Ramón (i.) y Javier Bordas (d.) en un montaje de Metrópoli

Ramón (i.) y Javier Bordas (d.) en un montaje de Metrópoli

Economía

Los hermanos Bordas, contra las cuerdas: impagos, ERTE y audios incendiarios

Trabajadores del Grupo Costa Este comparten los mensajes de algunos de sus jefes: "Que deje de cobrar por estar ahí como una rata"

25 agosto, 2021 00:00

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Después de un año y medio en ERTE, los trabajadores del Grupo Costa Este, el gigante del ocio nocturno barcelonés propiedad de los hermanos Javier y Ramón Bordas, no pueden más. Empleados de discotecas como Pachá y Opium afirman tener nóminas impagadas y denuncian no poder volver a la actividad porque personas sin contrato ocupan sus puestos. En conversación con Metrópoli, dos de ellos aseguran que la situación afecta a la práctica totalidad de la plantilla, de cerca de 900 personas, y que son decenas, entre los que se cuentan ellos mismos, los que han optado por presentar querella y llevar a la empresa a los tribunales.

“Nos falta por cobrar enero, febrero y marzo de 2020”, detallan a este diario. El sueldo que no han percibido es el de los dos meses y medio anteriores a la pandemia, cuando el ocio nocturno todavía operaba con normalidad. Sostienen que a finales de 2019, a pesar de funcionar a pleno rendimiento, ya recibían los ingresos con semanas de retraso, a mediados de mes o incluso al término, cuando debían cobrar la siguiente nómina. Pero llegó el confinamiento, cerraron los locales y la compañía encontró la “excusa perfecta”, dicen, para no pagar más. “No somos solo nosotros, deben dinero a todo el mundo. Nadie se fía ya de ellos”, añaden.

DEUDAS

Afirman que los proveedores de bebidas y comida, los de la fruta y el pescado, y hasta el que les trae el hielo, exigen cobrar antes de dejar el género, por el temor a no recibir ni un céntimo si se van sin ver abonada la factura. El Grupo Costa Este debe también 174.000 euros del alquiler del local en el que se encuentra Opium, y la discoteca podría ser desahuciada en enero de 2022. Esto, a pesar de que fuentes del sector consultadas por Metrópoli expusieron, a principios de agosto, que este establecimiento facturó unos 80.000 euros al día durante las pocas semanas que el ocio nocturno reabrió entre junio y julio de este año, cuando las salas solo podían abrir hasta las 03:00 horas. Antes del covid, la discoteca podía dar beneficios netos de un millón de euros al mes. Cifras que confirman estos dos trabajadores, pero que la compañía niega.

La discoteca Opium Barcelona, situada en el Port Olímpic / METRÓPOLI

La discoteca Opium Barcelona, situada en el Port Olímpic / METRÓPOLI


TRABAJADORES EN ERTE

El empeoramiento de los datos epidemiológicos llevó a la Generalitat a decretar de nuevo el cierre del ocio nocturno en julio. Pero algunos de los locales de los hermanos Bordas funcionan también como restaurantes, así que han continuado trabajando, sirviendo comidas, hasta las 00:30 horas. Por este motivo, los empleados –que sí salieron del ERTE en junio y julio, mientras abrieron las discotecas– han reclamado a la dirección regresar a sus puestos. A menudo, con un no por respuesta: “Lo hemos pedido varias veces, pero no nos quieren reincorporar porque nuestro trabajo lo hacen otros que no tienen contrato”.

Los trabajadores afirman que la situación laboral de los que los sustituyen no está regularizada, por lo que al Grupo Costa Este le sale más barato contar con estos últimos que no sacar del ERTE, otra vez, a sus empleados. De hecho, la situación también ha sido denunciada a Inspección de Trabajo, que todavía no se ha pronunciado al respecto.

Javier Bordas en una imagen de archivo / EFE

Javier Bordas en una imagen de archivo / EFE


MENSAJES DE LOS DIRECTIVOS

Un enfrentamiento, entre empresa y trabajadores, plasmado en varios de los mensajes de audio que algunos directivos han enviado por WhatsApp a sus subordinados, que los guardan como prueba para cuando se celebre el juicio. El primero de ellos, de marzo de 2020, cuando tras la declaración del Estado de Alarma uno de los empleados preguntó a un director comercial por la nómina: “Olvídate de pagos. No mareéis más con los pagos porque no hay pago de nada. Vamos a preocuparnos ahora de pasar la mierda esta y vamos a salir como sea. No os preocupéis de los pagos porque no se puede hacer nada”, respondió entonces este responsable del Grupo Costa Este.

Hay más. En otro mensaje, el mismo directivo su excusa en la emergencia sanitaria para desviar el tema y no responder sobre cuándo pagarán las nóminas: “Se está muriendo la gente. Yo estoy encerrado también en un piso, como el 90% de la gente, y me llamáis solo para preguntar el mes de febrero cuándo lo cobramos. Olvidaos, si no han pagado ya pagarán”.

Aunque, probablemente, los más sorprendentes son los dos siguientes. Al insistir en el impago y la exigencia de cobrar las nóminas atrasadas, la respuesta de otro director comercial del Grupo Costa Este es esta: “Si la gente quiere entender la situación, bien. Y si no, que se pongan a trabajar en Glovo, en Amazon, o donde tengan que trabajar, pero que no me presionen a mí”. Finalmente, uno de los jefes de departamento exige una contestación válida sobre el dinero, puesto que uno de sus subordinados le está preguntando. Esto es lo que le espeta el directivo: “Hay dos opciones, o esperar o que se ponga a trabajar ya, donde tenga que trabajar, y que deje de cobrar 500 euros al mes por estar aguantando ahí como una rata”.

JAVIER BORDAS SE DEFIENDE

Consultado por Metrópoli sobre este asunto, Javier Bordas ha negado tajantemente las acusaciones. El empresario asegura que “todo el mundo ha cobrado” la nómina, a pesar de la caída en la facturación este último año. Rechaza también las afirmaciones sobre los trabajadores en ERTE, asegura que podría reincorporarlos si pudiese abrir más allá de las 00:30 horas y niega igualmente que tenga empleados en situación irregular: “Todos tienen contrato, ¿cómo voy a tener a gente sin contrato? Me hacen inspecciones cada tres días”.

Por último, Bordas se pronuncia también sobre los audios de algunos de sus directivos: “No sé si un director mío se ha puesto nervioso, no sé qué hablan entre ellos. La gente que tiene ganas de trabajar con nosotros está trabajando. A los que les damos trabajo es para que se ganen la vida, no para putearlos. Y los otros son dos o tres cretinos que están con la competencia colaborando”.