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Los colombianos de BCN, sin voz y quedan fuera del Mundial

Aún con tres penaltis a favor, la selección cafetera queda eliminada de la competición

3 julio, 2018 23:07

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Entre la Estació de França, el Parc de la Ciutadella y la avenida de Marquès de l´Argentera, esta noche se encuentra el triángulo colombiano en Barcelona concentrados en tres bares: Diobar, un sótano fiestero que duerme bajo un restaurante griego, el restaurante de la misma estación de tren y Córner, un pub de cócteles con terraza cool.

Los tres lugares abarrotados por los aficionados de la selección colombiana para ver a su equipo jugar contra Inglaterra. Se han juegan pasar a cuartos de final del Mundial de Rusia. En Diobar, no cabe un alfiler: asisten colombianos bien uniformados, con camisa y pantalones ‘chinos’ y otros, más desaliñados con su camiseta amarilla. ‘Baja un platico’ se pasan de boca en boca, de unos a otros y es que, las las bravas y los combinados de pitas y falafel protagonizan las mesas del sótano. Los camareros, que no dan a basto, y la propia gente, suben a la barra del griego y se bajan sus platicos combinados. Al fondo, el escenario, con un saxo, tres timbales y unas maracas que animas las situaciones más tensas del partido.

Una falta de a favor de Inglaterra y las chicas se quitan las banderas colombianas que llevan atadas a su cintura para ponérselas como si de un velo se tratase, encajen los hombros y aspiran el aire fuertemente porque su equipo ha tenido suerte.

Comienzan los ‘encontronazos’ en el terreno de juego con Barrios, el árbitro y algunos jugadores ingleses. El centrocampista pide al colegiado que se revise el VAR y “qué manía nos tiene el árbitro”, gritan algunos aficionados al televisor.

La afición cafetera en la Estació de França / H.F. 

La afición cafetera en la Estació de França / H.F. 


El marcador a 0-0, “Ay, qué lloro”, dice una aficionada entusiasmada y sufridora como la que más y pasa el tiempo añadido con un gol de Harry Kane.

Llega la media parte y el la hora de los pequeños que suben al escenario mientras tocan, de nuevo, el saxo, los timbales y las maracas. La afición se anima: “Vamos, Yerry”. Ellas menean sus caderas y los pechos.

En Corner, corren nuevas rondas de cerveza en la terraza y en el restaurante de la Estació de França, después de sellarles la mano, acceden al interior para la segunda parte. En el lugar caben hasta 300 personas con sillas supletorias más la segunda planta. Todo el espacio es monocolor, amarillo y #unidosporunpaís (estampado en las camisetas). Un auténtico festival gobernado por dos pantallas gigantes. 3,2,1 y apagan las luces para dar comienzo al segundo tiempo. La gente se reubica en sus puestos. Ya han recargado los vasos de tres cuartos de litro de cerveza. Precisamente, es lo único que comparten colombianos e ingleses en este partido de eliminatoria. De hecho, el suelo, no puede estar más pegajoso, sobretodo, para las muchachas que asisten con zapatos de esparto. ‘Su estar’, se hace más pesado. Tanta emoción con alcohol, produce estos efectos en el terreno de los aficionados.

Colombia celebra el gol de Mina / H.F. 

Colombia celebra el gol de Mina / H.F. 


Entre tantos colombianos y parejas mixtas, una veintena de aficionados ingleses se animan. cantar contentos por el gol de la primera parte. Colombia tarda en reaccionar pero se arranca con palmas animando a los suyos y se solapan los cánticos.

Los colombianos confían en Yerry Mina porque ha marcado en el tiempo añadido de la segunda parte y los ingleses aclaman sus faltas a favor diciendo “this is a fact” (es un hecho).

Termina el partido 1-1 y la prórroga costosa, angustiosa. Tanto que se han jugado continuar en el campeonato llegando a los penaltis. Colombia lo ha dado todo y su afición en Barcelona, más. Derroche de energía y voz que han animado al conjunto cafetero a conseguir hasta tres goles de penalti frente a los cuatro goles de Inglaterra, que les ha coronado para continuar a cuartos de final.