Flores en homenaje a las víctimas depositadas este martes 17 de agosto de 2021 en La Rambla de Barcelona / PABLO MIRANZO

Flores en homenaje a las víctimas depositadas este martes 17 de agosto de 2021 en La Rambla de Barcelona / PABLO MIRANZO

Ciutat vella

Yolanda, víctima del 17A: "El desinterés de las instituciones es imperdonable"

Los damnificados por el atentado de La Rambla denuncian la falta de apoyo de la administración cuatro años después

17 agosto, 2021 13:04

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El 17 de agosto de 2017 Yolanda Ortiz (47 años) caminaba por La Rambla con su madre y su hijo de 10 años. Cuando vio la furgoneta del terrorista agarró a su hijo por la espalda y lo lanzó al suelo. Younes Abouyaaqoub no les embistió, pero si lo hizo con dos personas que se encontraban delante de ella y que terminaron muriendo. Tres meses después de la sentencia que condenó a tres miembros del grupo yihadista, las víctimas siguen denunciando un desamparo total por parte de la instituciones. "La desatención que hemos sufrido no tiene perdón", manifestaba esta vecina de Campdevànol, a cuatro quilómetros de Ripoll. 

Yolanda explica que han sufrido un "doble impacto" porque a menudo se cruzan a los familiares de los terroristas, criados y escolarizados en Ripoll. "Esto debería haber sido suficiente para recibir una atención psicológica, al menos para mi hijo", lamenta. Esta mujer ha sido una de las muchas personas a las que el Ministerio de Interior no reconoció como víctimas. El juez Félix Alfonso Guevara, sin embargo, sí consideró que ella, su hijo y su madre eran también víctimas del terror yihadista que terminó con la vida de 16 personas en Barcelona y Cambrils (Tarragona) causando 140 heridos.

Víctimas y testigos después del atentado de La Rambla en Barcelona / EFE

Víctimas y testigos después del atentado de La Rambla en Barcelona / EFE


Víctimas y testigos después del atentado de La Rambla en Barcelona / EFE

PUERTAS CERRADAS

"Nadie te atiende, te encuentras con las puertas cerradas y te amenazan si hablas demasiado", explicaba a los periodistas Yolanda, minutos después del cuarto aniversario de los atentados y tras un sobrio homenaje institucional. La víctima del 17A recuerda que el Gobierno de España "ha sido el único país que no ha aceptado una comisión de investigación" sobre los ataques. "Han pasado cuatro años y estamos igual", asegura. 

A pesar de ser reconocida como víctima explica que el ejecutivo de Pedro Sánchez no se ha puesto en contacto con ella. Tampoco ha sentido apoyo por parte de la Generalitat. "Solo nos ha ayudado la UAVAT", entidad compuesta por psicólogos clínicos, forenses, psiquiatras y profesionales expertos en la atención a víctimas de acciones terroristas y grandes catástrofes.

AYUDA PSICOLÓGICA DE SU BOLSILLO

A Iván Morales, 14 años, hijo de Yolanda, le ha costado bajar por La Rambla este martes. "Pensaba que no sería tan impactante, pero cuando he visto las ramblas me ha venido toda la imagen del atentado. Solo me había pasado el primer año. Quizá es porque hace tiempo que no venía", comenta este joven que entonces tenía 10 años. Esa tarde, mientras el asesino bajaba zigzagueando con su coche atropellando a centenares de personas, pensó que los gritos de la gente correspondían a una despedida de solteros.  

Las sirenas de los vehículos de emergencias le recuerdan el caos de aquél día. Cuando ve gente corriendo siente pánico y el silencio le recuerda al silencio de La Rambla. Iván aun recibe atención psicológica. Lo paga la madre de su propio bolsillo. Ninguna administración les ha ofrecido ayuda en este sentido.

Familiares de las víctimas del 17A en la ofrenda floral de Las Ramblas de Barcelona / EFE

Familiares de las víctimas del 17A en la ofrenda floral de Las Ramblas de Barcelona / EFE


"NO SE SUPERA"

Miguel, otra víctima, opina que el papel del Ministerio Interior y la Generalitat ha sido "bastante nefasto." Critica la "fría burocracia" que les ha tocado vivir estos años. "El Ayuntamiento ha hecho todo lo que ha podido. Eso hay que reconocerlo", relata este hombre, a quien le cuesta asistir a los aniversarios de los atentado, pero que lo hace "porque hay que estar".

Como Yolanda, él también empujó a su hija para salvarla. Desde su silla de ruedas no pudo moverse con agilidad para evitar ser atropellado. Por suerte para él apareció alguien corriendo que golpeó la furgoneta "lo suficiente para que no me enganchara a mí". Miguel tiene todavía algunos miedos interiorizados. "Cuando entras a un sitio siempre tengo la espalda cubierta. Aun necesito medicación para conciliar el sueño. Con el tiempo lo aprendes a gestionar, pero nunca lo superas", expresa.