Ada Colau insiste en que Barcelona debe ser una ciudad sostenible, una urbe mucho más amable y cómoda para los ciudadanos. La alcaldesa presume del carril bici y su discurso es muy bien recibido por sus fieles, sobre todo por quienes reclaman restricciones en el uso del automóvil y piden una Barcelona más solidaria y ecologista.

Las proclamas de Colau, sin duda una figura política muy mediática y activa en las redes sociales, ocultan una realidad que incomoda a las clases pudientes de Barcelona, pero también a sectores desprotegidos de la ciudad. Especialmente, a gente mayor, con dificultades de movilidad.

La congelación del precio de la T-10 no basta para contentar a los usuarios. En Barcelona todavía hay muchas estaciones de metro inaccesibles para las personas con movilidad reducida y la desaparición de algunas líneas del autobús (y la frecuencia de otras) genera mucha frustración. La única solución para luchar contra el uso masivo de los vehículos privados y reducir la contaminación pasa por mejorar el transporte público, la eterna asignatura pendiente de la ciudad y sus gobernantes.

Colau, con un discurso para muchos demagógico, insiste en la necesidad de unir el tranvía por la Diagonal, sin escuchar a quienes alertan de su elevado coste y de los daños colaterales que implica un proyecto que suscita muchas tensiones entre Barcelona en Comú y el PSC. El rechazo de algunos vecinos y comerciantes tampoco parece importar demasiado a la alcaldesa, que ha hecho del tranvía su prioridad hasta 2019.

Recomendable sería, por ejemplo, que Colau y los suyos se dieran una vuelta por el barrio del Congrés, uno de los más castigados por la falta de equipamientos. Sus vecinos todavía esperan una actuación en el Canódromo y, sobre todo, están que trinan con la eliminación del 20, un autobús que unía el barrio con el CAP de Maragall, Sant Pau y Clínic. La respuesta del Ayuntamiento ha indignado a muchos. “¿Y Colau habla de justicia social? No fotem”, exclamaba una ciudadana, más preocupada que sorprendida, en la calle Felipe II. Este lunes se manifestará en la plaça del Congrés.