Manuel Valls saluda a quienes le gritaban al acabar su discurso en El Raval / MIKI

Manuel Valls saluda a quienes le gritaban al acabar su discurso en El Raval / MIKI

El pulso de la ciudad

Crónica de una jornada de furia contra Valls en El Raval

Una manifestación variopinta y orquestada no ha conseguido acallar al alcaldable

4 diciembre, 2018 14:34

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De una mañana plácida en El Carmel al infierno de El Raval.

Manuel Valls empieza a conocer que hay muchas Barcelonas, y que no en todas ellas va a encontrar facilidades para poder expresar su programa electoral, en su pretensión de ser alcalde de la ciudad que le vio nacer.

Este martes, su acto informativo en plena plaza Salvador Seguí, junto a la Filmoteca, no ha contado con el respeto que recibió en Horta-Guinardó y ha sido descaradamente boicoteado por diversos grupos reivindicativos de Ciutat Vella que, para cualquier observador honesto, estaban coordinados. Y eso, a pesar de que algunos de sus protagonistas lo desmintiesen.

-¿Sois CDR, o de algún colectivo en concreto?

-¡No, somos el pueblo!

-Vale, pero alguien habrá llamado a esta movilización, ¡no?

-¡No, la gente ha venido por su cuenta, nadie la ha convocado!

Así ha sido el primer intercambio de preguntas con uno de los jóvenes que más protestaban... por todo. Porque si todos han coincidido en el mantra “¡fuera, fuera!” contra Valls, lo paradójico es que los demás lemas lanzados al aire -o pintados en pancarta- eran variopintos y hasta cierto punto contradictorios:

-Llibertat presos polítics!

-Fora especuladors!

-Feixista!

-Derechos para las putas

-In-inde-independencia!

-etc.

Es decir, un totum revolutum revolucionario, pero sin ninguna ligazón que pudiese no hacer pensar que el boicot estaba montado/orquestado sin otro objetivo concreto que hacer imposible el discurso del líder de la plataforma 'Barcelona Capital Europea'. O sea: se trataba de echar literalmente -como ha acabado ocurriendo- a Valls de El Raval acusándole de todos los males que le aquejan... a pesar de que el alcaldable hispano-francés no tiene ningún cargo oficial en la plaza Sant Jaume.

El de las putas ha sido uno de los colectivos que han gritado a Valls / MIKI

El de las putas ha sido uno de los colectivos que han gritado a Valls / MIKI


De ahí, otra curiosa conversación con otra manifestante.

Periodista: Oigo que gritan 'Fuera especuladores del barrio'. Es chocante, porque Valls no forma parte del ayuntamiento...

Manifestante (airada): ¡Él representa a esos grupos que están comprando el barrio!

Periodista: Entonces, lo lógico sería protestar contra Comuns y Ada Colau, que es la alcaldesa, ¿no?

Manifestante (más airada, gritando): ¡Pero qué dices! ¿No entiendes nada! ¡Valls es uno de ellos!

Periodista (aguantando): Perdone, sigo sin entenderlo. La culpa será de quienes mandan hoy en el Ayuntamiento...

Manifestante (al borde de un ataque de nervios): ¡Sigues sin entender nada! ¡Hay que pensar en el futuro, y Valls lo representa (sic)!

Esta conversación (¡?) la manteníamos mientras aproximadamente dos centenares de personas (el 'pollo' montado en la Filmoteca había ido atrayendo más personal) perseguían a Valls y a su comitiva por la calle Sant Pau, dirección Ramblas. Un cordón se seguridad (el tema fundamental que había traído a Valls a su acto), formado por GU y Mossos, separaba a ambos grupos.

Los instigadores del boicot a Valls, tras torpedear el acto / MIKI

Los instigadores del boicot a Valls, tras torpedear el acto / MIKI


Al final, en la confluencia ramblera, rodeado de su equipo y de la Policía, Valls ha optado por meterse en la estación de metro de Liceu, aconsejado por quienes en algún momento han temido por que la cosa degenerase en un altercado.

Desaparecido Valls, los manifestantes se han ido diluyendo por las calles del Raval. Sin embargo, regresados de nuevo a la plaza Salvador Seguí, hemos podido observar cómo algunos de los que más gritaban (entre ellos la señora airada) ocupaban una amplia mesa de uno de los bares de la zona.

Allí, y tras ordenar un aperitivo, han empezado a comentar la jugada intercambiando imágenes de lo que habían grabado con sus móviles poco antes, mientras Valls se desgañitaba intentado imponer sus palabras por encima de los gritos de quienes no querían escuchar razones...