Ada Colau ha sido investida como nueva alcaldesa de Barcelona gracias a los votos del partido socialista de Jaume Collboni y a los extraños votos de Manuel Valls. Seguramente la peor alcaldesa de la historia de la capital de Cataluña, Ada Colau, tendrá una segunda oportunidad. Un dato curioso en un país donde los fracasados son condenados al ostracismo, y donde muchos que cumplen las leyes son defenestrados sin piedad. Se hace extraño que la primera segunda oportunidad sea para una política.

En todo caso, estamos ante un grave problema moral. Colau es, no sólo mala, sino muy mala. Es, además, no sólo una pésima gestora sino también una horrible líder pública. Sólo sabe gobernar a golpe de teatro, lloros y abrazos falsos, apoyándose en personajes de segunda. Hasta ahora los insultantes Gerardo Pisarello y Jaume Asens. Ahora veremos si en esta segunda vuelta se apoya de gente menos indeseable. Sería un primer cambio que muchos barceloneses agradeceríamos.

Insistimos: Ada Colau es muy mala, lo peor. Aunque es tristemente mejor que dar al independentista de Ernest Maragall y a sus socios de extrema derecha Joaquim Forn y Elsa Artadi la alcaldía. Sólo escuchar sus discursos dan vergüenza ajena. Barcelona, nuestra Barcelona, es una ciudad con vida propia. No es un territorio inventado en leyendas como Cataluña. Ponerla al servicio de esa imaginación sería un error. Un grave error que no se debe permitir.

Al final lo que debe quedarnos es que Barcelona es lo que es. Una ciudad que siempre ha querido suicidarse antes que avanzar. Dominada por las familias de siempre, el contra poder se ha preocupado más de luchar contra ellos que en perseguir un mejor fin para la capital. Los Colau, los Collboni, los Valls no quieren lo mejor para Barcelona, simplemente quieren echar a los Maragall y a la extrema derecha del poder. Ambos se equivocan, los votantes nos equivocamos. Barcelona debe ser, algún día, más que una lucha de clanes de siglos pasados. Todos se conocen hace años, todos se dividen la ciudad entre ellos, en medio están los votantes. La mayoría, me incluyo, simplemente unos grandes ignorantes que no pintamos nada en nuestra propia ciudad.