Una imagen de disturbios en Barcelona / EUROPA PRESS - David Zorrakino

Una imagen de disturbios en Barcelona / EUROPA PRESS - David Zorrakino

El pulso de la ciudad

La ‘Internacional Negra’ ensayó la nueva guerrilla urbana en Barcelona

Colectivos europeos se organizaron en una estructura secreta que por primera vez no utilizó casas de okupas

2 diciembre, 2019 00:00

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En los años 70 y 80 del siglo pasado, decir Internacional Negra era mentar el fascismo, organizado en torno a una potente estructura europea en la que destacaban nombres como Stefano Delle Chiae (muerto el pasado 10 de septiembre), Junio Valerio Borghese, Vicenzo Vinciguerra o Pier Puigi Contutelli. Hoy la cosa ha cambiado. Ha nacido una estructura similar pero de signo contrario, vinculada a movimientos anarquistas que ha creado un grupo que se autodenomina Internacional Negra para difundir el pensamiento antisistema. Se trata de una red articulada a partir del año 2012.

La idea partió del grupo Conspiración de Células del Fuego de Grecia y uno de los proyectos de éste fue la creación de las ediciones Internacional Negra “sostenida por nosotros, los miembros presos de la Organización Anarquista Revolucionaria Conspiración de Células del Fuego”. La cosa no se queda ahí. No quieren que el nombre de Internacional Negra se limite a ediciones de libros o a figurar en estanterías, “sino que busque su auténtico significado en las calles, donde la historia de la insurgencia anarquista y de la continua rebelión se escriba”.

La Internacional Negra, pues, es ahora una estructura radicalmente distinta a la de los años de sangre y plomo del siglo pasado. Y su intención es crear una red mundial de subversión apoyada por dos organizaciones ya implantadas: “La nueva Internacional Negra tras el Frente Revolucionario Internacional (FRI) y la Federación Anarquista Informal (FAI) puede esparcirse por las metrópolis haciendo de retaguardia de la sociedad del Estado un lugar más peligroso”, dice su manual de guerrilla, al que ha tenido acceso Metrópoli Abierta. Los consejos y estrategias fueron aplicadas en Barcelona durante la segunda quincena del mes de octubre, en el marco de las protestas contra la sentencia del Tribunal Supremo.

NO MEZCLARSE CON LOS OKUPAS

Bajo estas premisas, colectivos de media Europa llegaron a la capital catalana a mediados del mes de octubre para aprovecharse del clima de agitación social y ensayan sus estrategias en un ambiente peculiar: se iban a aplicar las técnicas y tácticas de estos grupos violentos pero en una protesta no estrictamente social, sino política: Se trata de una protesta transversal basada en una ideología, el independentismo, que dista mucho de las protestas eminentemente sociales de otras sociedades.

Así, colectivos de radicales de media Europa estuvieron trabajando en Barcelona durante el mes de octubre, participando en los alborotos tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo. Pero, por primera vez, hubo determinados colectivos que se organizaron de manera autónoma y sin utilizar las estructuras que hasta ahora se habían utilizado. El método se importó de Grecia, donde los movimientos antisistema llevan un decenio ensayándose. Así, según el manual al que ha tenido acceso Metrópoli Abierta, se ha seguido el modelo de creación de “más espacios autoorganizados que sirven como infraestructuras y laboratorios de movidas subversivas en vez de seguir el viejo modelo de una okupa o un ateneo, que es un fin por sí mismo”.

DOS MOTIVOS PARA DESMARCARSE

Para la creación de esa estructura paralela se han tenido en cuenta dos cosas: la primera, que en círculos de agitadores profesionales se es consciente de que las casas okupadas “están fuertemente vigiladas” por la policía. La segunda, que los espacios de okupas “tienen una exagerada autoestima sobre su propio proyecto, se atrincheran como una autónoma isla de libertad que a todo precio debe de ser salvada de la represión. Son espacios que a veces se indignan cuando en su zona se llevan a cabo incendios y otros actos combativos porque piensan que les van a adjudicar a ellos estas acciones y porque creen que su ateneo se volverá blanco de la represión”, explica el manual.

En este terreno, su estrategia pasa por desmarcarse abiertamente de los movimientos ciudadanos antisistema para pasar desapercibidos. “Nuestra estética, por ejemplo, la apariencia punk es un modo de exteriorizar, sacar afuera nuestra reacción contra lo establecido de la decencia y de la moda moderna guay (…) Es nuestro rechazo a sumarse a la pasarela social de convenios y reglas. Pero justo aquí acecha un peligro importante. Haciendo evidente nuestra estética agresiva hacia el sistema, revelamos también nuestras intenciones. ¿Porqué dejar que los maderos y secretas vean que somos sus enemigos? ¿Porqué facilitarles una retención casual motivada por nuestra apariencia? (…) Ahora, cuando la estética alternativa y la subcultura reinan en las pantallas de la tele, es mejor que nos movamos en la invisibilidad y que nuestra estética se exprese en bancos destruidos y comisarías incendiadas”, explica el libreto.

ASÍ FUNCIONAN LAS TROPAS DE CHOQUE

La Internacional Negra alerta también de “las descuidadas charlas en las cafeterías y llamadas del móvil”. En este sentido, llama a crear “un peculiar life style anarquista” que huya de los comportamientos “sacados del mundo autoritario que combatimos”. Y critica: “Las supuestas posturas, el aire presumido y altanero, los gestos ostentosos, las charlas arrogantes y las chácharas peligrosas por teléfono, todo eso representa la superficialidad que tiene esta falsa concepción sobre la violencia anarquista, una concepción que acaba siendo el peor enemigo interno de esta violencia”.

Alerta, en este punto, que “no olvidemos que ha sido justo esta contribución barata al activismo de cotilleo y de lo insinuado lo que ayudó a la policía para seguir y luego golpear a los compañeros y a los grupos guerrilleros, conduciendo a detenciones y encarcelamientos”.

La estrategia pasaba también por otra táctica: “Es muy importante montar pequeños y flexibles grupos de choque”, advierte el texto. Y subraya que “cuanto más violentos nos volvemos frente a nuestros enemigos, tanto más fuertes nos haremos como su enemigo interno y consciente”. En el capítulo que hace referencia a los disturbios, explica que “durante los momentos de combate con los antidisturbios, los compañeros jóvenes pueden instruirse en los ataques por sorpresa, en tirar molotovs, en la estrategia de golpea y corre, en las huidas listas, en cómo afrontar los gases lacrimógenos, en la coordinación de un plan, en la eficaz destrucción de objetivos (por ejemplo, los bancos) y lo más esencial: pueden vivir esa emoción única de estar uno al lado del otro con una solidaridad que vence al miedo”. En las algaradas tras la sentencia, se detectaron estas células de manifestantes violentos muy jóvenes dirigidos siempre por un senior que les ordenaba atacar, retroceder o agruparse.