Sònia Serret (izquierda) y Judith Seubas (derecha) en la sede virtual de su plataforma de alojamientos para estudiantes y profesores

Sònia Serret (izquierda) y Judith Seubas (derecha) en la sede virtual de su plataforma de alojamientos para estudiantes y profesores

Economía

Ponga un universitario en su vida

Tres emprendedoras de Les Corts crean una plataforma para alojar estudiantes y profesores en casas particulares

28 noviembre, 2017 13:46

Se definen a si mismas como “mujeres, emprendedoras y madres”. Se llaman Sònia Serret, Esther Xalabarder y Judith Seubas y son las tres socias fundadoras de BAS University, una plataforma digital que tiene su base en Les Corts y desde la que alojan a estudiantes de máster y de postgrado (y también a algún profesor) en domicilios particulares de la ciudad. Son una especie de Airbnb especializada pero completamente legal, porque “todas las estancias son superiores a los 30 días, por lo que no se consideran permanencias turísticas”, explica Sònia Serret.

Empezaron con el proyecto en 2016 y se enfrentan al hándicap diario añadido de tener que gestionar la plataforma “compatibilizándola” con su vida cotidiana, pues cada una de las tres tiene otro trabajo adicional y todas ellas tienen familia “y niños a cargo”. Lo que hace que vayan siempre al limite, exprimiendo al máximo cada jornada laboral, con el encaje de bolillos que significa conciliarla con la vida familiar.

El funcionamiento de BAS University es sencillo. Por una lado, captan estudiantes extranjeros que buscan lugar de residencia fijo para instarse mientras realizan sus cursos en universidades barcelonesas y por el otro, van tejiendo una red de anfitriones (previamente seleccionados), repartidos por el barrio, dispuestos a ceder una habitación a un inquilino de forma temporal.

CARTA DE DERECHOS Y OBLIGACIONES

Pero la plataforma on line no solo hace de intermediaria entre las dos partes . También “se ha hace responsable tanto del estudiante como de la familia que lo acoge”, precisa Serret, porque obliga a ambas partes a firmar sendos contratos con sus derechos y obligaciones (una especie de normas de convivencia básicas) y garantiza el pago de las mensualidades. “El estudiante le paga a BAS y Bas al anfitrión, así se evita problemas, impagos y malos entendidos entre ellos”, subraya Sònia, que es la responsable de gestión y administración de la startup.

El mercado principal de BAS University son los estudiantes extranjeros. Hasta hace bien poco, los másters y postgrados barceloneses los copaban universitarios venidos de países de América Latina, pero esta situación ha cambiado, Ahora los inscritos vienen “sobre todo de China, de Nigeria y de Iraq”, relata Serret. Los universitarios que contactan con BAS tienen entre 25 años y 30 años y buscan un lugar donde dormir , que sea acogedor y que les permita “tener autonomía”. Y una habitación de alquiler bien cuidada y en el entorno de una familia agradable resulta muy tentador.

Los anfitriones en principio solo tienen la obligación de alojar al huésped, pero cada caso y cada casa es un mundo. Se puede contratar también el desayuno, una media pensión o la pensión completa, igual que en un hotel, “en función de las necesidades y demandas de cada uno”, explica la responsable de gestión de BAS University. La plataforma incluso tiene un convenio de suministro con una empresa de cátering que presta sus servicios a las familias de acogida que no estén por la labor de cocinar para terceros. “Hacemos un trabajo de apoyo constante durante toda la estancia , con visitas periodicas, y estamos preparadas para cubrir cualquier necesidad o imprevisto que surja”, afirma la emprendedora.

FORMULARIOS ON LINE

La contratación de los servicios de la plataforma se realiza completamente on line. Tanto los anfitriones como los huéspedes deben cumplimentar un formulario, que hace las veces de carta de presentación. BAS a las dos partes en contacto y si hay feeling, se formaliza la reserva y se recoge al estudiante en el aeropuerto en la fecha acordada.  “La página web es nuestra principal herramienta de gestión”, subraya Sònia Serret.

Hasta el momento la plataforma de las tres emprendedoras ha dado servicio a unos 40 universitarios, que han disfrutado de estancias de entre tres y seis meses. Actualmente hay diez jóvenes alojados en diez domicilios “principalmente del distrito de Les Corts aunque estamos ampliando nuestro radio de acción a toda Barcelona”. Enel distrito pero también más allá han iniciado una campaña de promoción para darse a conocer y conseguir más plazas de alojamiento, avanza Sònia. “Buscamos familias con inquietudes económicas y culturales a las que les guste compartir su casa con profesores o estudiantes de otros países”, describe la empresaria.

El reto más importante que la plataforma BAS tiene por delante es conseguir firmar convenios directamente con las universidades barcelonesas (UPC, UB,URLL, UAO, etcétera) y con las posibles universidades de origen de los estudiantes para que ambas publiciten sus servicios y les ayuden a conseguir clientela. Esto supondría para la empresa “dar un salto cualitativo y crecer”, vaticina Serret. Actualmente la startup se encuentra en la fase de contacto con las facultades de aquí, una tarea que les está resultando difícil porque “no hay un departamento universitario que lo coordine todo al que podamos recurrir y no nos queda más remedio que ir facultad por facultad”, lamenta Sònia Serret. Una vez consolidados los vínculos con el mundo universitario barcelonés, se lanzarán a la aventura de la expansión internacional, concertando encuentros con las universidades de origen para que fructifiquen en convenios de colaboración.

ECONOMÍA COLABORATIVA Y LABOR SOCIAL

Las tres emprendedoras destacan que, además de ser un negocio, su plataforma es “un dinamizador socio-económico”, porque da pie a fórmulas de “economía colaborativa”, en una época en la que todavía hay gente que necesita un sobresueldo para llegar a fin de mes porque la voraz crisis de la última década continúa dando coletazos.

Pero a Sònia Serret le entusiasma especialmente el carácter “social” de la iniciativa. “Alojar a estudiantes se está convirtiendo también en una forma de ayudar a personas mayores que viven solas y que gracias a tener un huésped joven en casa “tienen compañía y se sienten útiles, vuelven a encontrarle alicientes a la vida, después de un episodio de viudedad, por ejemplo”, confirma la responsable de gestión y administración de BAS. Y es que al final, casero y huésped se acaban cogiendo carino, que también es de lo que se trata. “Como debe ser”, sentencia Sònia Serret.