Evelio Vázquez, junto con Ada Colau / EFE

Evelio Vázquez, junto con Ada Colau / EFE

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Evelio Vázquez, exjefe de la Urbana, se jubila (casi) en silencio

El máximo responsable del cuerpo ha estado ocho años en el cargo con dos alcaldes, Trias y Colau

3 junio, 2020 00:00

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Evelio Vázquez, el jefe de la Guardia Urbana con Xavier Trias y durante el primer mandato de Ada Colau, se jubila y deja el cuerpo policial. Vázquez llegó al cargo a mediados de 2011, cuando Trias fue nombrado alcalde, y dejó la jefatura a mediados del pasado diciembre cuando fue sustituido por Pedro Velázquez, que opositó -en una convocatoria por promoción interna en la que era el único candidato- a intendente mayor pocas semanas antes de ser elegido jefe de la Urbana. Ser intendente mayor es un requisito imprescindible para asumir la jefatura.

Vázquez (Algeciras, 1955) es licenciado en derecho y entró en la Guardia Urbana en 1979. Intendente mayor como funcionario de carrera, antes de ascender a la jefatura del cuerpo trabajó en los distritos de Ciutat VellaEixample y Les Corts, en la unidad de Circulación y en las divisiones de Territorial y de Seguridad. La jubilación de Vázquez estaba prevista desde hacia meses. Sin embargo, la salida se ha saldado casi en silencio, sin un adiós oficial por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Ni una nota de prensa, ni un tuit por parte del perfil corporativo de la policía local. Tampoco Colau se ha acordado de él. Al menos, al cierre de este artículo, estas comunicaciones no se habían producido. Sí se han despedido publicamente, en cambio, Albert Batlle y Jaume Collboni.

"Hoy se jubila el intendente mayor Evelio Vázquez después de 41 años de servicio en la Guardia Urbana, de ellos nueve como jefe. Muchas gracias. Magnífico trabajo hecho", ha escrito Batlle, teniente de alcaldía del área de Seguridad y Prevención desde el verano pasado y bajo cuya dirección política se ha producido el relevo en el cuerpo policial. "Despedimos al intendente mayor, Evelio Vázquez, servidor público del Ayuntamiento que se jubila tras 41 años sirviendo a Barcelona. La Guardia Urbana y la ciudad han podido disponer de su capacidad de trabajo y profesionalidad", ha subrayado Collboni.

CON TRIAS

Vázquez llegó a la jefatura de la Guardia Urbana con Trias. Antes de que acabara el mandato de Jordi Hereu, Trias ya había manifestado que si era alcalde lo primero que haría sería cambiar al máximo responsable de la policía local. Así, cuando llegó a la plaza de Sant Jaume, cesó a Xavier Vilaró y nombró a Vázquez. Vilaró, muy próximo al PSC, fue jefe de la Guardia Urbana durante siete años, con Joan Clos y Hereu.

En junio 2008, siendo jefe de la Guàrdia Urbana, Vilaró protagonizó una agria polémica con los Mossos d'Esquadra. El policía aseguró que la noche del 29 de junio de 2008 recibió el impacto de una bola de goma disparada por los mossos en la plaza de Espanya -durante los actos de celebración por la victoria de España en la Eurocopa de fútbol de 2008- que obligó a extirparle el bazo. El caso suscitó una enorme polvoreda política. Algunos medios le acusaron de mentir y de no estar allí, algo que quedó demostrado que era falso. Vilaró se querelló contra dos medios, pero en 2011 retiró la denuncia y la querella se archivó a cambio de que los periodistas admitiesen su error.

ENFRENTAMIENTO CON LOS MOSSOS

El caso Vilaró también tensó las relaciones entre los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana, especialmente a nivel político entre el secretario de Seguridad de la Generalitat, Joan Delort, y la regidora de Seguridad en el Ayuntamiento, Assumpta Escarp, muy próxima a Vilaró. En 2011, con la llegada de Trias a la alcaldía, Delort se convirtió en el gerente de Prevención, Seguridad y Movilidad del consistorio. Trias ya había tomado la decisión de destituir a Vilaró, pero la llegada de Delort a la Casa Gran lo acabó de convencer. Fuentes cercanas a Vilaró opinan que el cese se produjo "por desconfianza política".

Vázquez se mantuvo en el cargo con la llegada de Colau a la alcaldía de 2015 pese a los rumores de que sería fulminado de inmediato. Sin embargo, las dificultades de los comunes de encontrar a un policía de su confianza facilitó que Vázquez se quedara como intendente jefe. También ayudó el nombramiento de Amadeu Recasens, un teórico policial, como comisionado de Seguridad, y la intención del nuevo gobierno de evitar escenificar una ruptura con la policía local barcelonesa tras años en los que Colau y Jaume Asens (teniente de alcaldía durante el pasado mandato) no habían cesado de criticar y menospreciar a la Guardia Urbana. El detonante fue el caso 4F

Jaume Asens junto a la alcaldesa Ada Colau / Archivo

Jaume Asens junto a la alcaldesa Ada Colau / Archivo


Jaume Asens junto a la alcaldesa Ada Colau / Archivo

MANIATADO

Eso sí, Colau maniató de pies y manos a Vázquez. La alcaldesa eliminó la concejalía de Seguridad y la Guardia Urbana pasó a depender directamente de alcaldía. Durante el pasado mandato, el distanciamiento entre la plantilla, unos 3.000 agentes, y Colau fue total. Y se hizo evidente, por ejemplo, en la tolerancia de Barcelona en Comú con el top manta. Con el pacto de gobierno entre PSC y los comunes, la policía ha pasado a depender políticamente de los socialistas. 

Desde el sindicato UGT, el agente José Casas valora la gestión de Vázquez muy positivamente. "Heredó la Guardia Urbana de Vilaró, que ya trabajaba bien. Impulsó el uso de PDA entre los agentes y la presencia de ordenadores en los coches para consultar datos. Con estas medidas, se redujo el trabajo administrativo y aumentó el número de efectivos policiales en la calle". "Cuando detectaba un problema, siempre tenía un plan", añade. Vázquez, por ejemplo, fue el creador de la unidad de investigación. "Esta unidad empezó con la venta ambulante y más adelante se ha ocupado de los narcopisos", detalla Casas. Vázquez vio, además, la necesidad de crear una unidad de playas ante el aumento de turistas e impulsó, cuando era subjefe, las unidades nocturnas para centralizar los efectivos durante las noches.

"Su gestión ha sido eficiente y eficaz. Sin prisa pero sin pausa, él ha ido haciendo. Ha empoderado la imagen de la Guardia Urbana", dice Casas. Asegura que modernizó la imagen pública de la policía local, con los uniformes, y destaca el esfuerzo que cada año hacía por pasar por todas las unidades del cuerpo para saludar y hablar con los agentes. "Siempre que nos veía, nos decía lo mismo. Hay que llevar siempre las luces encendidas. Las luces azules pueden ser la luz de la esperanza para alguna persona", recuerda Casas.

Una visión muy distinta tiene el sindicato CSIF. Según el agente y secretario de Organización, Eugenio Zambrano, si por algo se ha caracterizado la gestión de Vázquez es por ser "muy conservadora" y "supeditada a la clase política". El sindicato sostiene que Vázquez no fue "un verdadero jefe que defendiera el cuerpo de la policía de manera independiente frente a aquellos deseos políticos que a veces entraban en contradicción con el ordenamiento jurídico, que es al que se debe la policía". Zambrano califica a Vázquez como "una persona sin principios, y si los tenía, los cambiaba, como Groucho Marx, para satisfacer a la clase política".

"LA PEOR GESTIÓN"

CSIF considera que en estos nueve años de Vázquez al mando de la policía local "no se ha avanzado nada" ni el cuerpo se ha modernizado. "Con él se ha tenido una pérdida de recursos humanos importante", subraya Zambrano, que también se muestra muy crítico con la escasez de recursos materiales de estos años. Recuerda que en la Guardia Urbana faltan armas largas, pistolas Taser y cámaras unipersonales para todos los agentes. "Hemos tenido un retroceso en el modelo policial. La Guardia Urbana parecía más la figura del alguacil que la de una policía moderna. No hizo frente a los desafíos que la ciudad necesitaba. Recordamos sus años de gestión con una gran tristeza. Ha sido la etapa peor gestionada de la Guardia Urbana".

Desde el sindicato SAPOL, el portavoz y agente Jordi Rodríguez Lima dice que conoció a Vázquez cuando era cabo de la sección de grúas, donde aprovechó para sacarse la carrera y opositar a intendente. "Cuando llegó a jefe, no lo hizo nada bien. Era demasiado distante con las problemáticas de la plantilla y se centraba en gestionar más la imagen que las necesidades del cuerpo. El anterior jefe había puesto el listón muy alto. En un par de años hizo un cambio a mejor y hasta que se vio afectado por un grave problema personal, realizó una buena gestión de la Prefectura", explica.