El concejal de Seguridad, Albert Batlle / AY. DE BCN

El concejal de Seguridad, Albert Batlle / AY. DE BCN

Información municipal

El Ayuntamiento catapulta a Albert Batlle

El responsable de Seguridad quiere exportar el modelo Barcelona a la política catalana

14 agosto, 2020 00:00

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El quinto teniente de alcalde y responsable de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, se queda de alcalde accidental en esta semana del 15 al 22 de agosto. Las dos anteriores semanas, pasaron por esa misma situación Jaume Collboni y Laia Bonet. El socialismo, pues, es quien está de guardia durante el mes de agosto.

Batlle, no obstante, podría tener los días contados como dirigente del consistorio si fructifica una operación política de alto alcance: se trata de la recomposición del centro catalanista en Cataluña. El teniente de alcalde militó durante décadas en el PSC, pero hace tres años fue uno de los primeros militantes de Units per Avançar (UxA), la fuerza democristiana que trata de recoger la herencia de Unió Democràtica de Catalunya (UDC).  En las últimas elecciones autonómicas y municipales, UxA, que lidera el exconsejero y exlíder de Unió Ramon Espadaler, se presentó en coalición con el PSC, por lo que, paradojas de la vida, Albert Batlle volvió al consistorio (donde ya había ejercido de concejal socialista) pero como representante democristiano.

PIEZA CLAVE

En esa operación política, Albert Batlle sería la pieza clave que UxA aportaría a la recomposición del centro catalanista no independentista. “Se trata de crear una alternativa ilusionante, captar a la gente que ha vivido los últimos 8 años como independentistas accidentales porque estaban decepcionados con España. Es cierto que los recortes al Estatut y las vacilaciones de Mariano Rajoy nos condujeron a un desastre. Pero la perspectiva de tener a un presidente como Carles Puigdemont nos tendría que preocupar mucho”, explican fuentes democristianas a Metrópoli Abierta.

La gestión de Batlle en el Ayuntamiento de Barcelona ha sido clave a la hora de poner sobre la mesa un hombre de consenso para el proyecto catalanista. Su labor al frente de la seguridad ha actuado de bálsamo sobre los ánimos soliviantados de los vecinos. La inseguridad ciudadana ha caído. Si el año pasado el 29% de los barceloneses tenía a la inseguridad como su principal problema, en la última encuesta de victimización ese porcentaje ha caído al 17%.

LA RECETA DE LA SEGURIDAD

A finales del año pasado, se produjo un punto de inflexión en el tema de la seguridad. Batlle echó mano de las recetas tradicionales: mayor presencia policial (en realidad, también aumentó la presencia de Mossos, además de los urbanos), una mayor y mejor relación con otros cuerpos (Mossos, CNP y Guardia Civil, que tienen competencias en temas como crimen organizado) y la aplicación de una seguridad integrada en políticas sociales. Esa receta permitió atacar la delincuencia no sólo policialmente, sino atajarla a través de las causas que la provocan. La solución a los problemas de convivencia se traduce, así, en una mejora de la seguridad y por eso los ratios han mejorado.

Carles Puigdemont es un perfil de político antagonista al que representa Batlle / EFE

Carles Puigdemont es un perfil de político antagonista al que representa Batlle / EFE


En estos momentos, se estudian fórmulas específicas para zonas conflictivas como el Raval, donde hace falta una actuación integral que tenga en cuenta no sólo la delincuencia, sino la vivienda social, la sanidad y otros parámetros. Para el futuro próximo, Batlle está estudiando las medidas específicas ante una previsible crisis social y económica como consecuencia de la pandemia del Covid-19.

UN LÍDER ACEPTADO POR TODOS

Su buena gestión es reconocida incluso por la oposición. No hay que olvidar que el teniente de alcalde fue, con anterioridad, secretario de Prisiones, adjunto al director de la Oficina Antifraude y director general de los Mossos d’Esquadra, lo que le ha cargado de experiencia. Y ello le ha puesto en el candelero. De hecho, hay un magma de partidos que se preparan para la recomposición de ese centro que quiere alejarse de la radicalidad y del extremismo. Empezando por el PDeCAT de David Bonvehí, y pasando por el Partit Nacionalista Català (PNC) de Marta Pascal, la Lliga Catalanista de Josep Ramon Bosch y Astrid Barrio, Lliures, de Antoni Fernández Teixidó o Convergentes, de Germà Gordó.

Todos ellos pululan por dentro de ese magma que pretende recomponer el nuevo centro catalanista, que aprovecharía la figura de Batlle para articular una oferta electoral en torno suyo. Portavoces de todos esos partidos han reconocido a este diario que el teniente de alcalde de Barcelona “tiene madurez política, un itinerario largo y de calidad en la gestión pública y es un gestor político y un político gestor. Sería un buen candidato”. Además, “se calcula que hay más de 200.000 votos prestados que abandonarían mañana mismo los extremismos”, advierten desde ese espectro político. Le adjudican no sólo una envidiable capacidad de gestión y de trabajo, sino una cintura política entrenada durante décadas de gestión pública. No obstante, un acuerdo de todas esas plataformas no parece factible en estos momentos especialmente por los resquemores que hay entre algunos de ellos. Pero todos reconocen, por separado, que el candidato de UxA sería un buen banderín de enganche.

La intención de Batlle, por su parte, es exportar el modelo Barcelona a toda Cataluña. “El modelo Barcelona continúa vigente. En la ciudad hubo una doble transición. Estuvieron los socialistas, luego vino Trias y por último llegaron los comunes. Pero siempre hubo un hilo conductor: el catalanismo pactista. Pasqual Maragall nunca tuvo una mayoría absoluta, pero siempre gobernó con pactos, sin tensiones, con lealtad. Esa esencia no se ha perdido”, reconoce el propio Albert Batlle.

OBLIGADOS A ENTENDERSE

¿Hay ahora, con Ada Colau, más tensión con la Generalitat que antes? “No. Aquí se han vivido episodios duros. En su momento, por ejemplo, Jordi Pujol impuso las leyes de ordenación territorial y se cargó el Área Metropolitana de Barcelona. Pero eso se superó. La realidad es más tozuda que las leyes y se recompuso la legalidad metropolitana. Y ahora sucede lo mismo. Puede haber episodios de tensión, pero estamos obligados a entendernos. Y de la misma manera que la ciudad puede sentirse orgullosa, la Generalitat no puede obviar que Barcelona es la capital de Cataluña”.

Es, pues, ese talante pactista el que quiere llevar y aplicar en la política catalana. “Queremos recoger los restos del catalanismo, que es el gran derrotado del procés -admite el dirigente democristiano-. En la política catalanista ha habido dos grandes almas: una más pujolista y otra más maragalliana. Lo que tenemos que hacer es recuperar lo mejor de cada una de las tradiciones”.

Josep Ramon Bosch es uno de los líderes de la Lliga Catalanista / ARCHIVO

Josep Ramon Bosch es uno de los líderes de la Lliga Catalanista / ARCHIVO


Eso quiere decir que el proyecto político que se ha de llevar adelante ha de tener como prioridad la reconstrucción económica y social del país, especialmente después de la pandemia. “Nosotros no queremos llevar el país hacia la independencia. La prioridad es dar prioridad a la salida de la grave crisis social, económica, sanitaria e institucional. Rechazamos de plano los caminos que nos puedan llevar a un callejón sin salida. El objetivo es recomponer el espectro político y crear una alternativa. Somos conscientes de las dificultades del momento pero queremos ser influyentes en el futuro”, advierte Albert Batlle.

EL DÍA DEL ADIÓS

No pide que nadie renuncie a nada. Quiere impulsar un proyecto catalanista con múltiples matices, partiendo de la base de las especificidades propias de Cataluña, con su tradición, cultura y lengua propias. “Hay que poner en valor estas particularidades para todos los que se sienten herederos de esta historia”, subraya. Y añade que “no pedimos que el que se siente independentista renuncie a su utopía, pero creemos que éste no es el momento, porque hay otras prioridades. El nuestro es un proyecto de estricta obediencia catalana, pero no de aislamiento”. Y por ello otra de las ideas irrenunciables es la “voluntad de intervenir en la política española. Con lealtad y no con mercadeo. Queremos ser influyentes en Madrid”.

¿Y qué pasará si, llegado el caso, el teniente de alcalde da el salto a la política catalana? “El día que anuncie mi candidatura, dejaré mi responsabilidad en el Ayuntamiento. Lo haría de manera ordenada, anunciándoselo primero a la alcaldesa, Ada Colau, y al primer teniente de alcalde, Jaume Collboni. Pero mientas tanto, mi prioridad absoluta es la ciudad y estoy entregado en cuerpo y alma a mi labor institucional en el Ayuntamiento”. No en vano una de sus máximas es la siguiente: “Has de trabajar como si tu cargo fuera eterno, pero tener los papeles ordenados por si mañana mismo lo tienes que dejar”.