El narcopiso ocupado por los vecinos del Raval / ACCIÓ RAVAL

El narcopiso ocupado por los vecinos del Raval / ACCIÓ RAVAL

Ciutat vella

Riereta I, la eterna batalla entre vecinos y 'narcos' en el Raval

El reto es que el piso no se convierta por tercera vez en punto de venta y consumo de drogas

5 noviembre, 2019 00:00

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El pasado miércoles los Mossos d'Equadra y la Guardia Urbana desalojaron a los narcotraficantes que habían convertido uno de los bajos de la calle de la Riereta 1 del Raval en un narcopiso. Unos vecinos del barrio pasaron a la acción tras el desalojo y cerraron las ventanas, cambiaron el cerrojo y apuntalaron la puerta para que nadie volviese a entrar. Pero lo que no esperaban es que 72 horas después de la operación policial, los mismos traficantes volverían a entrar por una ventana que no estaba “lo suficiente asegurada”, cuenta a Metrópoli Abierta Ángel Cordero, integrante de Acció Raval.

Pero los vecinos no se dieron por vencidos. Éstos volvieron a ocupar el establecimiento mientras los delincuentes no estaban en su interior. De lo contrario, el domicilio habría sido ocupado por traficantes por tercera vez.

La meta de los vecinos del barrio es que la venta y el consumo de drogas no vuelvan a proliferar en este inmueble de la calle de la Riereta. O, lo que es lo mismo, que los estupefacientes no corrompan la estabilidad que toda persona necesita para poder llamar hogar a un edificio residencial. Y es que la convivencia con un narcopiso es desesperante. Gritos, peleas y los destrozos en las zonas comunes hacen que el miedo pase a formar parte de la rutina de los vecinos.

REPUNTE DE LOS NARCOPISOS

Después de la segunda macrooperación contra los narcopisos que tuvo lugar el pasado junio, Cordero reconoce que “quedó una parte residual, unos nueve. Pero hace semanas que han vuelto a proliferar, habrá unos 20, y eso tiene que ver con que los propietarios no se hacen cargo de la viviendas”. Además, denuncia que la macrooperación no solo se quedó lejos de erradicar la problemática en El Raval, sino que también provocó que se expanda a “otros puntos de Barcelona”.

La relación del local de la calle de la Riereta 1 con el narcotráfico se remonta a años atrás. Como explicó recientemente a este diario un residente del edificio, David Marimón, hace unos cuatro años lo ocuparon otros narcotraficantes. Las caceroladas y denuncias de los vecinos a la policía consiguieron que, pasados dos años, acabaran marchándose. Más tarde, en agosto de 2017, lo ocupó “por necesidad” un vecino del barrio. Su estancia terminó en abril de 2019, cuando lo desahuciaron. El lugar quedó vacío, y eso pudo propiciar que el pasado agosto los traficantes desalojados el pasado miércoles llegaran a este piso. Actualmente, es gestionado por la inmobiliaria Canvives y es propiedad del Banco Santander.

ERRORES

En el comunicado que Acció Raval ha compartido en Twitter, los vecinos denuncian que durante el operativo policial, los Mossos d’Esquadra se pusieron en contacto con el propietario. Les respondió que enviaría “a alguien” al domicilio, pero no apareció nadie. Es por eso que, para Cordero, uno de los errores que hay en torno a este caso es que “no se haya tapiado la vivienda. Puede que Albert Batlle, concejal de Seguridad, esté obviando que hace falta. Nos gustaría reunirnos con él”, señala Cordero.

Para evitar que las drogas sigan haciendo del día a día de los habitantes del Raval un calvario, Cordero apunta que entre sus reivindicaciones figura el pedir “la expropiación de este local porque se ha llenado de traficantes muchas veces”, que "la denuncia colectiva vecinal sea suficiente para que jueces y policías actúen contra los traficantes" y, además, que se pueda "sancionar a los propietarios" que no actúen cuando se está produciendo una actividad delictiva.

Mientras los pisos vacíos siguen provocando que los narcopisos proliferen en El Raval, estos vecinos continuarán custodiando el local de la calle de la Riereta. Ahora lo tienen “asegurado” y se están organizando para limpiarlo. No se plantean que ninguna familia se instale en la vivienda porque “no cumple con la cédula de habitabilidad". Así que, por el momento, su mejor opción es pensar en cómo "darle un uso que esté al servicio de todos los vecinos”.