Barcelona baja ¡por fin! el precio del transporte público. Desde el próximo 1 de enero, ir en metro, bus o tranvía será más barato para los barceloneses. En plena subida de impuestos y tasas en la ciudad por parte del Ayuntamiento de Ada Colau y Jaume Collboni, la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), un consorcio interadministrativo del que forman parte la Generalitat y el consistorio barcelonés, ha decidido impulsar una tarifa plana que permitirá a los ciudadanos hacer durante 30 días viajes ilimitados por 40 euros. El cambio es sustancial. Ahora, con cuatro tarjetas T-10, el título más utilizado, se podían hacer 40 viajes a razón de 40,80 euros, 10.20 cada diez viajes.

El nuevo título ha sido bautizado como T-Usual. El abono premia a los usuarios habituales del transporte público y busca que nuevas personas opten por el metro, bus o tranvía, entre otros medios de transporte, para moverse por la ciudad. La iniciativa llega en un momento muy importante: la lucha contra la emergencia climática obliga a las ciudades y a las administraciones a tomar medidas urgentes. La reducción de los niveles de contaminación en Barcelona es obligada. Y eso pasa porque muchos más ciudadanos dejen en casa el vehículo privado. El 1 de enero entra en vigor la Zona de Bajas Emisiones -que jubila a los vehículos más contaminantes, enrte ellos la furgoneta del regidor Eloi Badia-, pero es obvio que eso no es suficiente para que los barceloneses respiremos un aire más limpio.

La puesta en marcha de una tarifa plana para el transporte públco barcelonés es una buena noticia se mire como se mire. Otra cosa es que la medida sea únicamente política, populista si lo prefieren, y no vaya acompañada de mejoras técnicas y operativas ante el presumible aumento de la demanda de usuarios que se pueda producir a principios de año por la bajada de precios y la prohibición de circular con vehículos contaminantes. Metrópoli Abierta ha preguntado a TMB si tenía previsto aumentar la oferta de convoyes de metro y buses, especialmente en hora punta. No ha habido respuesta y ha invitado a este medio a preguntar a la ATM, que, por ahora, tampoco ha contestado. Habrá que esperar hasta después de las Navidades para saber qué pasa, pero no se extrañen si ahora, pagar menos, se traduce en tener que ir más enlatados que ahora.

La creación de la T-Usual -que será 14 euros más barata que la actual T-Mes, la tarjeta a la que más se asemeja-, comporta la transformación de la T-10 en una tarjeta que, como su nombre indica, T-Casual, pasa a convertirse en un título de transporte para usos esporádicos. De ser el abono más utilizado por los barceloneses, la T-10 debería ser un opción de transporte poco utilizada por aquellos que toman el transporte público de manera regular. La T-Casual, que se convierte en una tarjeta unipersonal y no se podrá compartir, se encarece de los 10,20 a los 11,35 euros. La subida es notable y penaliza a los viajeros esporádicos del transporte público. Pero recuerden, el paso que han dado las administraciones es histórico. No debería tener vuelta atrás y debería comportar un cambio de hábitos de los ciudadanos. Eso sí, no todo vale. Las administraciones harían bien en asegurarse que rebajar el precio no puede comportar un peor servicio ni viajar más enlatados.