Fotomontaje de Durruti y antiguos jugadores del Júpiter / CEDIDA

Fotomontaje de Durruti y antiguos jugadores del Júpiter / CEDIDA

Sant Martí

Júpiter, el equipo de Durruti y del Poblenou resiste en La Verneda

El club grisgrana, identificado con el movimiento obrero desde su fundación en 1909, tuvo que trasladarse por motivos políticos

13 febrero, 2021 00:00

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1909 fue un año de grandes tensiones en Barcelona. De duros enfrentamientos entre la burguesía barcelonesa y el movimiento obrero, muy radicalizado y poderoso en el primer decenio del siglo XX. Apenas dos meses antes de que estallara la Semana Trágica (del 26 de julio al 2 de agosto), conflicto que se saldó con 78 muertos (75 civiles y tres militares), nació el Club Deportivo Júpiter en El Poblenou, barrio industrial en el que tuvieron una gran aceptación las tesis libertarias de Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso.

El Júpiter, como muchísimos clubes de todo el mundo, fue fundado por trabajadores británicos que importaron su pasión por el fútbol. Los hermanos Mauchan, escoceses, trabajaban en una fábrica textil del Poblenou. La nueva entidad se fundó en la cervecería Cebrián, actual sede de la horchatería El Tío Ché (actualmente hay una placa que acredita el origen del club). "Entonces, El Poblenou era el Mánchester catalán, un barrio con muchas industrias y cooperativas", apunta Jordi Vilalta, jefe de comunicación del Júpiter para explicar el origen obrero del Júpiter.

CONCURSO DE GLOBOS

La elección del nombre de la nueva entidad tiene su historia. Una historia curiosa. “En la cercana playa de La Mar Bella se celebraba un concurso de globos aerostáticos y ganó el que exhibía el nombre de Júpiter”, recuerda el historiador Francesc Poblet. Los primeros colores del nuevo equipo fueron el blanco y el azul celeste. Después adoptó el verde y el blanco. Y finalmente se decantó por el gris y el grana en las camisetas y el negro en los pantalones.

El expresidente de la Generalitat Francesc Macià, en el palco del Júpiter, adornado por una bandera del club / CEDIDA

El expresidente de la Generalitat Francesc Macià, en el palco del Júpiter, adornado por una bandera del club / CEDIDA


El Júpiter, según cuenta el libro Fútbol y anarquismo, de Miguel Fernández, jugó sus primeros partidos en el Campo de la Bota, donde 3.000 personas fueron fusiladas entre 1939 y 1952. Antes de la Guerra Civil, el Júpiter fue un club tan o más politizado que el Barça, institución a la que clausuraron el estadio de Les Corts por silbar la Marcha Real antes de un partido amistoso que disputaron el equipo azulgrana y el Júpiter en homenaje al Orfeò Català.

LA MARCHA REAL

“El Júpiter, en 1925, era uno de los clubes de referencia de Barcelona y Cataluña. Como el Girona y el Sabadell, actualmente. Incluso fue campeón de lo que sería la Segunda División española”, recuerda Joan Rion, actual presidente de la entidad grisgrana. “La banda de la marina inglesa, invitada al partido, interpretó el himno británico y, después, la Marcha Real, silbada por los espectadores. Entre ellos, muchos aficionados del Júpiter”, añade Rion. El catalanismo fue otra seña de identidad del club en los años 20 y 30.

Joaquín Milans del Bosch, entonces Gobernador Civil de Barcelona, informó de los sucesos al dictador Miguel Primo de Rivera, que ordenó el cierre de Les Corts durante seis meses. Un año antes, Primo de Rivera había prohibido el escudo del Júpiter, con la bandera catalana y una estrella azul. El escudo del club sufrió muchos cambios a lo largo de sus 111 años de historia.

Imagen histórica del antiguo campo del Júpiter / CEDIDA

Imagen histórica del antiguo campo del Júpiter / CEDIDA


DURRUTI Y EL JÚPITER

Aquellos años convulsos fueron, curiosamente, los mejores años del Júpiter. Entre 1920 y 1935 vivió su época de esplendor, con más de 2.000 asociados. Eran años de fútbol y barricadas. Algunos aficionados aseguran que Durruti, que vivía en El Clot, era seguidor del Júpiter y que asistía a muchos partidos. En el club confirman las simpatías del dirigente anarquista, pero dudan de su asistencia habitual al estadio. Sí consta, en cambio, que “algún líder del movimiento anarquista Los Solidarios vivía en una esquina del campo de la calle Lope de Vega”, desliza Rion.

Durante la Guerra Civil, el campo del Júpiter fue un fortín libertario. La derrota republicana impactó brutalmente en el club, obligado a cambiar su nombre. La nueva denominación, Hércules, no cuajó y la entidad recuperó pronto su antigua denominación. Pero mucho más duro fue el traslado (1948) del equipo al actual campo de la calle Agricultura, en La Verneda, un barrio en construcción que acogió a miles de inmigrantes, mayoritariamente del sur de España.

EL RECHAZO DEL ESPAÑOL

“Fue un cambio obligado. Un duro golpe”, asegura Poblet, quien recuerda que el nuevo campo se construyó muy cerca de una comisaría de la Policía Nacional. A partir de los años 50 y 60, muchos agentes empezaron a simpatizar con un equipo que tres décadas antes tenía una relación estrecha con los movimientos obreros y catalanistas.

Los jugadores del Júpiter y del Clapton inglés posan tras el partido que disputaron en 2019 / JÚPITER

Los jugadores del Júpiter y del Clapton inglés posan tras el partido que disputaron en 2019 / JÚPITER


Poblet recuerda también que las autoridades franquistas quisieron que “el Júpiter se convirtiera en filial del RCD Espanyol”, entonces RCD Español, pero los dirigentes del club blanquiazul se negaron. Ideológicamente, ambas instituciones estaban en las antípodas.

EN PRIMERA CATALANA

Hoy, el Júpiter sigue instalado en la Verneda, pero el club todavía presume de ser el orgullo del Poblenou, barrio en el que viven la mitad de sus 800 socios. Ahora milita en Primera Catalana y su peña más bulliciosa es el Reducte GrisGrana, de orientación “antifascista”. Muchos de sus integrantes simpatizan con el Sankt Pauli, el popular club antirracista y antihomófobo de Hamburgo, con el que comparte muchos ideales. Otro club querido es el Clapton inglés, que en 2019 disputó un partido especial contra el Júpiter en la Verneda. El Clapton lució con una camiseta lila, amarillo y rojo, los colores de la bandera republicana, la misma que defendieron Durruti y los suyos un siglo antes.