Exposición de la BCNegra sobre Pepe Carvalho / EFE

Exposición de la BCNegra sobre Pepe Carvalho / EFE

Vivir en Barcelona

Pepe Carvalho, protagonista de la BCNegra

La Biblioteca Jaume Fuster acoge una exposición de 40 autores sobre el detective creado por Vázquez Montalbán

29 enero, 2017 16:08

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Pocos días después de conocerse que Pepe Carvalho resucitará de la mano de Carlos Zanón, la BCNegra dedica su exposición principal al detective creado por Manuel Vázquez Montalbán, cuando se cumplen 45 años de la publicación de la primera novela protagonizada por este representativo de Barcelona.

Obras de más de cuarenta artistas como Eduardo Arroyo, Jaume Plensa, Joan-Pere Viladecans o Arranz Bravo dialogan con Pepe Carvalho, el personaje protagonista de las novelas de intriga del fallecido Manuel Vázquez Montalbán, en la exposición central del festival de novela negra BCNegra'17.

La exposición, que se puede contemplar en la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona, muestra el resultado del encargo efectuado en 2014 a más de cuarenta artistas visuales españoles, cada uno de los cuales eligió un libro de la serie del popular detective.

DOS EXCEPCIONES

Aunque todos ellos eligieron realizar una obra ese año para la exposición que se inauguró en Fráncfort, hubo dos excepciones: Josep Guinovart (1927-2007), del que se incluyó un homenaje que había realizado al escritor en 2004; y Josep Uclés (1952-2013), primero en aceptar participar en el proyecto pero que no pudo efectuar su pieza al morir en septiembre del año anterior.

Se trata de "una propuesta que nos permite presentar a Pepe Carvalho y Manuel Vázquez Montalbán, así como nuestro arte contemporáneo", agrega el comisario, Paco Camarasa.

Las obras de esta muestra colectiva, a excepción de tres esculturas, han sido realizadas sobre papel "para simbolizar el papel del libro".

En los dos extremos de la sala, vigilante, aparecen dos caricaturas de Manuel Vázquez Montalbán, realizadas por Ferreres, que abrazan el conjunto de 'homenajes' artísticos al popular Carvalho, desde su primera aparición en "Yo maté a Kennedy" (1972) hasta su ulterior presencia en la novela póstuma del autor, "Milenio", en 2004.

Diferentes técnicas pictóricas coinciden en una muestra que evoca al detective más famoso de las letras hispánicas, presente en 18 novelas, 30 relatos, una obra de teatro y 11 libros de cocina.

Una obra en blanco y negro de Francesc Artigau que remite a "Yo maté a Kennedy", que se mueve entre la ilustración y la viñeta de cómic, abre un recorrido en el que Arranz Bravo reproduce con una pintura colorista "Tatuaje", Benet Rossell dibuja su simbología y signos en una obra que relaciona con "La soledad del mánager", la misma para la que Juan Uslé presenta una serie de tramas de grises y negros.

Eduardo Arroyo emparenta con "Historias de amor" el retrato dibujado de una mujer rubia sobre la que sobreimpresiona un ataúd.

Un cromatismo vermellón dominante, clara traslación plástica de la sangre tan presente en el género negro, aparece en las obras de Waltraud Maczassek ("Historias de padres e hijos"), José Manuel Ciria ("Asesinato en Prado del Rey y otras historias sórdidas") y Menchu Lamas ("Historias de fantasmas"), Luis Feito ("El hermano pequeño") o Vicenç Viaplana ("Asesinato en el comité central").

OTRAS INTERPRETACIONES

En contraste, otros artistas optaron por interpretaciones más minimalistas o livianas como Jaume Plensa y Josep Maria Riera i Aragó con "Los pájaros de Bangkok" o Amparo Sard con "Historias de padres e hijos".

El humor y la ironía, tan importante en la escritura de Vázquez Montalbán, se descubren en obras como la de Manolo Queijoo, que, teniendo presente la novela "Roldán ni vivo ni muerto" pinta una bandera española en la que sobreimpresiona el escudo monárquico y el águila con el yugo y las flechas y la palabra "ES-PA-NÁ"; o en la pieza de Miquel Navarro, referida a "Las recetas de Carvalho", en la que pinta miles de granos de arroz negro con la leyenda: "un afrodisiaco según Montalbán".

En una de las esculturas, más cercana al poema objeto, Santi Moix construye una tortuga de madera con media pelota de cuero como caparazón y un cuchillo de cocina clavado para su particular homenaje a "El delantero centro fue asesinado al atardecer".

Para poner en situación al visitante, una escena del crimen muestra con los típicos carteles numerados la silueta del muerto (1), una huella de zapato (2), un cuchillo ensangrentado (3), una colilla (4) y casquillos de bala (5), sobrevolados por un móvil hecho con pistolas, casi un heterónimo de la novela, que bien podría titularse "asesinato en la exposición central".