Una ratonera es un artilugio especializado de trampa para cazar ratones, aunque tiene otras habilidades porque también captura todo tipo de animales más pequeños. Alguien en el consistorio, en esa mente gris que a algunos les nubla la vista, decidió que la ratonera era el elemento de futuro fundamental para una ciudad como Barcelona. Así, Colau y su tropa de utópicos han hecho realidad su sueño: convertir Barcelona en una ratonera. Ha nacido Barnatonera.

Ejemplo uno. Los vecinos de Sant Andreu siguen atrapados en esa recogida de basuras puerta a puerta. La acumulación de basuras ha dejado en el barrio un aroma que no es fragancia precisamente, atrae ratas que han convertido las calles en su hábitat y también jabalíes. La sequia les ha dejado sin alimento en Collserola y bajan atraídos por los manjares que se acumulan en el barrio. Nunca habían osado adentrarse tanto. La necesidad obliga y si te ponen la cosa a huevo lo aprovechan.

Ejemplo dos. La Superilla de Poble Nou vive sin pena ni gloria. Los que estaban cabreados siguen cabreados y la base se amplía. El estado del pavimento, las aceras y demás mobiliario urbano deja mucho que desear. Por la noche, verano incluido no se ve a la gente aprovechando el espacio. Más bien al contrario, la superilla brilla por la ausencia de personal. Los comerciantes de la zona todavía siguen esperando que las cosas mejoren cuando la realidad es que empeoran porque aparcar en Poble Nou se ha convertido en una operación de riesgo y audacia.

Ejemplo tres. Colapso generalizado de la ciudad. No teníamos bastante con el caos de Poble Nou que ahora hacemos una superilla que de entrada nos va a dar por saco unos cuantos meses. Volveremos a ver la carga y descarga entre grandes bancos de piedra porque las esquinas, una característica de Cerdà, van a desaparecer. Las calles reducirán carriles y las entradas y salidas de Barcelona se colapsarán. Los vecinos serán cobayas que irán sufriendo esos atascos interminables que son un foco de contaminación. O sea, viviremos la ratonera. El transporte público no mejora pero da igual. Estamos en la guerra contra el coche y para guerrear contra el coche nada mejor que las ocurrencias colauinas transformadando Barcelona. Del posa’t guapa hemos pasado al 'posa’t de dol', perque dol es lo que sufrirán miles de barceloneses.

Ejemplo cuatro. Para entrar en la ciudad en coche prepárese. No busque aparcamientos disuasorios y si quiere aparcar sin dejarse el salario en parkings, zonas verdes o zonas azules asuma que un buen sitio para aparcar es la montaña de Montjuïc o las estribaciones de Collserola. Ni se le ocurra aparcar en el interior. No hay sitio que no sea de pago. Los dueños de los aparcamientos tienen pensado enviar un jamón a la alcaldesa este fin de año. Les ha hecho de oro. Hay algunas zonas que dos horas de parking son 7,5 euros. Entre los hurtos en la calle y las zonas azules la diferencia está muy difuminada. Si quiere entrar en la ciudad para trabajar asuma que no es barcelonés y que al consistorio Colau le importa un colín que no tenga transporte público y tenga que coger el coche. Llegará a las modernas murallas de Barcelona vestidas de normas circulatorias, semáforos y demás impedimentos que solo pueden salir de una cabeza pensante que no ha pensado en su vida.

Ejemplo cinco. Pague todo tipo de impuestos para malvivir en una ciudad antipática, en Barnatorera. No los tendrá que liquidar al consistorio directamente sino que se los meterán por la puerta de atrás en los recibos de algunos suministros básicos. Como decía no hace mucho tiempo un escritor dirigiéndose a su madre ser mujer y de izquierdas no significa nada. Yo añadiría no significa nada pero para ser de izquierdas primero hay que conocer y luego actuar. O sea, pongo en duda la mayor. ¿Ada Colau es de izquierdas?

Ejemplo seis. Haga el ridículo y vuelva a votar a los que dijeron que no había que profesionalizar la política. Que dos mandatos son suficientes. Pues estamos en eso. Colau suma y sigue y veremos la lucha “por el cargo” en los comunes. De momento, Janet Sanz quiere seguir. Dos mandatos no les parecen suficientes pero cuando miraban por otro cristal decían que llevar muchos años equivale a más corrupción. No les ha hecho esperar tanto para presentarse a oposiciones desde el Gobierno.

Ejemplo siete. Si quiere divertimento fuerte métase por el centro. Lleve bebida y algo para picar porque tendrá tiempo de contaminar, de gastar gasolina, de sortear obstáculos --incluidas las vías públicas-- y de ver la ciudad convertida en un galimatías.

Ejemplo ocho. Si quiere salir a cenar por según que zonas adopte horario europeo porque le chapan las terrazas antes del postre. Bueno, si quiere salir a cenar aproveche las terrazas que todavía siguen al pie del cañón, a otras las han dejado en las raspas.

Ejemplo nueve. Estamos en una época de sequía y nadie en el consistorio parece preocupado. Siempre le echarán la culpa a alguien, pero hubiera estado bien que además de algún que otro bailecito la alcaldesa trabajara un poquito. La sequia hubiera sido una buena excusa para hacerlo, pero no hemos tenido suerte. Por cierto, la gran energética que nos prometieron es un páramo.

Ejemplo diez. Si quiere acceder a una vivienda en Barcelona le doy un consejo: desista. Los precios están prohibitivos y aquello que nos contaba Colau cuando era la líder activista “ná de ná”. La vivienda pública es una entelequia más allá de los containers habitacionales, que son un insulto a la inteligencia.

Ejemplo once. La ciudad está hecha un asco. La suciedad se acumula por doquier y las ratas han hecho del espacio público un buen lugar para vivir y para convivir con los humanos. La acumulación de basura --y no sólo en Sant Andreu-- ha convertido a Barnatorena en un estercolero que no invita a salir a la calle.

Ejemplo doce. Ojo, y si sale cuidado con los cacos que están haciendo su agosto. Eso sí la policía sigue estando mal vista y la inseguridad, esa percepción que agitan los enemigos de los que quieren cambiar las cosas, of course, es una plaga que ha vuelto a los niveles prepandemia, aunque ahora las redes sociales ponen a todo el mundo en su  sitio.

Barnatonera está que se sale. Podría ponerles más ejemplos de una ciudad antipática y que tiene presos a sus ciudadanos. No les he hablado de los fiascos de gestión, ni siquiera de la guerra al giri. A algunos que nos gobiernan les vendría bien viajar. Porque viajando se aprende y se tiene mayor amplitud de miras. Para otros viajar significa subirse a un yate o casi mejor combinar el coche oficial y la bicicleta en un ejercicio vergonzante de lerrouxismo. Bienvenidos a Barnatonera. Y eso solo ha hecho nada más que empezar.