El graffiti que decora uno de los muros de la Modelo / M.S.

El graffiti que decora uno de los muros de la Modelo / M.S.

Eixample

Cuatro décadas de lucha vecinal por el cierre de la Modelo

Los residentes de L'Esquerra de l'Eixample piden que no se eternice la construcción de equipamientos tras años de promesas incumplidas

7 junio, 2017 19:43

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Los vecinos celebraron el anuncio del cierre de la Modelo descorchando botellas de cava. No es para menos, para llegar hasta el desmantelamiento definitivo de la prisión han necesitado 40 años de lucha marcados por los sistemáticos incumplimientos de promesas políticas. Así lo relata el vicepresidente de la Associació de Veïns i Veïnes de l'Esquerra de l'Eixample, Toni Colomina, que ha dejado de hablar del futuro de esta cárcel para hacerlo de su presente. Se mudó al barrio en 1982 y en aquel entonces las protestas por el cierre de la prisión ya llevaban cinco años de recorrido.

De hecho, en 1977, vecinos y familiares de presos ya constataban públicamente que la institución había quedado obsoleta y las condiciones que sus celdas podían ofrecer eran insalubres. Incluso el propio Adolfo Suárez lo llegó a admitir. Durante los 90, las protestas tomaron impulso y se organizaron manifestaciones semanales y encuentros quincenales de carácter festivo. “Les llamábamos la 'olivada'”, comenta Colomina, porque la nueva tradición que se asentaba en L'Esquerra de l'Eixample imponía como menú las torrades con olivas.

A lo largo de estas primeras décadas, los vecinos nunca se encontraron con dirigentes del Ayuntamiento o la Generalitat. “Solo nos recibían las segundas filas, lo que daba la sensación de que había poco compromiso con el cierre la Modelo”, señala Colomina. Por eso, en el 2000 empiezan a saltar a la acción en otros terrenos con una masiva recogida de cartas. Consiguen 14.700 misivas y en 2004 se las entregan al entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y al alcalde de Barcelona, Joan Clos. Por primera vez el barrio ve una reacción por parte de la administración, que parece decidida a abordar la problemática.

Cierre Modelo / EFE

Cierre Modelo / EFE

UN ESCENARIO INESPERADO

En 2009, un plan director del Ayuntamiento y la Generalitat recoge las peticiones vecinales entorno a los equipamientos de barrio que deben ocupar los terrenos liberados tras el desmantelamiento de la prisión. Entre ellos, una guardería, un centro para gente mayor, uno para jóvenes, un polideportivo y un memorial a las víctimas. En quel mismo año se crea una comisión de seguimiento que Colomina califica de “muy poco operativa” teniendo en cuenta que no hubo movimiento alguno durante los seis años siguientes. “Era como predicar en el desierto. Si no fallaba la Generalitat, fallaba el Ayuntamiento”, sintetiza.

Por eso, en 2016, harta del inmovilismo institucional, la asociación de vecinos pide una reunión con el conseller de Justícia, Carles Mundó. Para su sorpresa, este accede y les hace saber que “es una prioridad de su mandato que la Modelo se fuera del barrio”. Después de años de promesas políticas incumplidas, la entidad aplaude la reunión con un primer espada pero mantiene un cierto recelo -llámese prudencia- hacia la administración. Sin embargo, el propio Mundó llamó personalmente a Colomina para explicarle que la cárcel cerraría sus puertas en un año a pesar de que no se hubiera levantado un nuevo centro penitenciario al que trasladar sus internos. Un escenario que los vecinos ni tan solo contemplaban.

217659 944 629

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ESPECULACIÓN INMOBILIARIA 

A la resaca de las buenas noticias la han seguido otras no tan amables. La revalorización de las islas cercanas a la cárcel no ha tardado en llamar a la especulación. La trágica paradoja que viven ahora los mismos vecinos que han clamado durante décadas por el cierre de este icono de la represión temen ser expulsados del barrio ahora que lo han conseguido. Actualmente, dos edificios de la zona han sido comprados por un propietario vertical. En uno de ellos, en Entença 151, los inquilinos han recibido un comunicado en el que se les avisa de que nos renovarían los contratos de alquiler. Llegó poco después de que se anunciara el cierre definitivo de La Modelo, explican los afectados.

Sin embargo, Colomina reitera que la especulación acecha el distrito desde hace años y este es solo un incentivo más. “El cierre del centro es algo a celebrar”, matiza. "Paralelamente, desde la asociación seguimos apoyando a los vecinos que están esta situación, que hace mucho que vivimos no solo en el barrio, sino en toda la ciudad", añade Colomina.

Ahora, tras el anhelado cierra de la cárcel, los vecinos exigen la construcción de los mismos equipamientos que figuran en el plan director de 2009. “Lo que constata que durante estos años no se ha hecho nada para solucionar esta falta de equipamientos porque seguimos pidiéndolos”, sentencia Colomina. Además, el vicepresidente de la asociación apunta a que el proceso participativo impulsado por el Ayuntamiento no debe servir para eternizar, de nuevo, la llegada de los equipamientos de barrio. Los vecinos, dice, llevan años haciendo su propio "proceso participativo".