Una imagen de las calles del Raval / CR

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Ciutat vella

“Cómo van a dejar la droga, si la tienen en la puerta de casa”

La madre de un adicto denuncia la situación que vive en el Raval

12 agosto, 2018 13:20

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Su situación no es fácil. Un hijo adicto a las sustancias estupefacientes que, a veces, se comporta de forma violenta, que desaparece durante días y que cuando regresa a la vivienda familiar suele hacerlo en unas condiciones lamentables. Pero es su madre, y por nada del mundo lo abandonaría a su suerte. Prefiere mantenerse en el anonimato ya que no quiere más problemas de los que ya tiene.

Hace unos días, su hijo se presentó en su casa después de haber recibido una paliza. Le propinaron tantos golpes que le rompieron varios dientes. Fueron al hospital. Curas de urgencia y algún consejo, sobre todo que presentara una denuncia. Él se negó. “¿Para qué?. Saldrán a la calle en unos días y volverán al barrio. Y entonces me podrían matar”, cuenta su madre que le dijo para justificar su decisión de no denunciar. A ello hay que unir que ni tiene documentación ni confía mucho en la justicia. Pero el miedo es la razón más importante. Se sabe frágil ante aquellos que le proveen de su dosis de droga diaria.

En medio de su desesperación, la madre asegura que está dispuesta a hacer lo que sea por salvar a su hijo. Vive en un piso de propiedad, que intentó vender para irse del barrio y sacar a su vástago del ambiente en que se encuentra atrapado. “Pero me intentaron estafar y tuve que dar marcha atrás. Si pudiera, lo vendería y me iría de alquiler a cualquier otro sitio, lejos de aquí, y me llevaría a mi hijo. Mientras el acceso a la droga se tan fácil... Tener un piso en el Raval es la desgracia más grande de mi vida”.

ATRAPADA

Reconoce que la situación la supera y la desespera. Y lo peor es que no encuentra ayuda. “He acudido a los servicios sociales y a otras asociaciones, pero nadie me ofrece soluciones. Dicen que si mi hijo es mayor de edad, solo él puede decidir. ¡Pero, si está enfermo!”, exclama. “Y mientras se mantenga en este ambiente, lo tiene difícil ya que el acceso a la droga en este barrio es muy fácil”.

La mujer llegó hace 30 años al barrio del Raval y reconoce que siempre ha habido droga, aunque algo ha cambiado en los últimos tiempos. “Pero lo de ahora no lo había visto nunca”. Y encuentra su justificación: “Desde que empezó a regularizarse la narcosala, el asunto de las drogas no ha hecho más que empeorar”.

Acoge a su hijo en su casa siempre que se presenta. “¿Cómo lo voy a abandonar?”, dice. “Si lo hago, se queda solo, y únicamente me tiene a mi”. Y se queja de la dejadez en que se ha sumido el barrio. “Todo el barrio está denunciando lo que pasa, pero nadie hace nada. Y las cosas van claramente a peor”.

DEMASIADO FÁCIL

Además, asegura que los traficantes lo tienen muy fácil para enganchar a los chavales jóvenes. “Se ponen cerca de los colegios o en los parques. Primero les dan marihuana gratis, para que la prueben. Y cuando se han enganchado, les empiezan a cobrar. Luego, si no tienen dinero, les hacen que vendan la droga para pagarse la suya. Y así se meten y se quedan”.

Su esperanza es que sea su propio hijo el que salga adelante, aunque el día a día le dice que es muy difícil. “La droga está por todas partes, los vecinos lo vemos a diario, nadie tiene que explicarnos nada. Uno sale a la calle y le basta andar unos metros para que ya se la estén ofreciendo o para encontrar un lugar donde se vende y se consume. En este ambiente, cómo van a dejar la droga, si la tienen en la puerta de casa”.

Pero no va a rendirse. Aguantará, pese a todo. Y luchará para que su hijo se aleje de ese mundo, para que recupere una vida normal, sin adicciones ni amenazas, sin palizas ni jeringuillas. Por lo menos hasta que su cuerpo aguante.