Un mendigo pide dinero acompañado por su perro en las calles de Barcelona / MA

Un mendigo pide dinero acompañado por su perro en las calles de Barcelona / MA

El pulso de la ciudad

Mendigos utilizan perros drogados para pedir dinero en Barcelona

Algunas personas comparten canes o les drogan para pedir limosna junto a ellos en la calle

28 agosto, 2019 00:00

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A finales de julio Andrés Guerrero se encontró a un hombre pidiendo limosna junto a un perro en plaza Catalunya. Ante el quietud y el estado de letargo del can, el joven le preguntó qué le ocurría. Para Guerrero era evidente que presentaba síntomas de estar bajo los efectos de las drogas, pero la respuesta que obtuvo de su presunto dueño fueron unos gritos que le insistían que se marchara de allí.

“Se puso agresivo. Le dije que llamaría la poli, pero eso no le importó. Lo único que le preocupaba era que me quedara allí con él”, cuenta en una conversación con Metrópoli Abierta al hablar de una escena que no es nada insólita en grandes ciudades como Barcelona. A pesar de que la ordenanza de protección animal de la capital catalana prohíbe “exhibir los animales de manera ambulante como reclamo”, la Guardia Urbana admite que en la ciudad “siempre ha habido pedigüeños que piden limosna con perros al lado y, de hecho, hoy en día también hay”.

Distinguir entre las personas que viven en la calle con su mascota, un compañero al que realmente quieren, y aquellas que los explotan para pedir dinero, es crucial para Eva Fornieles, trabajadora del área de animales domésticos de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA). Esta organización ha impulsado el proyecto Millors Amics, que tiene la meta de ayudar a las personas sin hogar o en situación de vulnerabilidad que tienen un “vínculo positivo” con su perro ofreciéndoles, por ejemplo, atención veterinaria. Pero cuando desde esta fundación detectan o reciben noticias de que alguien puede estar aprovechándose de un animal, intentan “conseguir fotos que prueben que no tienen un vínculo positivo” y denunciarlo “al Ayuntamiento, que después activa a la Guardia Urbana”, detalla Fornieles.

TESTIMONIOS

Fornieles asegura que FAADA lleva unos siete años combatiendo esta infame práctica y que en los últimos tiempos ha habido un aumento en Barcelona. “Antes se utilizaban niños, ahora hay grupos organizados y particulares que utilizan animales. Se suelen situar en el centro, en las calles donde circulan más viandantes: paseo de Gràcia, plaza Catalunya, calle Ferran y otras zonas de Ciutat Vella”, sostiene.

El tramo inicial de las Ramblas fue el punto caliente donde el pasado viernes Guerrero se volvió a cruzar con el perro que había visto a finales de julio en plaza Catalunya. Aunque en esa ocasión ya no le acompañaba un hombre, sino que estaba dormido en la falda de una mujer. Ella pedía dinero mientras él estaba inmóvil y “respiraba muy levemente”. Era la segunda vez que veía a ese can protagonizar la misma estampa y lo que no imaginaba es que volvería a presenciarlo una tercera vez y que estaría acompañado por una mujer distinta. Ocurrió el pasado domingo y aunque optó por no detenerse ni preguntar por el estado del animal, denunció en Twitter lo que había presenciado.

Una mendiga pide dinero en las calles de Barcelona acompañada por su perro

Una mendiga pide dinero en las calles de Barcelona acompañada por su perro

Una mendiga pide dinero en las calles de Barcelona acompañada por su perro  

Se trata de un tuit que retuiteó la cuenta Helpers BCN y que después vio la internauta Liz Claverí. Es por eso que cuando ese mismo día pasó por la zona, no puedo evitar fijarse en una persona que estaba pidiendo limosna. “Al ver que estaba con un perro, lo relacioné con el tuit. Abrí Twitter y me di cuenta de que, mientras en la foto aparecía una mujer, en este caso se trataba de un hombre, pero era el mismo animal”, recuerda Claverí a Metrópoli Abierta y añade: “me extrañó verlo tan tranquilo i dormido… Cuando el hombre notó que los estaba mirando, empezó a gritarme. Después seguí caminando”.

INDICIOS DE SOSPECHA

Los indicios que hacen sospechar que un can está siendo utilizado como reclamo para la mendicidad son múltiples. “Las alarmas saltan cuando padece los efectos de las drogas, como estar dormido, si muestra miedo o resquemor a su supuesto dueño, si se ve a diferentes personas pidiendo limosna con el mismo o si se ve a una persona cambiando de animal”, apunta Fornieles. También detalla que las causas de esta última posibilidad pueden ser que algunos “prefieran tener un cachorro, que despierta más ternura, lo hayan vendido o se haya producido un decomiso”. Es en estos casos cuando se deja de ver a esos perros por la calle, y por su parte, la Guardia Urbana reconoce “ignorar dónde terminan estos”.

La policía también indica que “solo requisamos un can si vemos que está en malas condiciones o si sospechamos que puede estar siendo maltratado”. Y cuando los agentes ven a una persona que está pidiendo dinero junto a uno, “la identificamos y comprobamos si el perro está censado. Si este se encuentra en buenas condiciones, denunciamos a la persona, pero no requisamos el animal”. 

Aunque para FAADA, el modus operandi que la policía emplea en estos casos es insuficiente para combatir esta lacra. “Pedir su documentación no prueba nada porque le pueden poner un chip en cualquier veterinario y, una vez tiene chip, no cuesta nada censarlo”. Este medio ha preguntado a la Guardia Urbana cuántos perros decomisó en 2018 por ser utilizados como reclamo para la mendicidad, pero ha alegado no poder responder a este requerimiento.

Esta realidad que habla de explotar a un animal como si fuese una máquina de fabricar dinero, es lo que lleva a Fornieles a reclamar a la ciudadanía un cambio de actitud que libraría a muchos de terminar viviendo este calvario. “La gente no debería dejar a los perros en las puertas de los comercios cuando entra en estos porque se roban canes para la mendicidad, la cría, la venta o peleas. No dejas a tu hijo solo fuera de un comercio, pues no dejes a tu perro”, sentencia.