Semáforo que causa problemas a los conductores de bus en Barcelona / RP

Semáforo que causa problemas a los conductores de bus en Barcelona / RP

Movilidad

Los semáforos malditos de Barcelona

Algunos semáforos del centro duran sólo unos segundos y no permiten pasar a los autobuses, generando atascos y situaciones de peligro

25 diciembre, 2020 00:06

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Los conductores de autobús de Barcelona tienen un nuevo enemigo contra el que luchar: los llamados semáforos malditos, cruces donde la espera para cruzar en transporte público puede eternizarse y que ha creado problemas a los trabajadores de TMB. Sus consecuencias son muchas y muy diversas, ya que en ocasiones los buses se han de quedar cortando el tráfico, no recogen a tiempo su pasaje o pulverizan la planificación de los gestores del transporte público. En ocasiones, también pueden provocar accidentes por la premura al cruzar.

No es un problema menor: TMB ha apelado ya a los responsables de tráfico del Ayuntamiento de Barcelona para que sincronicen mejor los semáforos y, además, que alargue en ocasiones el tiempo de duración de la luz verde para los autobuses. El tema está sobre la mesa y se estudian soluciones con que atacarlo.

LOS TRES PEORES PUNTOS          

Los semáforos que temen todos los conductores son especialmente tres: los de Diagonal con calle Aribau, Diagonal con calle Muntaner y Avenida Sarrià con Gran Via de Carles III. “Se trata de carriles que también son ocupados por taxis. La duración de la luz verde para pasar por el carril habilitado es de apenas unos segundos, por lo que si tienes algún taxi delante no da tiempo a cruzar”, explica uno de los conductores a Metrópoli Abierta.

Un bus de TMB, sin tiempo para pasar debido a la corta duración del semáforo prioritario / RP

Un bus de TMB, sin tiempo para pasar debido a la corta duración del semáforo prioritario / RP


Saturnino Mercader, el histórico representante de la CGT en el comité de empresa de TMB, corrobora la preocupación de parte de la plantilla con los semáforos malditos. “Están mal sincronizados y eso impide que los autobuses puedan pasar a tiempo. En ocasiones, los vehículos se quedan atravesados en el cruce o incluso tienen que pasar los semáforos en rojo”, subraya Mercader.

LA MULTA, PARA EL CONDUCTOR

También desde UGT se critica esta situación. “En Barcelona ha habido una reducción de carriles y eso también hace que el tráfico vaya mucho más denso. Además, esos semáforos están sincronizados con las cámaras, por lo que cuando la parte trasera del autobús pasa el paso de peatones, si el semáforo está en rojo, dispara la foto y ponen la sanción. Lo malo es que la multa la pagan los conductores, ya que la empresa se desentiende de todo y Tráfico echa mano de los horarios de TMB y remite directamente la multa a casa del conductor que ese día estaba de servicio en el lugar”, acusan desde el sindicato ugetista.

El poco tiempo que tarda el semáforo en cambiar de verde a rojo trae desquiciados a los trabajadores de la empresa pública. “Ya hemos pedido en varias ocasiones a la compañía que arregle el tema y que las multas sean asumidas por TMB, pero como quien oye llover”, destacan desde la UGT. Desde la CGT también reconocen que eso es un problema que ya se ha planteado a la empresa, pero aún no hay una respuesta.

UNA MAYOR MASIFICACIÓN

Mercader explica que hay más problemas añadidos. Uno de ellos es el del peligro que pueda suponer el tener que terminar de pasar con el semáforo en rojo, ya que está verde para los vehículos que circulan en ángulo recto y aumenta el riesgo de colisión. Pero, además, “los conductores tienen un horario que cumplir. Y si no sales a tu hora, hay problemas de coordinación. Con la red ortogonal, estamos trabajando con frecuencias muy cortas, de cuatro o seis minutos. Y en esos semáforos se da la circunstancia de que en ocasiones el siguiente autobús ya te ha alcanzado”.

Por si fuera poco, el problema es que el autobús que precede es el que se lleva la mayor parte del pasaje. Y al haber mayor tiempo de espera en las paradas después de esos semáforos, se provoca una mayor masificación dentro de los vehículos, situación especialmente negativa por la pandemia que vivimos. “En realidad, estás llevando pasaje que no te tocaría llevar si las cosas estuviesen bien planificadas”, señala Mercader.

Semáforo abierto para vehículos privados y cerrado para el carril bus y taxi / RP

Semáforo abierto para vehículos privados y cerrado para el carril bus y taxi / RP


Una de las soluciones que se han barajado para rebajar esta problemática sería la de establecer el carril sólo para los autobuses en determinados puntos negros, una teoría que comienza a tomar cuerpo. Se trataría de blindar los carriles para que sólo los autobuses pudiesen utilizarlos. Con la ausencia de taxis, el transporte público colectivo podría tener un respiro, pero esa sola solución podría no ser suficiente: el alargamiento de las frecuencias de los semáforos y las restricciones a la circulación por el carril bus en esas zonas podrían ser la solución final a un problema que los conductores afectados sufren día tras día.