La educación emocional nos capacita para ver la vida emocional del otro y abrazarla

La educación emocional nos capacita para ver la vida emocional del otro y abrazarla

El pulso de la ciudad

“Yo siempre creí que los niños…”

MEMOCIONO os invita a mirar de una manera diferente a vuestros hijos para poder educarles como niños emocionalmente sanos

24 mayo, 2018 09:46

Desde su fundación, la Clínica Psicológica Infantil y Juvenil MEMOCIONO acompaña a las familias, padres y madres, en la labor de crianza y educación emocional de sus hijos.

La educación emocional nos capacita para ver la vida emocional del otro y abrazarla, sin oponernos a lo que siente. Sin embargo, muchas veces no somos capaces de abrazar la emoción del otro simplemente porque no sabemos, o porque nos duele. Es importante que, como adultos, seamos conscientes de ello, aprendiendo, en primer lugar, a identificar y gestionar nuestras propias emociones para, a partir de allí, ser capaces de acompañar a nuestros hijos en la vivencia y gestión de sus emociones, llenándoles de recursos que les conviertan en chicos y chicas emocionalmente competentes.

Hoy queremos invitaros a revisar todas aquellas creencias y mitos heredados de tiempos pasados, que nos decían cómo se suponía que eran los niños y, en consecuencia, cómo debíamos afrontar su educación. ¿Y por qué lo hacemos? Muy sencillo, porque nuestra forma actual de mirarles y percibirles está contaminada por todas esas ideas.

Esas creencias y mitos, y las etiquetas que solemos “colgarles”, funcionan como un condicionamiento para los pequeños que acaba dificultándoles, todavía más, la vivencia y  la gestión de sus propias emociones. Sin embargo, lo único que reflejan es nuestra dificultad, miedo o incapacidad, como adultos, para gestionar nuestras propias emociones ante lo que siente el niño.  ¡Vaya contrasentido! ¿Verdad?  Nuestra propia dificultad, acaba perjudicándoles a ellos.

Algunos ejemplos de estas creencias son las siguientes: “los niños saben latín”, “si no les pones límites, se te suben a la chepa”, “los niños son grandes manipuladores”, “si cedes con ellos estás perdido”, “son muy listos y lloran para conseguir lo que quieren”, “no aceptan un no por respuesta, tiene que ser siempre lo que ellos quieren”, “si les pones un castigo, no lo levantes”. Y qué decir de todas esas etiquetas que les ponemos, como que son “vagos”, “torpes”, “despistados”, “malos”, “desobedientes”, etc.

Si ante un niño que está viviendo una emoción difícil (miedo, rabia, tristeza, etc.), en lugar de acompañarle en esa emoción, le juzgamos y etiquetamos, el niño se identificará con esa etiqueta y dejará de buscar recursos para aprender a gestionar esa emoción de una forma sana.

Desde MEMOCIONO os queremos recordar que nuestra función como educadores no es juzgar ni etiquetar, sino legitimar y abrazar la emoción que vive el niño, acompañándole en esa vivencia para que pueda gestionarla y aprender de ella.  Así conseguiremos educar a nuestros hijos como niños emocionalmente sanos y competentes.