El movimiento independentista, que ahora apoya a Hong Kong, en Paseo de Gràcia  / EFE

El movimiento independentista, que ahora apoya a Hong Kong, en Paseo de Gràcia / EFE

El pulso de la ciudad

Medio millón de personas, en la gran manifestación independentista

Unas 525.000 personas han tomado los Jardinets y el paseo de Gràcia, según la Guardia Urbana

18 octubre, 2019 16:59

Los Jardinets de Gràcia se han convertido, un día más, en el punto de encuentro de los manifestantes independentistas. La parte alta del paseo de Gràcia es el lugar de reunión de las columnas de las “Marchas por la Libertad”, que salieron el miércoles pasado de Girona, Berga, Vic, Tàrrega y Tarragona.

Según los datos facilitados por la Guardia Urbana, unas 525.000 personas han participado en la concentración, que se ha iniciado en los Jardinets de Gràcia y que recorría todo el paseo de Gràcia. Al final de la manifestación, grupos de manifestantes se han encarado contra la prensa que cubría el acto. Algunos de los concentrados han gritado "prensa manipuladora" y han lanzado objetos contra los periodistas.

GRITOS DE LIBERTAD

Desde el primer momento, los miles de manifestantes han coreado gritos de "Libertad" y de "Independencia" y han cantado "Els Segadors". El inicio de la concentración ha dado lugar para distintas anécdotas, entre ellos las bromas que dos jóvenes han hecho sobre el camión de agua de la policía, y el mareo de un hombre. La indisposición de esta persona ha generado una gran pitada para que fuera atendido.

Pasadas las 17.30 horas se han iniciado los parlamentos en la confluencia de paseo de Gràcia con Aragó. La primera en subir al escenario ha sido la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, que calificado la sentencia del Supremo de "ignominiosa". Según Paluzie la lucha por la independencia "no se puede detener" como se hizo el 28 de octubre de 2017. "Tenemos que retomar el camino. Desde la sociedad civil lo estamos haciendo".  "Ojalá tuviéramos un Estado que escuchara este grito", ha añadido.

Manifestantes, en el paseo de Gràcia / EFE

Manifestantes, en el paseo de Gràcia / EFE


UNIDOS Y NO VIOLENTOS

Tras Paluzie, ha tomado la palabra el presidente de Òmnium, Marcel Mauri. Ha asegurado que este viernes la huelga general "ha detenido el país" y ha subrayado que se ha dado un paso más hacia la victoria. "Nos tenemos que mantener unidos y no violentos. Que nadie dude más de la determinación del pueblo de Cataluña". Según Mauri, una condena de un centenar de años por defender los derechos fundamentales ha sacado a Cataluña a la calle. 

La manifestación del paseo de Gràcia ha coincidido con la aparición de las primeras barricadas en el centro de Barcelona y cargas en Via Laietana, donde un número importante de jóvenes seguía concentrada junto a la Jetatura de la Policía Nacional. Los agentes han realizado varias cargas y han detenido a cuatro personas, dos de ellos menores. A medida que pasaban las horas, la violencia se ha descontrolado y los manifestantes han protagonizado lanzamientos masivos de piedras y bolas de acero contra los policías.

ENÉSIMA CONCENTRACIÓN INDEPENDENTISTA

El jueves se realizó una concentración de los movimientos independentistas en los Jardinets de Gràcia donde reunieron a los manifestantes bajo el lema “Olimpiada Republicana”. Para llevar a cabo su cometido, pedían a los asistentes que trajeran “una pelota, un chándal y anhelos de libertad”.

El día anterior, los CDR se concentraron en La Monumental, un lugar poco habitual para esta clase de convocatorias. El objetivo de los manifestantes estaba claro: atacar la Conselleria d’Interior, situada a menos de un kilómetro de la antigua plaza de toros. La tensión llegó tras caer la noche. Los CDR –convocantes de la protesta– habían indicado a los suyos que trajeran rollos de papel higiénico porque había "mucha mierda que limpiar”. Una vez colocados frente al cordón policial, miles de manifestantes embadurnaron con papel de váter a los agentes en una acción que empezaba a traspasar la línea de la no violencia.

Los ánimos se empezaron a caldear en cuestión de minutos. Tras la acción coordinada, el primer batallón empezó a arrancar las vallas que protegían el edificio gubernamental y evitaban el cuerpo a cuerpo entre los agentes y los manifestantes. Era el anuncio de la llegada de otra noche violenta en Barcelona.