The George Payne, un pub irlandés donde celebrar San Patricio / HUGO FERNÁNDEZ

The George Payne, un pub irlandés donde celebrar San Patricio / HUGO FERNÁNDEZ

El pulso de la ciudad

Salas X, una sórdida etapa del cine porno en Barcelona

Durante 20 años fueron lugar de citas de solitarios, prostitutas y gays

24 junio, 2018 20:31

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La aventura de las salas X en Barcelona apenas duró veinte años. Primero, la llegada del vídeo casero y la proliferación de los vídeoclubs, sex-shops, la emisión en algunas televisiones de películas pornográficas y, más tarde, la era de internet, acabaron con aquellos cines. Algunos de ellos se habían agarrado al cine S y luego al X como tabla de salvación tras haberse visto relegados de los circuitos comerciales por la proliferación de los cines multisala. Aunque, finalmente, bajaron la persiana. Pero ¿qué deparó el futuro a los locales en los que durante casi 20 se vieron películas de contenido pornográfico?

Bien es cierto que desde el cierre de la última sala X de Barcelona han transcurrido 14 años y los locales han podido ir pasando de una actividad a otra, pero el recuerdo de que allí hubo una de las nueve salas X de Barcelona permanecerá en la memoria de todos los que los conocieron.

Uno de aquellos cines es actualmente una oficina del DNI y pasaportes de la policía nacional, otros han acogido diversos negocios y edificios y algunos de ellos han caído bajo la piqueta.

Este fue el caso de la sala de cine situada en la calle Obradors. Nacido en 1923 con el nombre de Cine Nuevo, cerró sus puertas durante la Guerra Civil y reabrió sus puertas en 1939 con el nombre de Castilla. La historia popular suele relatar que la especial ubicación del cine, en una callejuela al final de la Rambla, lugar frecuentado por prostitutas, atraía a personas desde los barrios más lejanos que aprovechaban la oscuridad del cine para contratar los servicios de aquellas mujeres que, en la oscuridad de la sala, ponían en práctica algunas de sus habilidades.

En 1984, el Castilla se convirtió en sala X. El estreno de la mítica cinta Garganta Profunda provocó durante semanas largas colas en la calle para ocupar una de las 200 butacas que, por ley, podía tener una sala X. Sin embargo, la aventura duró poco y la sala acabó cerrando en 1988. Luego llegó el derribo. En la actualidad, el edifico construido en el mismo solar lo ocupa la sede de la Federació d'Associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona (FAVB).

La sala X de la calle Aragó fue la última en cerrar. Hoy es un restaruante chino / HUGO FERNÁNDEZ
La sala X de la calle Aragó fue la última en cerrar. Hoy es un restaruante chino / HUGO FERNÁNDEZ

EL ÚLTIMO DE FILIPINAS

La última sala X en bajar la persiana fue la de la calle Aragó, nacida como cine Oriente en 1940 con una peculiaridad: el techo podía abrirse en las noches de verano para refrescar el ambiente, y eso la hizo única y famosa. En 1976 fue remodelada y cambio su nombre. Pasó a llamarse Roma, nombre que le duró hasta 1984, cuando se convirtió en cine porno y, como marcaba la ley, pasó a ser simplemente Sala X. Fue la más longeva de las nueve que hubo en Barcelona y cerró sus puertas en 2004. Pero no por que se le acabara el negocio, sino porque se le acabó el contrato de alquiler. El edificio fue adquirido por un constructor que lo remodeló. En la actualidad, el local acoge un restaurante chino.

En agosto de ese mismo año también bajo la persiana el cine de la plaza Bonsuccés. Fundada en 1902 como sala de teatro llamada Diorama Animat, a finales de ese mismo año se convirtió en el cine Diorama. El día de Navidad de 1932 se salvó de un incendió que destruyó algunos de los edificios que la rodeaban. En 1984 se convirtió en sala X, calificación que mantuvo hasta su cierre definitivo en agosto del año 2000. Antes hubo un intentó de reconvertir el cine en teatro, pero fracasó. Ahora, una tienda de ropa destinada sobre todo a los turistas ocupa el lugar de una sala que se hizo conocida como centro de citas de ambiente gay.

Una tienda de ropa ocupa el lugar donde estuvo la sala X en la plaza Bonsucces / HUGO FERNÁNDEZ

Una tienda de ropa ocupa el lugar donde estuvo la sala X en la plaza Bonsucces / HUGO FERNÁNDEZ


Unos meses antes bajó la persiana la sala X de la plaza Urquinaona. Su trayectoria no deja de ser curiosa. En su creación, en 1934, el cine estaba ligado a movimientos cristianos conservadores; a finales de los años 1960 se convirtió en una sala de arte y ensayo donde se proyectaban películas de culto; y en 1984 pasó a ser una de las salas X de Barcelona, sala en la que se inauguró el método videográfico de proyección; y, actualmente, es un pub irlandés llamado George Payne... una estrella estadounidense del cine porno gay de los años 1980.

LOS SUPERVIVIENTES

De todas las salas X que se abrieron en Barcelona, solo dos podrían recuperar su pasado como sala de proyección, aunque las probabilidades son mínimas.

El que quizá tiene más opciones es el Palacio Latino, situado en el mismo edifico que el Teatro Principal, al final de la Rambla, aunque el precioso pero decadente edificio del teatro debería someterse a una rehabilitación integral. La sala actualmente la ocupa el Panam's Club.

El Cine Latino fue inaugurado en 1943 y pasó por etapas de cines de estreno y de reestreno, hasta que en 1979 cambió su nombre por el de Principal-Latino, pasando a la proyección de película 'S' y posteriormente en películas X. Apenas cuatro años después, cerró su puertas y pasó a ser sala de ensayo del Liceu. Hoy en día, la mayor parte del edificio del Teatro Principal está sin uso.

También sigue en pie la sala que estuvo en la conocida como Avenida de la Luz, en el pasillo comercial subterráneo que existía en plaza Catalunya. El cine nació en 1943 y pronto se convirtió en un referente del cine infantil. Sin embargo, su peculiar situación le hizo perder notoriedad y se convirtió en una sala de citas entre jóvenes y criadas. De ahí pasó a una sala X en la que solitarios, prostitutas y gays aprovechaba la discrección de la situación del cine para hacer sus contactos. Tras los Juegos Olímpicos de 1992, cerró sus puertas.

LOS EFÍMEROS

Hubo dos cines que tuvieron una vida tan corta que apenas se recuerdan. Fueron dos cines situados en barrios populares en los que las salsas X no fueron bien recibidos.

Lugar en el que estuvo la sala X del Palacio-Latino / HUGO FERNÁNDEZ

Lugar en el que estuvo la sala X del Palacio-Latino / HUGO FERNÁNDEZ


Uno estuvo en la avenida Mare de Déu de Montserrat, que abrió sus puertas en 1952. Ofrecía sesiones continuas con películas de reestreno, hasta que empezó a vivir una lenta decadencia. A finales de la década de 1970, se decantó por el cine erótico, y en 1984 dio un paso más hacia la sala X. Sin embargo, su situación geográfica no le ayudó y, tras un intento de volver al cine comercial, cerró definitivamente El edificio en el que se encontraba fue derruido y se construyó un nuevo bloque de viviendas, en cuyos bajos hay un supermercado.

Una trayectoria parecida tuvo el cine Ducal. Antes de ser cine, la sala fue un centro de la Falange y un gimnasio de boxeo. En 1956 se estrenó como sala de cine y fue un polo de atracción para la gente del barrio. En 1984 se convirtió en sala X, pero los habitantes del barrio le dieron la espalda. Apenas un año después cerró sus puertas. El edificio que albergaba el cine desapareció bajo la piqueta y en su lugar se levantan hoy unos bloques de viviendas.

LAS SALAS ACTUALES

Pero, de todas formas, en Barcelona se puede ver cine pornográfico en salas especiales. Bien es cierto que estas salas se integran en negocios tipo sex-shops, algunas de las cuáles actúan igualmente como centros para encuentros sexuales. Son salas como el Erotic Palace, en Sants, el Blue Box, el Snow Dreams, el Big Ben y el BCN Sex Center, en el Eixample.