Un 'okupa' junto a la Torre del Fang, abandonada y deteriorada, desde hace una década / HUGO FERNÁNDEZ

Un 'okupa' junto a la Torre del Fang, abandonada y deteriorada, desde hace una década / HUGO FERNÁNDEZ

Sant Andreu

La Torre del Fang, el abandono y la degradación de una finca histórica

El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para desalojar el edificio, 'okupado' desde hace meses

3 julio, 2018 20:17

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Cuatro meses después de que Metrópoli Abierta denunciara de que la Torre del Fang, un edificio propiedad del Ayuntamiento de Barcelona y catalogado, estaba okupado, la situación no ha mejorado. La finca, construida a finales del siglo XIII, continua degradándose a la espera de que el gobierno municipal decida recuperar el edificio para usos públicos. De hecho, la masía, en la esquina de las calles del Clot y de Espronceda, lleva tranquilamente una década abandonada sin que el consistorio haya hecho gran cosa.

Una visita a la Torre del Fang permite comprobar que en la finca viven personas pese a que junto a la casa se ha instalado una verja para impedir el paso -que no estaba hace unos meses-, pero ni así se evitó la okupación. El patio delantero está lleno de suciedad y de enseres. Allí se agolpan una bicicleta, macetas, un coche de pedales, sillas con una mesa donde tomar el fresco y un tendedero lleno de ropa. "Viven más de 15 personas con total seguridad. Habitualmente se les oye poner música. Se dedican a recoger chatarra", afirma Javier López, que vive en los aledaños.

La Torre del Fang se encuentra  muy próxima a la futura estación del AVE de la Sagrera. Está en la frontera entre Sant Martí Sant Andreu. Sentimentalmente, la torre está más unida a Sant Martí, pero administrativamente la gestión ahora se lleva desde Sant Andreu. La finca está totalmente deteriorada, llena de grafitis y pintadas, con algunas ventanas tapiadas -otras abiertas para que entre la luz y en más una cuelga algo de ropa-, y parte de la fachada recubierta con una malla para evitar desprendimientos.

Los padres de Charo Adanero viven en el barrio desde hace años. Los vecinos explican que la finca lleva okupada algo más de un año. En Navidad, este medio ya denunció el abandono de la casa, pero aquellos días no parecía que hubiera movimientos de gente. Lo que más molesta a la familia de Charo es la suciedad y la dejadez de un edificio emblemático. "Hace un par o tres de meses vinieron los bomberos y la Guàrdia Urbana alertados porque hacían fuego", cuenta Charo. 

EL DESALOJO, LA GUÀRDIA URBANA

Fuentes municipales explican que el Ayuntamiento ya ha iniciado los trámites para desalojar el edificio municipal. En este caso, el trámite no hace falta que pase el juzgado sino que se puede "hacer de oficio". El proceso es garantista y antes de que el desalojo se haga efectivo pueden pasar hasta un mes y medio. Las mismas fuentes no han podido concretar este miércoles en qué fase se encuentra el expediente ni cuándo se inició. La actuación policial corresponderá a la Guàrdia Urbana y no a los Mossos d'Esquadra. Si se demostrara que la Torre del Fang está en muy mal estado -algo que debería certificar un informe de bomberos-, la evacuación del edificio se podría acelerar.

La Torre del Fang, recubierta con una malla, para evitar desprendimientos / HUGO FERNÁNDEZ

La Torre del Fang, recubierta con una malla, para evitar desprendimientos / HUGO FERNÁNDEZ


La Torre del Fang, una construcción hecha con arcilla, albergó los servicios de normalización lingüística y el centro de recursos pedagógicos y los archivos de Sant Martí, pero ahora lleva cerrada alrededor de 10 años. De hecho, la torre, de titularidad municipal desde 1984, estuvo a punto de ser derribada cuando se estaba construyendo el túnel del AVE, que debe unir las estaciones de Sants y la Sagrera.

SALVADA DE LA PIQUETA

Por aquel entonces, mandaba en la ciudad el PSC de Jordi Hereu, pero la fuerte oposición vecinal y la presión política --especialmente de CiU-- lograron que se paralizara el derribo y que se llevaran a cabo algunos cambios en el proyecto que hicieron la obra más segura. Se llegó a plantear el traslado de la torre a un solar de Sant Martí de Provençals, reconstruyendo las partes menos dañadas del edificio, que no hubiera aguantado la embestida de las obras, por la construcción del túnel. Finalmente se impuso el sentido común y fue necesaria una compleja operación de ingeniería para salvarla de la piqueta. La obra costó unos cinco millones de euros. 

El que fuera concejal de Sant Martí por el PSC, Paco Narváez, ha explicado que en 2011, cuando abandonó el distrito, dejó un proyecto para que la Torre del Fang albergara un casal de barrio. Por aquel entonces, asegura Narváez, la gestión se llevaba desde Sant Martí. Por su parte, el regidor del PDeCAT, Raimond Blasi, asegura durante el mandato de Xavier Trias se empezó a trabajar en un proyecto compartido de uso para la torre entre los distritos de Sant Andreu y Sant Martí. "Se estudió hacer un centro de interpretación del entorno y se quería escoger entre un centro de documentación de la Sagrera y un centro de estudios de Sant Martí de Provençals", dice Blasi. Además, se pretendía ubicar en el edificio otros servicios porque, tanto la zona de Navas como de la Sagrera, próximas a la finca, faltan equipamientos.

La Torre del Fang con una valla en la parte delantera y enseres en el patio / HUGO FERNÁNDEZ 

La Torre del Fang con una valla en la parte delantera y enseres en el patio / HUGO FERNÁNDEZ 


La masía tiene su origen a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, aunque algunas leyendas, como la del cor menjat de Joan Amades, sitúan en esta casa los amores de Dolça de Provença, mujer del conde Berenguer III, con un joven trovador en el siglo XII, explicaba en un artículo la periodista Cristina Palomar en Metrópoli Abierta.

La Torre del Fang, propiedad de familias adineradas, como los Galzeran de Gualbes, formaba parte hace siglos del núcleo de Sant Martí de Provençals. Fue una zona agrícola y de viñedos hasta mediados del siglo XIX, cuando se empezaron a construir algunas fábricas. En la guerra de 1714, las tropas borbónicas utilizaron la masía para bombardear Barcelona.

Desde 1852, el edificio convive con el tren. Justo al lado se construyeron algunas de las primeras vías ferroviarias de la ciudad y posteriormente las líneas hacia Francia. Más adelante, sobre 1918, el edificio lo compró Fomento y Contratas, que albergó allí sus oficinas. La zona se degradó enormemente cuando se ubicó allí, en 1947, el barrio chabolista de La Perona.