Los manteros toman el control del centro de Barcelona

La presencia de vendedores del top manta fue, hasta la llegada del covid-19, una de los principales ejes de discusión de los partidos políticos en el Ayuntamiento de Barcelona. El debate de qué hacer al respecto, no obstante, pareció haberse terminado cuando, debido a las restricciones de movilididad y turismo, su presencia aminoró.

No obstante, a medida que la capital catalana recupera las típicamente ingentes cantidades de visitantes que se aglutinan entre los meses de junio y septiembre, el número de manteros ha ido creciendo también, sobre todo el la zona del centro de Barcelona, donde la gran afluencia de turistas facilita el comercio.

Esto mismo ha vuelto a ocurrir esta mañana en la plaza de Catalunya, donde un grupo compuesto por decenas de manteros han ocupado la vía pública, desplegando su mercancía, lo que ha revivido las casi tradicionales congregaciones de turistas alrededor, esperando comprar a buenos precios mercancías falsas.

QUEJAS DE LOS COMERCIANTES

Con la vuelta del top manta de este verano vuelven, además, las quejas los comerciantes de los alrededores, que siempre han protestado contra esta actividad por la competencia desleal que suponían y que afectaba a sus negocios. Vuelven también los enfrentamientos con la policía.

“Nos consta que atajar el top manta es en estos momentos una de las grandes prioridades del Ayuntamiento" aseguraba Fermín Villar, de la Plataforma de Afectados por el Top Manta.

Desalojo de manteros en la Rambla por parte de la Guardia Urbana / SINDICATO MANTERO DE BARCELONA

Por su parte, el Ayuntamiento ha redoblado, durante los últimos años, su presión sobre los manteros mediante intervenciones policiales. De esta manera, el número de vendedores de 2018, compuesto por unos 700 integrantes solo en Barcelona, se redujo exponencialmente.

Ahora, no obstante, vuelven a resurgir.

ENFRENTAMIENTOS CON LA POLICÍA

Los manteros han protagonizado, durante los últimos días, nuevos enfrentamientos con la policía. El pasado viernes por la noche, tras un desalojo que la unidad de la UREP de la Guardia Urbana llevó a cabo en el paseo marítimo, los vendedores ambulantes los persiguieron hasta la boca del metro de Barceloneta, donde les arrojaron objetos contundentes y destrozaron varios de los tornos de la estación.