El museo más pequeño del mundo está en Barcelona y se puede ver gratis

Paseando por las calles de Barcelona se pueden descubrir detalles hasta el momento desconocidos. La capital catalana es un lugar que esconde muchos de ellos, que incluso pasan por alto a los mismos barceloneses. Uno de estos “tesoros” que esconde la ciudad es el museo más pequeño del mundo. Sí, está en Barcelona. Para ser más exactos, en el distrito de Gràcia, una zona con mucho encanto y sorpresas.

Escondidos en los muros de Gràcia

Bautizado en catalán como El Museu Més Petit del Món, se trata de una pequeña “obra de arte” escondida dentro de los muros de La Vila de Gràcia, en la calle de la Virtut. El museo está ubicado en antiguas cajas de llaves del agua del barrio abandonadas. Hasta 20 puertas se pueden abrir para descubrir escenas como ‘La coleccionista de estrellas’ o ‘¿Te gustaría vivir en una jaula?’, haciendo una crítica a los zoológicos. Sin embargo, ¿de dónde han salido todas estas maquetas diminutas?

Una de las maquetas del Museo Más Pequeño del Mundo de Barcelona, en La Vila de Gràcia Museo

Con apenas diez centímetros de ancho y longitud, estas aberturas se esconden tras diminutas puertas negras de metal. La creadora de todos estos pequeños museos es Noemí Batllori, propietaria de ‘L'Hospital de les Joguines’. La artista y maquetista, junto a su hija pequeña Gala, inició esta iniciativa transformando estos olvidados rincones en lienzos de arte.

Homenaje a artistas locales

Detrás de las diminutas puertas del museo más pequeño del mundo se esconden obras inspiradas en el día a día de Noemí y su hija. Una de las más especiales es la colorida instalación ‘Entra en el Universo’, inspirada en los estudios planetarios de Gala. Cada rincón revela una nueva historia, ya sea un homenaje a artistas locales o una representación mágica de granjas y bosques.

Mapa del Museo Más Pequeño del Mundo de Barcelona, con las diferentes maquetas Museo

Este museo insólito no se limita a cuatro paredes, sino que se extiende por las calles de Gracia, convirtiendo el barrio de La Vila de Gràcia en una galería ambulante y una caja de sorpresas, sobre todo para los más pequeños.

Hasta 20 maquetas diferentes

Noemí ofrece la oportunidad a todo aquel que lo desee de sumarse a esta curiosa iniciativa. Tan solo hay que comprar un kit con instrucciones que ella misma prepara, para que cualquier persona agregue su propia obra a las paredes de los muros de Gràcia. Una experiencia interactiva que transforma a los transeúntes en artistas temporales, contribuyendo a la continua evolución de este peculiar museo.