El juez descarta la expulsión del portavoz de los manteros

El juicio contra el portavoz de los manteros y otros seis vendedores ambulantes se ha cerrado con una sentencia en la que se condena a cinco de ellos a pagar una multa económica por un delito de propiedad intelectual y se absuelve a los otros dos. El magistrado considera que no se ha podido probar que exista una organización en la que se repartan los papeles, con "una economía común y una mínima dirección por parte de alguno de ellos sobre los demás".

La Fiscalía pedía que se conmutara la pena de prisión por la expulsión del país para el portavoz de los manteros, Lamine Sarr, y otras dos personas más, pero la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona ha rebajado la petición a multas de 120 euros para cuatro vendedores ambulantes y de 240 euros para otro, al que se le aumenta la sanción por reincidente.

MATERIAL FALSIFICADO

La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, concluye que "en ningún caso los elementos analizados que constan como dudosos llevan ni los embalajes ni los envoltorios ni las etiquetas propias de las marcas, ni las zapatillas, que son obligatorias por la normativa". Por este motivo, se considera que los productos eran falsificaciones. En cambio, se descarta que se tratara de una "organización", denuncia sobre la que señala que no se ha podido acreditar documentación suficiente que confirmara este punto.

El portavoz del sindicato de manteros expresó durante el juicio que trabajaba por su cuenta y que solo vendía camisetas cuya marca ya estaba puesta. Lamine Sarr se enfrentaba a una pena de cárcel de 4 años de prisión, que la Fiscalía pedía sustituir por su expulsión de España. 

REDADA EN CASA

Lamine Sarr fue detenido junto al resto de vendedores ambulantes en una vivienda de la calle Calàbria de Barcelona, donde la Polícia encontró productos de top manta como bolsos, zapatillas, camisetas y gafas de sol. El portavoz de los manteros ha negado durante el juicio que se dedicara a vender a otras personas la mercancía y ha explicado que él compraba los artículos -gafas y camisetas- en Badalona.

Uno de los acusados, Maguette S., explicó en el juico que la mercancía que compraban ya llevaba los logotipos incorporados pero que tenían las chapas de logotipos o los vinilos porque a veces se despegaban y los tenían que arreglar.