Esta semana la alcaldesa Colau accionó la alarma de la emergencia climática en Barcelona, y nos avisa de que esto no es un simulacro… La cosa va en serio, el nivel del mar se eleva hasta los pies de la estatua de Colón, ¡el apocalipsis ha llegado!

Frente a tal declaración de emergencia, las ocurrencias de la alcaldesa pasan por eliminar los vuelos de menos de 1.000 kilómetros por hora de distancia o el puente aéreo de Barcelona-Madrid, siempre que tengan una alternativa ferroviaria como la del AVE, rechazar la tercera pista, o reducir las terminales de cruceros y embarcaciones del puerto.

Es cuanto menos curioso que Colau se convierta en el lobby defensor de infraestructuras como el AVE cuando por todos es conocido el rechazo desde las filas podemitas a las inversiones del Estado en nuevas rutas del AVE en España, llegando a criticar que los usuarios de este medio de transporte son las élites y clases altas.

Quizás si seguimos la pista en el documento presentado por el gobierno municipal, en el apartado en el que propone evaluar la "capacidad de carga turística" de la ciudad y promover un turismo sostenible, tengamos respuesta a estas ocurrencias de Colau, que más allá de ofrecer soluciones reales son un anuncio propagandístico que una vez más pone en el punto de mira al turismo que viene a la ciudad.

No caigamos en la demagogia del “ecoterror”, convirtiendo Barcelona en un “Estado de miedo” siguiendo la descripción de la novela de Michael Crichton, quitemos dramatismo. Es necesario proponer medidas, pero no provocar confusión con propuestas que el Ayuntamiento ni tan siquiera tiene competencias.   

Le pedimos a Colau que se preocupe más en la ampliación y mejora de la red de transporte público, primordial para ofrecer a todos los ciudadanos una alternativa cómoda y eficaz al vehículo privado. Es necesario expandir las líneas de metro con la finalización de la L9 y L10, mejorar la frecuencia de paso y ampliar la flota de autobuses de alta capacidad como la D30 por la Diagonal, además de ampliar los aparcamientos disuasorios en las entradas de la ciudad.

Pero también se ha de promover la renovación de la flota de vehículos, no se ha de señalar al coche como el enemigo a erradicar de las calles, sino que se ha de incentivar la transición al vehículo eléctrico. Y es necesario hacerlo sin dejarse a nadie en el camino, pensando en aquellas familias con ingresos bajos y dificultades para realizar a corto plazo un cambio de vehículo.

Por ello desde el Partido Popular hemos manifestado nuestro compromiso con el desarrollo sostenible, la mejora del medio ambiente y de la calidad del aire, pero siempre desde el rigor científico y sin apriorismos ideológicos, ya que a veces se aborda la temática de forma improvisada y con cierto alarmismo, cuando no podemos negar que gracias a las innovaciones tecnológicas cada vez estamos mejor, se debe continuar trabajando y no bajar la guardia.

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Oscar Ramírez es Concejal Portavoz del Partido Popular en Ayuntamiento de Barcelona. Presidente del PP en Barcelona y "Barcelonés defensor de la libertad".