Ada Colau, alcaldesa de Barcelona / EFE QUIQUE GARCÍA

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona / EFE QUIQUE GARCÍA

Información municipal

Colau, aislada: la cruenta guerra interna entre sus hombres de confianza

Acusan a su jefe de gabinete de desconectarla de la realidad y aislarla socialmente

1 abril, 2018 20:55

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El equipo más cercano a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, vive fuertes tensiones desde hace varios meses debido a la estrategia de comunicación que se lleva a cabo y que algunos consideran que perjudica gravemente la imagen de Colau. Fuentes de este entorno admiten a Metrópoli Abierta la pugna abierta en el mismo: “Hay momentos en que la alcaldesa aparece como aislada de los ciudadanos y de la realidad, lo que será su principal handicap de cara a afrontar las elecciones municipales del año que viene”, indica una persona que forma parte del círculo más íntimo de Colau desde hace muchos años. 

La alcaldesa, según estas fuentes, “está, en realidad, entre los dos bandos: por un lado, ha de hacer caso a sus hombres de confianza de hace años, como Gerardo Pisarello y Jaume Asens, con los cuales existe mucha sintonía y con los que ha pasado por muchas situaciones. Pero por otro lado, está en manos de otro sector que controla de cerca su jefe de gabinete, Manu Simarro. Entre estos dos sectores ya hay una pugna abierta, no es ningún secreto, pero las consecuencias de esa pugna ya se dejan ver en ocasiones y afectan negativamente a Colau”. 

A Simarro le echan en cara que ha provocado que la alcaldesa esté cada día más aislada y alejada de la realidad. “¡Es que incluso no dejan que se le acerquen ciudadanos físicamente!”, critica la fuente consultada. Pero lo malo es que esa situación la ha convertido en una figura asimilada a un ave en una jaula de oro, a la que llegan informaciones sesgadas de sólo un pequeño círculo o canalizadas desde determinados sectores. “Le faltan datos para entender el alcance de algunas situaciones y poder tomar una determinación acertada”. 

CLAMOROSOS FALLOS 

Todo ello ha dado como consecuencia “clamorosos fallos” en la política de comunicación de Ada Colau, que haga que se proyecten determinadas actitudes pero que se silencien otras que son claves para poder atraerse a los que podrían ser sus votantes tradicionales. “Por ejemplo, asistió a la última manifestación de la Diada y su foto salió como portada en todos los medios. Esa imagen la ubicaba en un alineamiento con el frente independentista, aunque ella estaba ahí por coherencia, porque tenía que estar y no porque reclamaba un referéndum unilateral. Pero luego, también estuvo en otras manifestaciones populares, como en la concentración de los ‘pingüinos’ de la plaza de Sant Jaume; sin embargo, esa imagen no salió en ningún lugar, y eso que estuvo durante todo el rato que duró la concentración”. 

Se refieren las fuentes a la concentración de 5.500 personas que hubo en la plaza de Sant Jaume el pasado 7 de octubre, convocada por la plataforma Hablemos/Parlem, con los manifestantes vestidos de blanco, en la que se reclamaba diálogo después de los hechos vividos el 1 de octubre. “De la misma manera que tenía que estar en la Diada para protestar contra el Gobierno central y su estrategia, también estuvo luego para reclamar diálogo y negociación, pero este posicionamiento pasó desapercibido para todos. Eso es un grave fallo de comunicación. Su personación en este acto le hubiese reconciliado con muchos de sus votantes que se sintieron molestos por haber asistido a la mani de la Diada”, critican las fuentes. 

No es el único fallo, ya que advierten que, como ése, ha habido muchos. Afirman las fuentes que incluso Adrià Alemany, el marido de Colau y que vela por su imagen desde el partido, está dolido con la “errática” estrategia de comunicación que está en manos de Manu Simarro. “Adrià se entera de algunas cosas cuando ya están hechas y no hay remedio. Y ha habido algunos reproches internos por ese motivo”, aseguran desde el entorno de la alcaldesa. 

OPERACIÓN: RECORTAR PODER A SIMARRO 

En realidad, lo que se dirime en el fondo de esta batalla es la cuota de poder de cada cual. Por un lado, está Simarro; por el otro, PisarelloAsens y Alemany. De momento, según otra fuente, Simarro va llevando las de perder y le han acotado algunas áreas de su negociado. “La cosa llega al extremo de que en ocasiones, si le propones un tema, luego te pide que sólo lo hables con él y con nadie más. A veces incluso llega a personalizar ese veto, reclamando que no lo hables con fulano o con mengano”, afirma otra fuente. Esta tirantez entre los sectores que envuelven a Colau se nota incluso en las relaciones con los demás grupos municipales. 

Desde posicionamientos cercados a Alemany, se critica el trabajo del jefe de gabinete de Colau porque “está equivocado y perjudica la imagen de la alcaldesa. Simarro podrá saber mucho de periodismo, pero poco de comunicación”, enfatizan recordando su vinculación con La Directa, el medio de comunicación radical del que procede. Lo cierto es que los tenientes de alcalde han logrado, de momento, minar el poder omnímodo que desde un primer momento controló el jefe de gabinete y comienzan a apreciarse graves grietas en los círculos de confianza de la alcaldesa. El tema ya no se limita a una simple disparidad de criterios: ya es una guerra interna que puede llegar a ser muy cruenta.