Jordi Puigneró y Ada Colau en una imagen de archivo / EUROPA PRESS

Jordi Puigneró y Ada Colau en una imagen de archivo / EUROPA PRESS

Movilidad

Colau subleva a los responsables del transporte de Barcelona

Su propuesta de rebajar el billete, cuando lo quería subir hace dos años, provocaría un agujero de casi 200 millones

3 abril, 2022 00:00

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La petición de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de rebajar al 50% el precio de la T-Usual pilló desprevenidos tanto a los suyos como a los rivales. “No tenía nada previsto, fue una propuesta por sorpresa”, admite una fuente municipal a Metrópoli. Pero también fue una propuesta polémica, porque al enfado de sus socios de gobierno, de los representantes de otras Administraciones y de la oposición se suma la de la compañía Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), para quien esa rebaja puede suponer un escollo insalvable.

Para empezar, relata la fuente consultada, “ha hecho una apuesta con dinero que no es suyo. Ha de contar con el de otras administraciones, a las que no consultó su idea. Es muy fácil hacer propuestas para que otros las financien. Pero ahora que ponga ella el dinero que le falta”. El vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, calificó la propuesta de ”electoralista”. “¿Ya tiene el cheque?”, advierten desde Vicepresidencia. Y desde el gobierno central se guardan las distancias, lo mismo que desde el PSC para no añadir más arena al engranaje del pacto municipal.

Un usuario del transporte público pasa un título por una máquina validadora / ATM

Un usuario del transporte público pasa un título por una máquina validadora / ATM

”ES POPULISMO”

Pero la reacción de todos sus rivales es unánime: “Es populismo para quedar bien delante de los suyos”, dice una fuente de la oposición. Ese “quedar bien” tiene su porqué: acababa de anunciar dos eventos que chocan con el ideario de los comunes, por lo que también tiene que servir alguna propuesta ideológica a su parroquia, aunque sea una idea populista. Tras el anuncio de la Copa América de Vela y el del Trofeo Conde de Godó, los comunes necesitaban algo más acorde con su ideario. Y Colau debía hacerse perdonar la foto con la cúpula de la Copa América y con la élite que organiza el Conde de Godó.

Pero, además, hay un problema severo de forma. “Ha metido la pata hasta el punto de que la teniente de alcalde Janet Sanz ha tenido que salir a corregirla públicamente. Eso se debe a la improvisación de la propuesta”, aseguran desde el Ayuntamiento. Porque el otro componente polémico de su idea es el económico. Al día siguiente de su propuesta, Colau pidió por carta a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, financiación para la rebaja de la tarjeta. ¿Por qué no lo consultó antes? “Porque gobierna para ella”, responden sus críticos. No consulta con nadie sus decisiones.

200 MILLONES DE AGUJERO

De ahí que en la empresa metropolitana de transportes (TMB) se haya puesto el grito en el cielo: los socialistas, que hace dos años pelearon para que Colau no subiese el billete, ahora han tenido que pelear para que no cree un agujero económico insalvable en la compañía. Los números son muy sencillos: sin ninguna rebaja del billete, el déficit económico de la empresa puede sobrepasar los 120 millones en los tres próximos meses y en ningún caso bajará de los 90 millones, debido al aumento del precio de la electricidad y los combustibles. Los números que ha hecho la presidenta de la compañía, la socialista Laia Bonet, son alarmantes. “La presidenta decidió que asumiremos nosotros el impacto del aumento de los costes en vez de trasladarlos a los ciudadanos y eso es una losa considerable. En otras palabras, seremos nosotros los que aguantaremos el tirón. Pero si encima rebajamos al 50% la T-Usual, que es la más vendida, habrá un agujero añadido de al menos otros 50 millones de euros”, explica una fuente cercana a la compañía.

La medida de Colau, pues, haría perder a la empresa metropolitana casi 200 millones de euros en un solo trimestre. Y en caja no hay efectivo. ¿De dónde puede sacar el dinero? De ningún sitio: o se lo ponen otros o ya puede dar por perdida su idea.

Obras de la unión del tranvía por la Diagonal / EUROPA PRESS

Obras de la unión del tranvía por la Diagonal / EUROPA PRESS

EL DESPLANTE A TMB

En TMB, la propuesta de la alcaldesa ha sentado mal. En algunos segmentos consideran que ha lanzado un globo sonda populista para hacerse notar y ponen sobre la mesa el último desplante de la alcaldesa: el año pasado, le plantearon que abandonase el proyecto de la conexión del tranvía por Diagonal y estableciese un recorrido de la línea X1 Exprés por la propia Diagonal entre Glòries y plaza Francesc Macià –el bus funciona pero no va por la Diagonal–. Con cuatro paradas, sería un enlace directo y rápido. Además, los buses híbridos de gas serían sustituidos por vehículos de hidrógeno hasta que llegasen los eléctricos. “Encima, serían menos contaminantes que el tranvía”, se queja una fuente conocedora del proyecto. 

La duración del trayecto sería de unos 15 minutos. Pero, además, la intención era ampliar el recorrido desde Diagonal Mar hasta Zona Universitària, con lo que se podría cruzar Barcelona sin apenas contaminar a través de un carril segregado. No habría que abrir la avenida de la Diagonal, poner el centro de Barcelona patas arriba durante años y realizar una monumental inversión de casi 200 millones de euros, si los precios no disparan las materias primas (de hecho, ya han comenzado a encarecerse las compras de materiales y de la catenaria, por ejemplo).

El bus semidirecto de TMB, X1, que cubre la ruta entre Francesc Macià y Glòries / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

El bus semidirecto de TMB, X1, que cubre la ruta entre Francesc Macià y Glòries / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

SIN SEGUIR EL CONSEJO DE TMB

El primer tramo, entre Glòries y Verdaguer, que está ya en ejecución, costará casi más de 100 millones de euros, que serán asumidos por la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), una entidad consorciada entre la Generalitat y entes locales, como el Ayuntamiento de Barcelona y la AMB. En cambio, el presupuesto de la línea segregada de autobús eléctrico hubiese costado sólo 1,5 millones de euros. Colau prefirió apostar por el transporte tranviario, menospreciando los consejos que le llegaban desde TMB.