El quiosquero del Eixample que se queja de los excrementos de las palomas / V.M.

El quiosquero del Eixample que se queja de los excrementos de las palomas / V.M.

El pulso de la ciudad

VÍDEO: Un quiosquero del Eixample: "La mierda de las palomas me la como yo"

Denuncia que la sobrealimentación por parte de algunos vecinos a estos animales perjudica a diversas zonas del barrio

17 marzo, 2020 12:55

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En plena crisis sanitaria por la propagación del coronavirus, hay otros elementos que molestan y perjudican la salud de los barceloneses. Cada día, los vecinos de la izquierda del Eixample tienen que lidiar con la sobrepoblación de palomas que se concentran en diversos parques. Algunos habitantes de la zona alimentan a estas aves y contribuyen a que se concentren en diversos puntos estratégicos. 

Gerard Ferrando, dueño de un quiosco situado en la confluencia de las calles Comte Borrell y Londres del distrito del Eixample, denuncia la situación de suciedad y degradación que vive a diario por culpa de la propagación de las palomas en los parques de la zona. "De normal, aproximadamente, habría como unas 20 palomas. Ahora mínimo hay unas 100", argumenta el quiosquero, harto de estos animales. 

SOBREALIMENTACIÓN

"En el barrio tenemos como a seis personas que les echan comida, una de ellas incluso les tira un kilo de cereales cada día. Además lo tira en zonas del barrio en las que perjudica a los comercios, como cafeterías, etc. También en el 'parquecito', esto me deja los toldos llenos de la mierda de las palomas que me la tengo que comer yo", explica Ferrando argumentando que ha de cambiar el tejido de sus tendales a menudo por los excrementos de estos animales. 

Tal como se puede ver en el vídeo, el comerciante explica a Metrópoli Abierta que aún y llamando a los servicios sociales, al Ayuntamiento de Barcelona, a la Guardia Urbana las personas que alimentan a estas aves "siguen tirándoles comida". Apunta que la policía local ha llegado a multar este tipo de comportamientos, pero que aun así la situación se repite a diario, complicando el entendimiento y el día a día del vecindario. 

UNA PREOCUPACIÓN PARA EL AYUNTAMIENTO

El control de la población de palomas en la ciudad de Barcelona fue una de las prioridades del consistorio durante el 2019. La proliferación de estas aves provoca el deterioro de edificios y molestias a los vecinos, además de poder transmitir algunas enfermedades, por lo que la administración local emprendió el pasado mes de abril un ambicioso plan para controlar la población de las mismas.

El consistorio gastó un total de 159.358 euros en comprar maíz con nicarbacina para eliminar población de aves. Esta sustancia es inhibidora de la capacidad reproductora de las palomas, al evitar la formación de la yema de huevo, lo que produce una infertilidad reversible. Es de color amarillo pálido y no tiene sabor ni olor.

UN PROBLEMA QUE PARECE NO ACABAR

El control de la población de palomas se mantuvo durante 8 meses y comenzó con una primera etapa (que terminará en el mes de noviembre) en la que se suministró la sustancia a las palomas en determinados puntos de la ciudad, atendiendo a la densidad de las mismas, al grado de conflictividad o al área determinada en que se producen incidencias registradas. La campaña antipalomas se realizó simultáneamente en todos los distritos de la ciudad, distribuyendo automáticamente la comida en los puntos previstos.

Pero lo que tenía que haber comportado una disminución o un control de estas aves en Barcelona, como ha sucedido con este proceso en otras ciudades del mundo, no concuerda con la percepción que tienen los vecinos del Eixample. Tanto Gerard Ferrando, quiosquero afectado, como diversos habitantes del barrio, argumentan a este medio que a pesar de los intentos del Ayuntamiento por frenar la reproducción de las palomas "siguen habiendo demasiadas". También coinciden en que "mientras haya personas que las sobrealimenten el problema no terminará".