En el año 2007 se estrenó en Barcelona la película Ghost Rider: El motorista fantasma. Nicolas Cage protagonizaba el papel de Ghost Rider, un motorista nacido como Johnny Blaze quien hace un trato con el diablo para salvar a su padre de morir de cáncer.

El diablo salva al padre de Johnny de fallecer por cáncer, pero le provoca la muerte cuando conducía su motocicleta al impactar contra un bloque de hormigón situado en la calzada de una ciudad norteamericana. Así engaña a Johnny, a quien transforma en un cazador de almas condenadas: El motorista fantasma. 

Si la película se hubiese desarrollado en Barcelona en vez de haber transcurrido en Estados Unidos, se habría basado en hechos reales, como los que motivan esta carta abierta mezclando realidad con ficción. La película, como la realidad que nos ocupa, se podría desarrollar en cuatro actos, como lo hacia el teatro pre-moderno.

El primer acto se iniciaría como la realidad, con la alcaldesa de Barcelona llenando de peligrosísimos bloques de hormigón las calzadas por la que circulan los vehículos en las calles de la ciudad.

El segundo acto se iniciaría con la interposición de una denuncia ante la Fiscalía Provincial de Barcelona por parte de un grupo de ciudadanos preocupados por el impacto negativo para la seguridad vial de los usuarios vulnerables, en particular ciclistas y motoristas, de los bloques de hormigón ubicados en la calzada de la calle Consell de Cent. En realidad, el acto se llevó a cabo el 10 de agosto de 2020.

Seguiría, este segundo acto, con la apertura de Diligencias de Investigación número 713/2020 por parte de la Fiscal Delegada de Seguridad Vial, que finalmente sería archivada. En realidad, este hecho acaeció el pasado 15 de noviembre de 2020 al tener en cuenta dicha Fiscalía los Informes, de parte, evacuados por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona, y haciendo caso omiso del Informe de Auditoría Urbana de Seguridad vial. Este documento fue elaborado por el autor de esta carta abierta y Auditor Principal de Seguridad Vial por la UE, y fue adjuntado a la denuncia presentada por la ciudadanía de Barcelona.

El tercer acto se podría iniciar con el fallecimiento de un usuario vulnerable por impacto contra uno de estos peligrosísimos bloques de hormigón. Por desgracia, este hecho ocurrió el pasado 17 de diciembre, cuando por un accidente de tráfico en la intersección de la calle Balmes con la Gran Via de les Corts Catalanes un motorista falleció al impactar con un bloque de hormigón tipo New Jersey. El fallecido era Martí Estela, un joven deportista de 28 años que era jugador profesional de waterpolo del CN Barcelona.

La alcaldesa de Barcelona, en la película, tendría un papel destacado de actriz principal dentro del batallón de almas condenadas por su desmesurada afición a llenar las calzadas de las calles de la ciudad con peligrosísimos bloques de hormigón. También por su obstinación en no retirarlos a pesar del rechazo de la opinión pública barcelonesa.

La Fiscal Delegada de Seguridad Vial de la Fiscalía Provincial de Barcelona, tendría un papel secundario en el batallón de almas condenadas por su presunta apatía a la hora de instruir Diligencias. Solo tuvo en cuenta informes de parte, emitidos parcialmente por integrantes de la entidad denunciada y obvió los informes imparciales emitidos por Auditores de la Unión Europea.

En el cuarto acto de la ficción El motorista fantasma, no tendría más remedio que ejercer su papel de cazador de almas condenadas y aplicar justicia con las dos actrices citadas, llevándolas al infierno para purgar sus pecados y evitar la repetición de los mismos.

Los fantasmas no existen, y menos El motorista fantasma, por lo que todas las actrices pueden estar tranquilas. Pero, ¿y si tienen razón los gallegos cuando dicen eu non creo nas meigas, mais habelas hainas? En este caso, yo no repetiría los errores manifiestos del pasado. Por si acaso.

Solo nos queda llorar por la pérdida de una vida humana y rezar para que no se produzcan más fallecimientos por los dichosos bloques de hormigón, ya que desgraciadamente muchas veces en la vida real, como ocurre en la ficción, las actrices no dan su brazo a torcer. A la familia de Martí Estela, mandarles mi más sentido pésame y ponerme a su disposición, de forma desinteresada y altruista, por si necesitan mis servicios durante las acciones legales que pudieran emprender. Y a las actrices, recordarles la frase con que acaba la película: Mi nombre es Johnny Blaze y soy el vengador fantasma.