La bolsa de Nueva York vivió un lunes negro provocando un efecto contagio en Europa y Asia.

Entre las causas que explican este estornudo , están las posibilidades de inflación, la pérdida de confianza,  las políticas proteccionistas del presidente de Estados Unidos, el Sr. Donald Trump, la previsión de subida de tipos de interés más rápido de lo que inicialmente se esperaba, el incremento de beneficios de las empresas, el aumento de salarios, y el riesgo a una escalada de precios.

Aunque los que realmente mueven los hilos de la bolsa no son la política ni la incertidumbre: son los algoritmos. Éstos son capaces de escuchar, analizar y entender gran cantidad de información y pueden, automáticamente, responder a eventos del mercado en tiempo real.

Cerca de tres cuartas partes de los intercambios en la Bolsa de Valores de Nueva York y Nasdaq, la segunda bolsa de valores electrónica y  automatizada más grande de Estados Unidos, son hechos por algoritmos. Y ese trading hecho por robots está afectando profundamente al mundo de las inversiones, desde fondos de cobertura internacionales hasta individuos que ahorran.

Los especialistas introducen una serie de ordenes en el ordenador para que los algoritmos analicen de manera instantánea cuándo es el mejor momento para comprar o vender. Y eso fue lo que ocurrió la semana pasada cuando EE.UU. publicó un dato que revelaba que se crearía más empleo de lo esperado; los algoritmos detrás de la bolsa de Wall Street estaban preparados para vender cuando se activara ese dato.

El índice Dow Jones de Industriales cerró la sesión del lunes en 24,345.75 puntos, un 4,6% menos que el día anterior. La segunda jornada consecutiva en rojo y la mayor caída desde 2011. Se trató también de la peor caída en puntos en un solo día en la historia de Wall Street: 1.175.

La tendencia fue replicada este martes por las bolsas asiáticas, con el índice Nikkei cayendo 4,7% en Japón y el Hang Seng de Hong Kong un 4,9%, mientras que el ASX de Australia cerró con una pérdida de 3,3%. Las bolsas europeas, por su parte, abrieron con una pérdida de hasta un 3% en Londres, París y Frankfurt

Las ventajas, dicen los analistas, es que se evitan fallos que muchas veces tienen que ver con las emociones humanas, como la esperanza —muchas veces infundada— de que cierto mercado va a remontar, aunque los indicadores señalen lo contrario.

Los humanos no podemos competir con la rapidez de los ordenadores. En apenas unos segundos, una máquina es capaz de realizar muchas más operaciones. Y esa velocidad es vital en la bolsa.

Eso, a su vez, ahorra gastos de personal. Por eso la tendencia es delegar, cada vez en mayor medida, las operaciones bursátiles a modelos informáticos en lugar de a personas. Si dejamos que un sistema automático dé las órdenes de entrada y salida, evita que el trader tome las decisiones en vivo.

Las personas tendemos a evaluar una situación sin ser objetivos. Podemos pensar lo típico, “esta vez es diferente”, cuanto todo vuelve a suceder nuevamente.

El SOR (Smart Order Router en ingles, Envío Inteligente de Órdenes) está aquí para quedarse.