Un agente de Mossos dEsquadra espera en la puerta de un edificio del barrio de “El Raval”, en el distrito de Ciutar Vella de Barcelona, durante un operativo contra el

Un agente de Mossos d"Esquadra espera en la puerta de un edificio del barrio de “El Raval”, en el distrito de Ciutar Vella de Barcelona, durante un operativo contra el

Ciutat vella

Guerra entre bandas por el control de la droga en el Raval

Dos grupos de narcotraficantes protagonizan duras peleas en las calles Om y Sant Bertran

16 julio, 2020 00:00

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El fin del estado de alarma conllevó, como era previsible, el regreso de la inseguridad en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona. En esta nueva normalidad, los vecinos siguen lidiando con un problema enquistado que se traduce en hurtos, robos con violencia, tráfico y consumo de drogas en la calle. Ahora, en la zona sur del Raval, un enfrentamiento entre dos bandas de narcotraficantes tensiona, aún más si cabe, la inestable convivencia en este punto caliente para el menudeo de sustancias.

Los más veteranos del Raval conocen bien a los traficantes de la calle Om, instalados a unos pasos del Paral·lel. Se dedican al trapicheo desde hace 25 años, cuentan desde Acció Raval. Se les conoce popularmente como la Quinta Galería y, según fuentes vecinales, actualmente okupan algunos pisos del Patronat Municipal de l'Habitatge, propiedad del Ayuntamiento. En el grupo predominan personas de nacionalidad española, pero también incluye personas procedentes de países africanos.

La calle Om, en el Raval, en una imagen de archivo / GOOGLE MAPS

La calle Om, en el Raval, en una imagen de archivo / GOOGLE MAPS


DISPUTA TERRITORIAL

En la calle Sant Bertran, perpendicular a Om, un grupo de personas empezó a vender droga hace poco más de un año. La disputa por el territorio ha provocado varias peleas entre los camellos que han disparado las alarmas entre los vecinos y las entidades de la zona. "Este es el problema más grave del Raval Sud ahora mismo. Es una guerra abierta entre dos bandas", explican fuentes de Acció Raval, entidad que comabte desde hace años el fenómeno de los narcopisos en el barrio.

Este martes, los vecinos trasladaron su alarma por estos enfrentamientos a los Mossos d'Esquadra y la Guàrdia Urbana en la reunión mensual con los cuerpos policiales y representantes del distrito. La semana pasada, el barrio presenció dos peleas "muy duras", señala Acció Raval, que pide a la policía que ponga "especial atención" a esta disputa por el territorio. Mientras, se incrementa la sensación de inseguridad entre los residentes. 

PALOS Y MACHETES

Los vecinos describen peleas con palos, machetes y, recientemente, con bengalas. Las carreras arriba y abajo por las calles se han repetido en varias ocasiones estas semanas. Todo ello, a unos metros de la comissaría de los mossos del Raval, ubicada en la calle Nou de la Rambla. En la zona existen, al menos, una decena de puntos de venta de droga. Según Acció Raval, concentra la mitad de la venta de sustancias.

El nuevo grupo de traficantes de la calle Sant Bertran ocupan pisos de fondos de inversión extranjeros, generalmente pasivos ante situaciones de okupación en pisos de su propiedad. Cuentan desde Acció Raval que dan cobijo a jóvenes extranjeros a cambio de algunos favores como robar en la calle para la banda. 

UN PROBLEMA ENQUISTADO

Los problemas de incivismo y trapicheo en este punto del Raval se reproducen desde hace más de una década. En 2009, la regidora de Ciutat Vella Itziar González, del gobierno socialista de Jordi Hereu, planificó la demolición de la mitad de los pisos más problemáticos del bloque de La Quinta Galería y la posterior dispersión de sus inquilinos. Era una solución drástica, pero entonces bien vista por el vecindario según escribía La Vanguardia. Pero la solución propuesta por González no llegó a materializarse y el problema ha seguido enquistado.

El tráfico de drogas en la calle Om es intenso, en parte, por la presencia cercana del Centro de Atención y Seguimiento de las Drogodependencias (CAS) Baluard, un centro de reducción de daños donde a diario acuden decenas de consumidores. Se trata de una sala incapaz de absorber la gran cantidad de personas que forman cola estos días en su entrada.