El comercio de Veloz cercano a Vía Laietana / ALBA LOSADA

El comercio de Veloz cercano a Vía Laietana / ALBA LOSADA

El pulso de la ciudad

Vía Laietana: la gran 'hostia' se la llevan los comercios

Algunos establecimientos están sufriendo una bajada del 40% o hasta del 70% de su facturación

31 octubre, 2019 00:00

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“Cómo no va a afectar… Aún no he remontado, mira como tengo el bar de vacío. La gente ve conflicto y se queda por la periferia”, así es como el trabajador de la Bodega Cala del Vermut, César Veloz, describe a Metrópoli Abierta el descenso de clientes que viven en los últimos días los comercios cercanos a la Jefatura Superior de la Policía Nacional de la Vía Laietana.

El bar de Veloz está en la calle Magdalenas, situada detrás del edificio oficial. A pesar de que en estos momentos no se producen incidentes que puedan poner en peligro la integridad de los viandantes, Veloz lamenta que en el imaginario colectivo la zona aún no se percibe como estable. Ellos y sus negocios son quienes han recibido la gran hostia de los disturbios.

BAJADA DE LA FACTURACIÓN

Los accesos a las calles que comunican Vía Laietana con la calle Magdalenas han estado vallados durante prácticamente dos semanas y, en los días más conflictivos, la entrada a la calle Magdalenas también lo ha estado. Este blindaje, junto con las manifestaciones y disturbios que se han producido recientemente, han provocado que algunos comercios de la zona experimenten fuertes pérdidas en su facturación.

La Jefatura Superior de la Policía Nacional / ALBA LOSADA

La Jefatura Superior de la Policía Nacional / ALBA LOSADA


Veloz lamenta que la de su comercio ha ido “de mal en peor” y que ahora ya registra al día un 70% menos de ingresos que antes. Àngel Monchís, dueño del restaurante La Taverna, indica que durante tres días ha contado con “una facturación cero” y que ha habido otros en los que se ha visto obligado a cerrar antes de tiempo. Francisco López, dueño de la tienda de ropa Valentina López, apunta que ha perdido unos 2.000 euros en dos semanas. E Ivan Rodríguez, encargado de La Central Hamburguesa, cuenta que facturan a diario un 40% menos. “Casi todos nuestros clientes son turistas. Durante los días que no se podía estar por el centro, han venido muchos menos”, dice Rodríguez y añade: “Un empleado dejó su puesto voluntariamente y, como ahora tenemos mucho menos trabajo, hemos optado por no sustituirle".

SIN PODER TRABAJAR NI SALIR DE CASA

Los días en los que los accesos de las tres calles que rodean la Jefatura han estado cercados, López no podía entrar a su local. Pero al final, “tras mucho insistir a los agentes”, le dejaron pasar. Aunque, en otros momentos, se percató de que ni siquiera le compensaba levantar la persiana de su tienda. “Estaba solo en un búnker. No pasaba nadie por aquí. ¿Quién va a pasar por aquí con policías con metralletas?”, se pregunta López y, acto seguido, recuerda que también ha palpado el nerviosismo entre algunos clientes. “Un día unos se marcharon corriendo cuando escucharon gritos”, lamenta.

El panorama actual no solo ha afectado a López como comerciante, también como vecino de la zona. “El simple hecho de bajar la basura, comprar el pan o acercarse a la Vía Laietana era imposible. La convivencia no ha sido nada agradable”, señala el comerciante sobre una realidad que también ha vivido Monchís. “Hemos soportado mucho ruido, no se podía vivir. Cuando algunos manifestantes prendieron fuego a las barricadas, la mitad de vecinos nos quedamos sin luz e internet. Solo que yo sepa, aún hay dos señoras sin teléfono”, dice el comerciante y vecino de Ciutat Vella y agrega: “este ha sido hasta ahora el punto de Barcelona donde tienes que pedir permiso para ir a tu casa y para ir a trabajar”.

López en su tienda de ropa / ALBA LOSADA

López en su tienda de ropa / ALBA LOSADA


ZONA DESCUIDADA

Otro de los factores que enervan a Veloz es lo abandonado que está “el casco antiguo” de la ciudad por parte de las administraciones. “Fue bonito ver como se arregló tan rápido el Paseo de Gracia, donde está todo el dinero. Aquí no han hecho nada”, cuenta al hablar de una zona que convive, entre otros, con marcas del fuego de las barricadas en el asfalto y una cerca apoyada a una pared que, según dice, trajeron los manifestantes desde Portal de l'Àngel. “Todo el mundo ve la valla y nadie hace nada. Parece que el casco antiguo está solo para manifestarse, pero también hay que cuidarlo”. Al mismo tiempo asegura que tres propietarios le han dicho que si las protestas, incidentes y tensiones continúan, venderán sus viviendas. 

Los posibles futuros de la Vía Laietana y de las calles colindantes son dispares según la experiencia de cada uno. Para Rodríguez, el mañana está plagado de incertidumbre porque "después de vivir unos días de tranquilidad", el sábado pasado volvió la violencia. López cree que el protocolo de la policía de tenerlo todo vallado, puede darse de nuevo. Y Veloz tiene la esperanza de que los medios de comunicación contribuyan a que la ciudadanía y los turistas vean que el sosiego ha vuelto a este punto de la ciudad. Lo crucial es que no ocurra demasiado tarde.