Locales comerciales cerrados en alquiler en la calle de Portaferrissa / METRÓPOLI

Locales comerciales cerrados en alquiler en la calle de Portaferrissa / METRÓPOLI

Ciutat vella

El centro de Barcelona, de capa caída: fuga de comercios en Portaferrissa

El eje comercial vive "el peor verano de su historia" por los estragos de la pandemia y los alquileres abusivos

11 julio, 2021 00:00

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La céntrica calle de la Portaferrissa está de capa caída. La vía comercial situada en el centro histórico de Barcelona ha dejado de tener la notoriedad que tenía antes de la pandemia y sus comercios han ido abandonándola en el último año.

En el eje de Portaferrissa con la calle de la Cucurulla y la calle de los Boters son 33 los establecimientos que permanecen cerrados. De estos, al menos 24 locales comerciales de la primera están vacíos, a la espera de que alguna empresa los alquile o los compre.

Uno de los locales que han quedado cerrados y tapiados en la calle de la Portaferrissa / METRÓPOLI

Uno de los locales que han quedado cerrados y tapiados en la calle de la Portaferrissa / METRÓPOLI


FUGA DE EMPRESAS

Importantes firmas como la charcutería Planas –un local centenario–, Amorino, Jack & Jones, Woman Secret, Salsa, Calzedonia, JBP, Maripaz, Aïta, Escala Dei, Hemma, Orange, Vista Óptica, Carolina Lemke, Carácter manía, Sésame, Mar Bessas, Primor, CaixaBank, Flying Tiger, La casa de las Carcasas, Yves Rocher, Mango, Mango Kids, entre otros, han bajado sus persianas para siempre. Le Coq Sportif, por ejemplo, asegura que volverá a abrir, aunque todavía no hay una fecha exacta, y la mítica zapatería de la cadena Padeví se encuentra en liquidación por cierre.

Los demás establecimientos de la vía, antiguamente denominada Portal de la Ferrissa, afrontan los estragos la crisis económica como pueden: bajan los precios de sus productos, hacen importantes rebajas e incluso ponen grandes carteles en su exterior para atraer a la clientela. Pero, aún y así, no han logrado recuperar el ritmo que tenían hace un año.

ALQUILERES ABUSIVOS

José, un vecino de toda la vida del barrio, explica a Metrópoli que la calle de Portaferrissa está recuperando el aliento gracias a la llegada del “turismo joven”. A pesar de ello, asegura que, hasta que no bajen los alquileres, la vía no volverá a ser la de antes: “han ido cerrando las tiendas porque es una calle súper cara. Por 40 metros cuadrados te piden 8.000 euros. Los locales normales ya se van a 10.000 euros al mes”.

Emi, la encargada de la zapatería Padeví, que está de liquidando sus últimas existencias antes de cerrar del todo, explica que llevan la situación “con mucha pena”. Ella y sus compañeras deberán abandonar su puesto de trabajo y buscar otro empleo.

La zapatería Padeví de Portaferrissa, en liquidación por cierre / METRÓPOLI

La zapatería Padeví de Portaferrissa, en liquidación por cierre / METRÓPOLI


"EL PEOR VERANO DE LA HISTORIA"

La mítica tienda El Mercadillo, más conocida como “el camello”, por la escultura animal que está en su entrada, también sufre las consecuencias de la crisis económica. Marcelo hace nueve años que está de encargado del establecimiento comercial y dice que el 2021 está siendo “el peor verano de la historia”, más incluso que el anterior. “Las ventas van fatal, está siendo horroroso”, lamenta.

La farmacia de la confluencia entre la calle Portaferrissa y la Rambla es uno de los pocos locales que sigue aguantando el ritmo de ventas. Inés, una de sus farmacéuticas, explica a este medio que “por suerte” siguen vendiendo, aunque dice que los beneficios son mucho más bajos: “ahora vendemos alguna crema para el sol, ibuprofenos, cosas de necesidad básica. Antes, con rusos, chinos y estadounidenses, las ventas eran mucho más elevadas porque tienen un poder adquisitivo mayor”.

Lo mismo piensa Tayron, el trabajador de Condoms & Co, el sex shop que hay a escasos metros. Este joven explica que los beneficios han caído en picado: “sigo haciendo 40 tickets diarios, lo que el resultado económico es mucho menor. Antes la gente compraba vibradores, ahora chorraditas”, detalla. El empleado explica que “falta público adulto, que es el que gasta de verdad”, “ahora hay mucha gente joven que viene en grupos”, añade.

Antiguos locales de la heladería Amorino y de Woman Secret, que han abandonado Portaferrissa / METRÓPOLI

Antiguos locales de la heladería Amorino y de Woman Secret, que han abandonado Portaferrissa / METRÓPOLI


"ABANDONO" POR PARTE DEL AYUNTAMIENTO

A pesar del deprimente panorama de Portaferrissa, algunas empresas confían en que la calle vuelva a rebosar de energía. En el último año nombres como Flamingo, Sketchers, Ayespran, Freshly Cosmetics o Reserva Natural han apostado por ella para abrir sus locales comerciales.

Algunos empresarios de la zona, como Rubén Sánchez, el consejero delegado de Reino de Juguetesno se ven con valor de hacerse con un local en la costosa vía. El emprendedor que resucitó las Galerías Maldà y que ya cuenta con 16 tiendas temáticas explica a Metrópoli que no puede afrontar un alquiler de 15.000 euros al mes. 

RECLAMAN UNA REVISIÓN 

Después de haber devuelto la magia a las centenarias galerías –situadas entre la plaza del Pi y Portaferrissa–, que hasta hace cinco años eran "un cementerio de locales cerrados", no tiene donde seguir ampliando su imperio de tiendas "frikis". "Como Pyme quiero intentar salvar Barcelona, pero el Ayuntamiento pasa de todo", confiesa. "Hay más emprendedores como yo en las Galeries Maldà y no están haciendo nada por potenciarlo. Barcelona es una ciudad muy mágica y hay que recuperarla", sentencia.

El empresario emplaza a que se adopten medidas urgentes para salvar el centro comercial de la ciudad: "debería realizarse una reunión con los administradores de fincas y el Ayuntamiento para revisar los alquileres abusivos". "El gobierno municipal no escucha al pequeño comercio con potencial, y es el momento para que crezca", insiste.

Dos locales contiguos de Portaferrissa, cerrados y a la espera de ser alquilados / METRÓPOLI

Dos locales contiguos de Portaferrissa, cerrados y a la espera de ser alquilados / METRÓPOLI


Sánchez asegura que, por el momento, los propietarios no están dispuestos a bajar los alquileres ni a ceder a pactos. Por ello dice que tendría que haber un compromiso por parte del distrito de Ciutat Vella en el que se analizasen los proyectos que puedan repoblar y atraer la zona para que vuelva a ser "como hace 20 años".

PROBLEMÁTICA ANTERIOR

Desde la Federació d'Associacions de Barna Centre también reclaman a Ada Colau que preste más atención a los comercios del centro de la ciudad. Isabel Rodríguez, directora de la asociación, insiste en que el abandono de la zona es anterior al Covid-19: "la pandemia ha puesto blanco sobre negro, pero había síntomas que se han normalizado y que son anteriores", apunta.

La dirigente de la federación, que agrupa a 19 asociaciones de comerciantes de Ciutat Vella, explica que la calle de Portaferrissa "era tradicionalmente comercial". Esta "se alimentaba de un público local y de la afluencia turística que acompañaba al movimiento centenario". "Ahora vemos que se ha interrumpido de una forma muy importante la afluencia de ambos públicos", lamenta Rodríguez. 

La calle de Portaferrissa, con menos afluencia que otros años y multitud de locales cerrados / METRÓPOLI

La calle de Portaferrissa, con menos afluencia que otros años y multitud de locales cerrados / METRÓPOLI


PLAN DE RECUPERACIÓN

La reactivación del eje comercial "no está a la vista", valora la directora de Barna Centre. "Durante años se han ido perdiendo aspectos esenciales como el tiempo medio de visita, que es de 10 minutos y no da tiempo a la compra", añade. 

La asociación de comercios exige que la decadente situación "se aborde con un plan de recuperación". Isabel Rodríguez reclama al Ayuntamiento de Barcelona que "se hagan más eventos de ciudad y se deje de descentralizar", ya que la apatía hacia las calles comerciales céntricas "tendrá unos efectos muy duros".