Multitud de jóvenes toman cervezas en la plaza del Sol, en la Vila de Gràcia, este lunes / EFE - ALEJANDRO GARCÍA

Multitud de jóvenes toman cervezas en la plaza del Sol, en la Vila de Gràcia, este lunes / EFE - ALEJANDRO GARCÍA

Gràcia

Los jóvenes toman de nuevo las plazas de Gràcia

Este martes ha habido una mayor presencia policial en la plaza del Sol, donde el lunes se produjeron las mayores aglomeraciones

27 mayo, 2020 00:00

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Gràcia recupera la normalidad con el proceso de desescalada. Las numerosas plazas del distrito – sobre todo del barrio de la Vila de Gràcia— representan un buen termómetro de la actividad en esta zona de la ciudad. No hay nada mejor para conocer el estado de ánimo de Gràcia que sus plazas.

Desde el lunes, día que entró en vigor la fase 1 en Barcelona, las plazas de Gràcia han recobrado parte de su rutina previa a la llegada de la pandemia del coronavirus. El estado de alarma las vació por completo, y ahora, vuelven a la normalidad de un plumazo. Tanto es así que a algunos no les gusta las imágenes que se vieron el lunes y que se han vuelto a repetir este martes, aunque con menor intensidad por la presencia testimonial de la Guardia Urbana.

NIÑOS

A primera hora de la tarde las familias se adueñan de las calles. Decenas de niños corretean por la plaza de la Vila de Gràcia, donde juegan a fútbol y sacan toda la energía acumulada durante horas en sus casas. Los padres, aliviados, los observan desde lejos, esperando que el crío se agote para que la cuarentena sea más llevadera entre cuatro paredes.

“Estos paseos nos han salvado bastante. Piensa que ahora no sólo no va al cole, sino que tampoco hace ninguna actividad extraescolar. Aunque te entregues en cuerpo y alma a él, aguantar toda la energía de un niño de cuatro años mientras estás pendiente de la casa y el trabajo es agotador”, comenta Susana, una de las madres que ha acudido este martes a la plaza de la Vila de Gràcia con su hijo.

TURNO DE LOS JÓVENES

Con la caída del sol, la escena cambia por completo. Las familias abandonan el lugar y las plazas se llenan de corrillos de jóvenes, separados por apenas unos centímetros, como si nada hubiera pasado. Las mayores aglomeraciones se produjeron el lunes en la plaza del Sol, lo que despertó el cabreo de algunos vecinos.

Jóvenes tomando cervezas en la plaza del Sol / EFE - ALEJANDRO GARCÍA

Jóvenes tomando cervezas en la plaza del Sol / EFE - ALEJANDRO GARCÍA


Aspecto de la plaza del Sol el lunes / EFE

Este martes, con tal de evitar que la imagen se repitiera, una patrulla de la Guardia Urbana ha hecho acto de presencia en la plaza prácticamente toda la tarde. “Queríamos comprar una birra aquí en el paki y tomárnosla en la plaza, pero visto lo visto probaremos en otro sitio”, explica un joven a este medio. Él y su amiga se van hacia la plaza del Poble Romaní donde, ahí sí, pueden tomarse la cerveza tranquilamente junto a decenas de jóvenes que pasan la tarde sobre el asfalto.

POCAS TERRAZAS

El mismo esquema se repite en la plaza de la Revolució, en la Virreina o en la plaza del Raspall. En esta última, la gente pide las cañas en el bar del ateneu La Barraqueta, que ha improvisado una barra pese a no tener terraza.

Y es que algunos aseguran que se ven abocados a beber las cervezas en la misma calle por la escasa oferta de los bares y restaurantes. En la plaza de la Virreina, por ejemplo, este martes todavía no había abierta ninguna terraza. 

Aspecto de la plaza del Raspall este martes

Aspecto de la plaza del Raspall este martes


Aspecto de la plaza del Raspall este martes

Son muchos los que quieren sentarse pero no pueden por la falta de sitio. Es el caso de Anna y sus tres amigas, que habían quedado para tomar algo en un bar y que, finalmente, han desistido. "Cuesta mucho encontrar una mesa libre. En la mayoría de bares que hemos preguntado tienen listas de espera de más de media hora, y en algunos casos es obligatorio cenar o, de lo contrario, te niegan la posibilidad de sentarte", cuenta Anna, que junto a sus amigas han acabado en el suelo de la plaza del Poble Romaní con una cerveza en el suelo. 

CONFUSIÓN

"Nunca venimos aquí, pero hemos visto bastante gente y eso nos ha dado tranquilidad". Como ellas, el resto de jóvenes charlan y beben con un ojo puesto en la calle, siempre atento por si viene la policía, aunque a estas alturas dudan de si lo que hacen es ilegal. "Desde que entraron en funcionamiento las fases me perdí y dejé de saber lo que estaba permitido y lo que no. Me da la sensación que ni la policía ni los políticos lo saben. Si vienen y nos echan pues nos levantaremos y punto, como hemos hecho siempre, con o sin estado de alarma", sentencia.