La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EFE

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau / EFE

Barcelona Silenciosa

Colau se hace la sueca con su móvil

8 julio, 2020 16:15

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Ada Colau, la activista que en 2015 se instaló en el Ayuntamiento de Barcelona, va a su bola. La alcaldesa sigue con una mirada sectaria y entre sus preocupaciones no figura la recuperación económica de la ciudad. Al menos, eso se desprende de sus gestos, silencios y desaires.

Populista en grado superlativo, Colau sabe llegar a su clientela. Ya sea con el cambio de nombre de una calle o menospreciando a alguna entidad o empresa con la que no sintoniza. Con el sector económico, su relación es nula. Incluso en tiempos tan complicados como los actuales. Procede de buena familia y nunca ha tenido preocupaciones de tal tipo.

Colau se desmarcó del pacto por las terrazas con los restauradores, delegando las negociaciones en Jaume Collboni, su socio de gobierno. También se mantuvo en un segundo plano en las conversaciones por los nuevos presupuestos de Barcelona. Y ahora sabemos que su desprecio a Foment del Treball indigna a la clase empresarial.

En pleno debate sobre el futuro de la movilidad de Barcelona, Colau ha optado por pintar las calles de azul y amarillo para reducir el espacio para los coches y las motos. Así, por las buenas, sin consultar con nadie. Josep Sánchez Llibre, el presidente de la patronal, ha intentado contactar varias veces con ella. No lo ha conseguido. Ni ha obtenido respuesta a sus correos electrónicos ni le coge el teléfono. Se hace la sueca. Así es la alcaldesa.

El presidente de Foment se lo toma con resignación y este miércoles escuchó a una empresaria que, en un tono distendido y fuera de micros, le decía: “Si finalmente habla con ella, pásemela que me gustaría decirle cuatro cosas. De mujer a mujer”. Sánchez Llibre sí ha hablado con el resto de las formaciones con representación en el consistorio barcelonés. Los comunes pasan de las buenas formas y Janet Sanz incluso abogó por el fin de la industria automovilística poco antes de que se conociera el cierre de Nissan. Colau y los suyos están en otra sintonía mientras Barcelona se atasca.