Marina y Soa, en el puente junto al McDonalds, donde hay un campamento de personas sintecho / HUGO FERNÁNDEZ

Marina y Soa, en el puente junto al McDonalds, donde hay un campamento de personas sintecho / HUGO FERNÁNDEZ

El pulso de la ciudad

Cuando los sintecho duermen, Barcelona los cuenta

Unos 1.000 voluntarios 'peinan' la ciudad para actualizar el censo de personas que pernoctan en las calles

17 mayo, 2018 11:00

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Medianoche de este jueves, en el barrio de la Vila Olímpica. Un equipo de tres personas, voluntarios de la Xarxa d'Atenció a Persones Sense Llar (XAPSLL), participa en el recuento de personas sintecho que hay en Barcelona. Una vez al año, las entidades sociales organizan este trabajo de campo con el objetivo de actualizar las cifras de este colectivo en las calles de la capital catalana. Participan un millar de voluntarios, que peinan la ciudad de punta a punta, con la excepción de los asentamientos irregulares, las zonas boscosas y algunos de los parques más grandes de la ciudad, donde esta tarea la han llevado a cabo los técnicos municipales los días anteriores.

El millar de voluntarios se divide en 287 equipos que forman entre tres y cuatro personas. Esta noche, la prensa acompaña a algunos de estos grupos para dar visibilidad de un fenómeno que, por desgracia, parece que va en aumento en Barcelona. A cada periodista se le asigna una zona. Metrópoli Abierta acompaña a tres voluntarios por la Vila Olímpica, un barrio en el que también hay otras dos brigadas. Los voluntarios son el gerente de Derechos Sociales del Ayuntamiento, Ricard Fernández; Marina, una joven estudiante de biología, y Soa, técnica de la entidad social ABD, que a su vez ejerce de coordinarora del equipo. 

EN LA PLAZA DE LOS VOLUNTARIS

El terreno que el grupo tiene que inspeccionar está muy delimitado. Los voluntarios utilizan un mapa para saber exactamente en qué zonas deben buscar. El recorrido se inicia junto a la plaza de los Voluntaris. El equipo se dirige hacia el Port Olímpic. No hay rincón que no se mire. Al final de la calle de la Marina, una gran explanada se abre hasta el mar, pero la única presencia que se observa es la de parejas que se han escapado de alguna discoteca colindante.

La ruta continua hacia los bares y restaurantes del Port Olímpic. La música retumba con fuerza. Los locales están medio vacios. En este punto tampoco hay presencia de personas sintecho. Marina cuenta que es la primera vez que participa en el recuento. "Lo vi en la redes sociales. Me pareció muy accesible y me apunté. Nos han dado algunas indicaciones muy prácticas antes de empezar". Una de las principales es que el trabajo se limita a contar a las personas. Esta noche no es para hablar con ellos. Marina, como otros voluntarios, se ha apuntado en su barrio. El recuento acaba sobre las dos de la madrugada y luego hay que volver a casa.

RecuentoSinTecho 2

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Marina, Soa y Ricard consultan el mapa para el recuento de las personas sintecho / HUGO FERNÁNDEZ

"Normalmente en las playas no suelen dormir. Es demasiado húmedo. Estas personas sí que suelen ir a la playa de día para utilizar las duchas para asearse, especialmente cuando llega el buen tiempo", precisa Soa, junto a la arena de la Nova Icària, uno de los límites que tiene asignado el equipo. Como coordinadora, la técnica se encarga de rellenar las fichas con los datos: personas que se encuentran, si están solas o acompañadas, con animales o sin.... "Previamente he impartido algo de formación a los voluntarios y al finalizar el recuento, me reuniré con otros coordinadores para hacer el censo de toda la ciudad". 

CHOZAS DE CARTÓN

Casi al final del recorrido, el equipo se topa con un campamento de personas sintecho. Están en uno de los puentes circulares que hay junto al McDonalds de la ronda del Litoral. No se ve ni una sola persona. Todos duermen entre chozas de cartón y otras instalaciones precarias. Junto a la barandilla del puente hay varias bicicletas y ropa que se seca. Los voluntarios estiman que hay entre 12  y 14 personas. Ya los conocen de recuentos anteriores. Llevan unos dos años en la zona. Son personas de raza gitana que se dedican a la recogida de chatarra. El acercamiento se hace intentando molestar lo menos posible. Aunque vivan en la calle, todas estas personas "están en sus casas, en su intimidad", explica Bea Fernández de la XAPSLL.

Los voluntarios, junto al Port Olímpic, durante el recuento de sintecho / HUGO FERNÁNDEZ

Los voluntarios, junto al Port Olímpic, durante el recuento de sintecho / HUGO FERNÁNDEZ


El año pasado se contaron 3.395 personas sin hogar en Barcelona. 1.026 dormían en la calle, 1.954 pernoctaban en equipamientos y pisos sociales públicos y privados, y 415 en asentamientos irregulares. El censo del 2018 se dará a conocer este mediodía. Pero los técnicos creen que la cifra subirá. Recientemente, el Ayuntamiento de Barcelona explicó que habían aumentado las personas sintecho llegadas a Barcelona. Hay un dato que no ofrece dudas: un 47% de los atendidos en los tres centros de primera acogida de la ciudad lleva menos de tres meses en la ciudad.

Desde la XAPSLL se insiste en que el sinhogarismo es un problema estructural que tiene múltiples causas. Uno de los portavoces, Joaquim Corral, dice que "el aumento de los alquileres, los trabajos precarios y mal pagados y los importantes flujos migratorios que tiene Barcelona" influyen en la elevada cifra de personas sin techo que hay en la capital catalana. El pasado verano, este medio publicó la historia de varios ciudadanos que, pese a tener trabajo, vivían en un albergue por la imposibilidad de pagar un alojamiento.