Así se anunciaban estos sabrosos granos de leguminosa (conocidos como altramuces o chochos) en una tienda de Madrid a mediados de los años 50. A la poeta Gloria Fuertes (1917-1998) le faltó tiempo para inmortalizarse frente al escaparate del comercio saludando a la cámara. Toda una declaración de principios, así como una actitud desafiante (además de irónica) en tiempos difíciles; sobre todo, para una feminista, animalista, republicana y abanderada de la cultura queer sin ella saberlo.

En períodos electorales (¿cuándo no los hay, entre municipales, autonómicas o estatales?) recomiendo repasar la obra poética de esta mujer desproporcionada. Desproporcionada en ingenio y nobleza. Aléjense de los tópicos. Detrás de la manida fachada que la relaciona con la literatura infantil, descubrirán una poesía dura y desgarradora. Siempre precisa. Y casi siempre irónica.

El pesimista piensa en ayer
el optimista en mañana
el realista en hoy.
El poeta en ti.

En los tiempos en que se retrataba frente a escaparates con anuncios que invitaban a segundas lecturas, creó el grupo de poetas Versos con Faldas. Sólo para ellas. No tardaron en ridiculizarlas. Ella contestaba: “La mujer que escribe poesía es una poeta. El hombre que escribe poesía, como muchísimo, es un poeto”.

Su trato fácil la llevó a compartir momentos con Antonio Gala, Camilo José Cela, Agustín Goytisolo, Vázquez Montalbán o las cantantes Massiel y Mari Trini. Su humildad, de hierro, aún la hacía más cercana. Quién, si no, se atreve a sincerarse el primer día de clase. A sus alumnos de la Universidad de Bucknell (Pennsylvania) les confesó:  “Es la primera vez que piso una universidad y no es como estudiante, lo hago como profesora”. Ni que decir tiene que se los metió en el bolsillo al instante. Una actitud muy alejada de la que suelen mostrar los políticos, esos que lo apuestan todo al arte del tahúr.

Leyendo su poema Gracias, amor no puedo evitar hacer un ejercicio de travestismo (algo tan político, por otro lado). El original dice así:

Gracias, amor
por tu imbécil comportamiento
me hiciste saber que no era verdad eso de
“poesía eres tú”.
¡Poesía soy yo!

Por mi parte, y con el permiso de Gloria, me gusta leerlo así:

Gracias, político
por tu imbécil comportamiento
me hiciste saber que no era verdad eso de
“política eres tú”.
¡Política soy yo!

Donde quiera que estés: ¡Saludos Fuertes, Gloria!