Como un reloj. Así funciona el engranaje de Ciudadanos desde que los poderes fácticos españoles optasen por esta opción política ante el avance de Podemos. Los resultados de las últimas elecciones catalanas confirman los deseos que el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, verbalizó en un acto que tuvo lugar en Valencia en el año 2014. Aquello de crear un Podemos de derechas. Unas declaraciones que hizo acompañado de la entonces presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol, quien por cierto dejó su puesto de consejera en Indra con un finiquito de doce millones de euros. La misma que afirmó, sin ambages, que prefiere no contratar a mujeres embarazadas.

Pero, volviendo al partido naranja, la victoria de Inés Arrimadas puede resultar un tanto pírrica. Eso sí, mientras tanto, hay que mantener activos a los seguidores. Así, asociaciones próximas a Ciudadanos imaginan una nueva autonomía llamada Tabarnia, formada por las comarcas no independentistas de la capital catalana y otras tantas de Tarragona. Entre los palmeros de tan brillante idea se encuentran seguidores de Societat Civil Catalana, una organización cuya vicepresidencia corre a cargo de Miriam Tey, cuñada de Jorge Moragas, exdirector de Gabinete del presidente Mariano Rajoy y ahora embajador español ante la ONU en Nueva York. El destino le reportará un sueldo de 200.000 euros (vivienda y otros gastos aparte).

Las relaciones entre ambas formaciones políticas son de lo más promiscuas. Así, el propio Albert Rivera estuvo afiliado a las  Nuevas Generaciones del PP entre los años 2002 y 2006. Juan Carlos Girauta también formó parte de las listas del PP por Girona en diferentes comicios. Un Girauta que contó con Jordi Cañas como asesor mientras se le investigaba por participar en un entramado societario que habría defraudado más de 400.000 euros. Finalmente fue exculpado. Y no olvidemos a la alcaldable del partido naranja por Barcelona: Carina Mejías, diputada popular hasta el 2010.

Conviene recordar también los cortafuegos que ha practicado el partido para expulsar a seguidores de Falange y otras formaciones de extrema derecha. Unas informaciones que curiosamente no suelen aparecer en muchos medios. En relación a estos posibles infiltrados, recomiendo a los ácidos asesores de Ciudadanos que relean a Anthony Burgess o revisen la película de Stanley Kubrick. Ambas plantean el siguiente dilema: ¿es mejor ser malo por voluntad o bueno por obligación?

Inés Arrimadas, pues, tendrá que emplearse a fondo para gestionar una victoria que puede ser más amarga de lo que se pensaba tras el recuento electoral. Sobre todo, si su formación no consigue presidir la Mesa del Parlament. El engranaje del reloj naranja necesitará más precisión de cara a las próximas contiendas electorales. Alentar ocurrencias como lo de Tabarnia puede tornarse un boomerang de resultados imprevisibles. Más aún cuando la líder de la oposición en Catalunya tiene sus orígenes en Cádiz. O, para ser más exactos, en Jerez. En Jerez…¡de la Frontera!