuestas que está haciendo el gobierno municipal para formar a ciudadanos y ciudadanas en el uso de nuevas tecnologías y la captación de inversión tecnológica son un acierto, pero deberemos seguir avanzando en esa dirección si queremos no quedar descolgados de un mundo que cambia mucho y que cambia rápido.