La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, participa, el lunes 7 de mayo, en Bruselas, en la jornada ‘Cities4Europe – Europe for citizens’. La voluntad de esta iniciativa es impulsar una plataforma que agrupe iniciativas locales que animen la participación ciudadana, imaginando nuevas formas de democracia y proponiendo vías reflexión hacia un futuro común.

El acto se celebrará en el espacio cultural Bozar, un centro de referencia de las actividades creativas, artísticas y sociales de la capital belga. En ese mismo centro, cuatro días antes se celebró el ‘Difference Day’, que conmemoró el Día Internacional por la Libertad de Prensa, que se celebra cada año, el 3 de mayo. Fue apasionante. Se sucedieron las intervenciones de periodistas represaliados o valientes de medio mundo. Se pudo escuchar a Andrew Caruana, hijo de la periodista maltesa Daphne Caruana, asesinada por investigar vínculos de corrupción entre la política y los negocios turbios en su país, y a Marta Frisova, periodista eslovaca que denunció el asesinato de su compatriota, el periodista de investigación Ján Kuciak. Hablaron periodistas que desvelaron el escándalo del Lux-Leaks, exiliados de países donde su vida corre peligro, en Siria o Egipto, o que han sufrido represalias directas en Hungría o Burundi.  El programa de actos se cerró con la concesión del doctorado ‘Honoris Causa’ a los comunicadores y defensores de los derechos humanos en Túnez y Burundi, Sihem Bensedrine y Pierre Claver Mbonimpa.

Pude asistir a buena parte de las sesiones de este día diferente porque me había desplazado a Bruselas para intervenir en un máster de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Libre de Bruselas. Esa universidad, en su doble versión –flamenca y valona– colaboraba en la organización del evento. Estudiantes de esos centros universitarios denunciaron las afrentas a la libertad de expresión en países tan dispares como Albania o la China, de los que ellos procedían.

Mientras en Barcelona y Lleida se celebraban actos con ese mismo motivo de fondo. En Barcelona, el Sindicat de Periodistes de Catalunya – Sindicat de Professionals de la Comunicació (SPC), la Associació de Dones Periodistes de Catalunya, Solidaritat i Comunicació –Sicom, el Grup de Periodistes Ramon Barnils y Som Atents convocava a una jornada sobre ‘Periodismo digno, ciudadanía libre’, que lamentablemente tuvo que suspenderse por culpa de la lluvia. En Lleida, se organizó, por cuarta vez, un simposio sobre este tema, dedicado en esta ocasión a la libertad de prensa y el periodismo responsable, organizado por la Universidad de Lleida y la demarcación provincial del Colegio de Periodistas de Catalunya. Periodistas, dibujantes, analistas y docentes locales eran los protagonistas de estos dos encuentros.

Suscribo, evidentemente, a estas dos iniciativas pero me pareció un privilegio estar ese día en Bruselas en lugar de en mi ciudad natal.

Salvador Espriu dejó escrito que amaba a su "pobre, sucia, triste y desgraciada patria”. Yo también amo a Catalunya y me gustaría más si fuera menos patria y flirteara menos con el provincianismo como está haciendo últimamente.