Dentro de las formaciones políticas actuales, si alguno de ellas es especialista en el arte del engaño al ciudadano y al votante, es el partido socialista. Y ese arte se acrecienta siempre cuando nos encontramos a las puertas de cualquier contienda electoral. Es un arte que practican todos los candidatos de esta formación, con independencia de cuál sea la contienda electoral. El engaño, el doble discurso y la doble moral forman parte su ADN.

Recordemos como el candidato Pedro Sánchez decía que la idea de pactar con Unidas Podemos no le dejaba dormir, y en cambio, en pocas horas era capaz de cerrar un acuerdo de gobierno con ellos. Tampoco podemos dejar de recordar la infinidad de cesiones que ha realizado a las formaciones independentistas que le dieron su apoyo en la investidura. Los indultos a los sentenciados del procés o más recientemente ver cómo han servido en bandeja de plata la cabeza de la directora del CNI, a petición de ERC.

En Cataluña también tenemos que hacer memoria. En las pasadas elecciones autonómicas de 2021, el candidato socialista, Salvador Illa, repitió mil y una veces en campaña electoral que se presentaría a la investidura si ganaba las elecciones. Pues bien, ganó esas elecciones y aún seguimos esperando que esa promesa se haga realidad, como tantas otras. La gente común no está obligada a saber que no se puede presentar, es el Presidente del Parlament quien después de una ronda de consultas con las formaciones políticas que han obtenido representación, el que convoca el pleno correspondiente y propone un candidato, en principio el que más apoyos suscita.

Pero si hay un caso donde ese engaño y doble discurso es más evidente es a nivel municipal, y de manera muy especial en el Ayuntamiento de Barcelona. Son muchos los colectivos de la ciudad que han visto como la palabra de los socialistas y sus actos iban por caminos muy distintos.

A día de hoy, la actividad de los hogares compartidos sigue prohibida en nuestra ciudad. El centro de personas con adicciones sigue funcionando a diez metros de la puerta de la escuela Mas Casanovas, en el distrito de Horta-Guinardó. Los afectados por la vergonzosa losa de Sant Antoni sigue en el mismo sitio, inamovible, mientras ahora se inicia un debate sobre el proyecto, cuando ya existe uno, del 2018, y que suscitaba un amplio consenso entre los vecinos, comerciantes y afectados, un debate que lo que va a conseguir es retardar un poco más que esa pesada losa desaparezca.

Los vecinos de Sant Andreu siguen sufriendo las consecuencias de la implantación de forma autoritaria del sistema de recogida de residuos el Puerta a puerta, mientras Colau y PSC siguen haciendo oídos sordos a sus quejas y reclamaciones después de un año. Vecinos como los del llamado Triángulo Golfo de Poblenou siguen sin poder conciliar el sueño a causa de los incesantes botellones, consecuencia de la inacción de Colau y el PSC para evitarlos.

Los vecinos del distrito de Gracia siguen viendo como aumentan las okupaciones y los asentamientos irregulares, que además son un foco de incivismo y de plagas de ratas. Los vecinos del Eixample están viendo como a pesar de su oposición y de que nadie lo haya pedido, el proyecto de superilla, o mejor dicho superguetto, avanza y se impone, perjudicando gravemente a vecinos y comerciantes. Los vecinos de la parte alta de la ciudad siguen viendo como cada vez su aislamiento del resto de la ciudad es más preocupante, por culpa de Colau y PSC, incapaces de conectar estos barrios con el resto de la ciudad, habilitando más transporte público, en mejores condiciones y con más frecuencia. Y podríamos continuar nombrando muchos más ejemplos.

Seguramente todos estos puntos y muchos otros, formarán parte del programa electoral de los socialistas de las elecciones municipales en Barcelona del año que viene. Pero no podemos olvidar que los socialistas gobiernan esta ciudad, con sus acciones apuntalan el colauismo y son igualmente responsables y cómplices de lo que sucede en la ciudad.

Con independencia de quien sea el candidato socialista, de lo que no hay duda, es que una vez más desplegarán ese arte, el del engaño, el del doble discurso y el de la doble moral. Si hace falta, sus votos, vuestros votos, servirán para aupar de nuevo el colauismo en Barcelona, y más ahora que Colau ya ha vuelto a anunciar oficialmente que será candidata a la alcaldía por tercera vez, a pesar de que en su día dijo que nunca daría el salto a la política activa e institucional.

Hace pocos días, nuestro grupo municipal de Ciutadans en el Ayuntamiento de Barcelona presentamos nuestro proyecto y el trabajo realizado durante estos tres años de mandato. Un proyecto que está basado en el compromiso con todos los ciudadanos de Barcelona, transversal, pensado por y para la ciudad, que pretende dar servicio, y no venir a servirse. Un proyecto que puede gustar más o menos, pero no engaña, ni tiene doble discurso. Nosotros ya lo hemos demostrado, nuestros votos no servirán para apuntalar el colauismo en nuestra ciudad por cuatro años más. Por ello, somos el único grupo del actual consistorio que no hemos avalado sus nefastas políticas. Por tanto, nuestras palabras y nuestros actos van en la misma dirección.