Yo me lavo las manos. Una frase que simbólicamente era usada en la antigüedad, cuando a una persona le atribuían un hecho y ésta quería demostrar su inocencia lavándose las manos delante del pueblo. Con la simple acción de lavarse las manos, se descargaba de toda responsabilidad.

En Horta aún permanece en la memoria el trabajo de las antiguas Bugaderes. Un cometido que consistía en lavar la ropa de la ciudad de Barcelona desde el siglo XVII hasta mitad del siglo XX, que apareció por la necesidad que tenían de agua potable muchas de las casas de la ciudad. Pero la población de Horta, debido a sus especiales características orográficas, disponía de abundantes pozos de agua, una zona también rica en viento y sol. Por este hecho aparecieron las primeras Bugaderes, que día tras día desde sus lavaderos se ofrecían para lavar la ropa. Recorrían casi siete kilómetros caminando para bajar a Barcelona y ofrecer sus servicios de lavado para iglesias, hospitales, casas particulares y después subir a Horta cargadas con sacos de ropa. Una ocupación que estuvo extendida y muy ligada al crecimiento de este municipio, del cual existe mucha documentación que explica y detalla el interesante proceso de lavado que realizaban. Una labor dificultosa de unas mujeres que, sin saberlo, contribuían a dibujar y a definir la memoria histórica de Horta. Ahora, gracias a la aprobación de un proyecto de transformación urbanística, el consistorio se lava las manos quitándose la responsabilidad de la conservación de este conjunto singular ubicado en las calles Granollers y Llobregós, en la actual Baixada de Sant Mateu.

La Associació de Veïns i Veïnes d’Horta i la Font d’en Fargues, el Grup d’Urbanisme i Patrimoni d’El Pou, el Grup Territorial d’Horta-Guinardó y un gran número de agrupaciones y plataformas vecinales, han dado la voz de alarma porque consideran que con la aprobación del proyecto urbanístico se pone en peligro la conservación de casas, pozos y lavaderos. Una transformación que provoca la desaparición del patrimonio rural que ha sido identificativo del barrio, y que causará una lesión irreparable en la fisonomía urbanística actual. Es por este motivo que los vecinos y agrupaciones demandan al consistorio que se redacte un nuevo plan urbanístico respetuoso con el entorno histórico, dado que el plan previsto pretende reurbanizar la zona con la ampliación de la Baixada de Sant Mateu, en detrimento de los huertos de estas sencillas casas. Un proyecto que pretende construir tres bloques de viviendas, y que acabaría con las huellas de este tejido rural que ha caracterizado a la población de Horta.

Parece ser que la necesidad de velar por el patrimonio arquitectónico y urbanístico de nuestra ciudad pasa por preservar mansiones y edificios que, gracias a sus nobles acabados, la calidad de sus materiales, su arquitectura, o al insigne autor del proyecto, determina en mayor medida la razón para estar incluido en el Catálogo de Protección del Patrimonio. Desgraciadamente, aquellas construcciones sencillas y modestas sin valor arquitectónico pero cargadas de historia y de innumerables vivencias, pasan desapercibidas frente a una picota que no entiende el valor de un conjunto rural singular e irrepetible. Porque, en definitiva, les Bugaderes han contribuido a ser un testimonio más de una época, así como un factor determinante en la vida e historia de Horta.