Alumnos en la escuela de La Mar Bella en obras / ARCHIVO JORDI ROMERO

Alumnos en la escuela de La Mar Bella en obras / ARCHIVO JORDI ROMERO

Sant Martí

La escuela La Mar Bella, en pie de guerra por unas obras inacabadas

Las familias del centro del Poblenou denuncian que el Consorcio de Educación incumple reiteradamente los compromisos adquiridos y el calendario

30 abril, 2019 00:03

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Las obras de ampliación de la escuela La Mar Bella, en el barrio del Poblenou, llevan camino de no acabar nunca. Durante todo este curso, el día a día de los alumnos se ha visto afectado por el ruido, las molestias y la inseguridad provocados por los trabajos. Sin embargo, con el curso a punto de acabar, las reformas no solo no tienen fecha de finalización sino que pueden eternizarse ante la posibilidad de que la empresa ejecutora acabe renunciando la obra, denuncia la asociación de familias en un comunicado.

Ante la falta de respuesta por parte del Consorcio de Educación, que forman la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona, los padres y madres del centro educativo han decidido pasar a la acción y organizar para el viernes, a las 16.30 horas, una marcha de protesta hasta la sede del distrito de Sant Martí, en el que se encuentra la escuela. Según el AMPA, el Consorcio de Educación incumple "reiteradamente los compromisos adquiridos y el calendario fijado". Fuentes del Consorcio aseguran que las familias han sido informadas y que el problema radica en que la empresa asegura que se le han disparado los costes de las obras.   

El centro lleva ya cerca de tres años con el proyecto, que contempla la construcción de dos edificios nuevos para aulas y un gimnasio, y reformar el equipamiento actual. Uno de los inmuebles se levantará en lo que antiguamente fue la iglesia de Sant Bernat Calbó -ya derribada- y otro en el interior de la escuela. El presupuesto total de la obra es de unos seis millones de euros e incluye la reforma de la plaza para usos vecinales.

REFORMA DE LA PLAZA

La plaza contaba con una iglesia que era propiedad del Arzobispado. El Ayuntamiento compró el templo y el terreno para cederlo al Consorcio de Educación, pero lo hizo con retraso, lo que provocó que el derribo del edificio y de otro perteneciente a la escuela no se ejecutaran hasta el verano de 2017. El curso 2017-2018 el colegio ya estaba patas arriba, pero tras los derribos el proyecto se paralizó. Las obras tenían que reanudarse en abril de 2018 para que la parte más compleja, la de los cimientos, coincidiera con las vacaciones escolares. Pero la empresa adjudicataria renunció a hacer los trabajos pocos días antes de empezar. Ahora, las familias temen que vuelva a pasar lo mismo.

Fuentes del Consorcio aseguran que están trabajando para resolver la situación y que tienen el compromiso de la empresa de que acabará el edificio que se construye en el interior del recinto escolar en septiembre de 2019, como estaba previsto, así como la reforma de las instalaciones que ahora se utilizan para las clases, cuyas obras tienen que culminar a finales de este año. El Consorcio se plantea asumir los costes no previstos de la obra siempre que estén justificados. 

DURO COMUNICADO

En un duro comunicado, los padres y madres acusan al Consorcio de Educación de "incumplir reiteradamente los compromisos adquiridos y el calendario fijado" y denuncian que los perjudicados de la "incompentencia" son los niños. "Es inconcebible que en pleno siglo XXI las administraciones pisen los derechos de las familias y pongan la educación y la salud pública como las últimas de sus prioridades".

A cuatro meses del inicio del nuevo curso -en el que se tienen que incorporar otros 25 alumnos-, el centro tiene un edificio sin reformar, otro a medio hacer y un tercero sin comenzar. Según el AMPA, las condiciones en las que los niños van a clase y los docentes enseñan son muy complicadas. Metrópoli Abierta ya denunció el caso el pasado septiembre y explicó que dos niños habían sufrido dos accidentes a causa de los trabajos.

Los padres y madres plantearon una reubicación total de la escuela y disponer de un calendario detallado de las obras, entre otras reivindicaciones, "sin que ninguna haya sido atendida". El AMPA critica que sean los pequeños los que tengan que cargar sobre sus espaldas "los recortes en educación pública, la incompetencia de las administraciones y la mala praxis de las empresas constructoras".