Es cierto que para muchos es más interesante hablar de geopolítica que de la situación de las palmeras del parque de la Ciutadella, pero cuando uno se decide a hacer política municipal debería tener meridianamente claro que la mayoría de sus esfuerzos irán destinados a asuntos que, pese a no ser tan pomposos como otros, son los que de verdad importan al vecino que decidió ir a votar durante las elecciones municipales. Aspectos de gestión diaria que algunos podrían considerar menor pero que es imprescindible.

Y es que lo municipal va de eso. Va de gestión. De las pequeñas cosas del día a día que afectan a los vecinos. Es cierto que gobernar Barcelona permite también debates elevados por las dimensiones y la fuerza de la ciudad, pero no debemos olvidar que la gestión debe ser el pilar básico sobre el que se desarrolle toda la acción política. Eso parece no entenderlo ni el independentismo que se dedica a contaminar constantemente los debates municipales con asuntos que no le son propios, ni el populismo que dedica más tiempo a decir como deberían ser las cosas que a hacerlas realidad. Barcelona es una ciudad con recursos, pero es imprescindible que se utilicen correctamente. No puede ser que la misma ciudad que concedió a dedo hace unos años medio millón de euros a Open Arms tenga en la ciudad una plaga de chinches y decida no hacer nada.

La problemática de las chinches no es nueva, pero la inacción como respuesta si parece serlo. Hasta el año 2018 había un plan de fumigación que mantenía a ralla este tipo de plagas, pero ahora, desgraciadamente, ese plan no existe. Barcelona está dejada. Eso es una realidad. Y quien quiera decir que somos los agoreros de siempre quienes realizamos esas afirmaciones, que pasee por la ciudad o se dedique a bucear por twitter para ver lo que opinan los vecinos. Leía ayer en este mismo medio el tweet de un hombre que afirmaba lo siguiente: “Toda Barcelona está hecha una mierda sucia con pilonas de cemento, árboles con chinches y no hay ningún partido que convoque a una manifestación en la plaza de Sant Jaume. No tenemos alcaldesa”. Lo peor de todo es que tiene razón. Pero lo más gracioso es que este mensaje se lo dirigía a Elsa Artadi, y teniendo en cuenta las respuestas que se suelen dar desde el independentismo no sería de extrañar que la respuesta fuese que esto se arregla con la independencia. Como todo. Quizá alguno sea capaz incluso de afirmar que esta plaga la han mandado desde “el Estado” para fastidiarnos el final del verano. Permítanme la exageración, pero la política barcelonesa se ha convertido más o menos en esto.

En cualquier caso, soy consciente de que hablar de chinches, palmeras en mal estado o podas no es tan glamuroso como hablar de la independencia o de las malvadas reglas del capital, pero estoy seguro de que son cosas no solo más tangibles, sino que afectan infinitamente más a los ciudadanos. Pero claro, la realidad es que muy probablemente este artículo no tendrá cientos de retweets porque es menos trendy que hablar del inexistente expolio fiscal o de la mentira de turno del secesionismo. De hecho, en el fondo, quizá también es culpa nuestra que poca gente preste atención a cosas como la dejadez de la ciudad si ni nosotros le damos importancia hasta que nos encontramos la plaga de chinches detrás del televisor. Y de hecho, yo me pregunto. Si organizo una manifestación tal como pedía el usuario de Twitter anteriormente mencionado ¿irá mucha gente? Muy probablemente el razonamiento que se iniciará en la mente de muchos vecinos será el siguiente. ¿Es independentista quien lo convoca? ¿No? Pues yo no me manifiesto con fascistas. ¿Es el partido que yo he votado quien convoca? ¿No? ¡Pues vivan los chinches! Ya me quejaré en twitter si me apetece. 

Al final una ciudad sufre muchas situaciones sobrevenidas. Ante ellas es imperativo actuar lo antes posible. La inacción del gobierno municipal es probablemente lo peor de todo lo que está pasando. La falta de poda, el insuficiente riego, la suciedad...todos ellos son problemas que podemos constatar sin demasiada dificultad y que se pueden solucionar de forma sencilla habiendo voluntad. El problema es que no la hay. No hace ni una semana de la muerte de un vecino de 41 años en el Parque de la Ciutadella por el mal estado de las palmeras del parque. Hoy nos encontramos con una plaga de chinches. ¿Qué será lo siguiente? Por lo pronto sobre la plaga de chinches el Ayuntamiento no piensa hacer nada. Por lo visto ante las quejas de los vecinos la única respuesta ha sido un SMS explicando que el bicho no es nocivo para el medio ambiente y que por lo tanto no se va a tomar ninguna medida.

No podemos permitir que sea tan fácil no hacer nada durante cuatro años para que luego, mediante tres o cuatro proclamas grandilocuentes que nada tienen que ver con la ciudad y sus problemas algunos consigan mantener sus asientos en el hemiciclo municipal.