Barcelona vuelve a tener una librería negra, después de la pérdida cultural y moral que supuso el cierre de la histórica librería Negra y Criminal justo ahora hace dos años. Somnegra, que venía de un buen rodaje como librería on line, ha abierto sus puertas en el Eixample para surtir de libros de género negro a un público que en estos años revueltos ha encontrado refugio en la novela policial. Un género que ha evolucionado mucho más allá del libro de enigmas y acertijos para convertirse en novela social capaz de tomarle el pulso a los tiempos. Para saber qué pasa en los Estados Unidos de hoy día hay que leer a Dennis Lehane y para saber de las angustias de la sociedad escandinava contemporánea, perderse entre las páginas del añorado Mankell o de Jo Nesbo.

SomNegra es una librería de estanterías y techos tal vez demasiado diáfanos para mi gusto, pero con alguna calavera que de repente aparece por ahí para recordarnos, como dice Raymond Chandler, que “este no es un mundo fragante”. Al frente de SomNegra está Miguel Ángel Díaz, un apasionado del género que dejó su empleo como técnico electricista para jugársela con la arriesgada apuesta de ser librero y no electrocutarse en el intento. Además, es una persona muy cercana, que tiene un compromiso muy personal con las donaciones y el impulso a la investigación de la fibrosis quística. Díaz afirma que “vendemos lo que leemos, este es y será nuestro lema”.

En la inauguración contó con el apoyo de escritores como Víctor del Árbol y Carlos Zanón (que, por cierto, ambos publican estos días nueva novela, en la editorial Destino y Salamandra, respectivamente) y del simpar Paco Camarasa, comisario emérito del festival BCNegra, agitador cultural y fundador de la librería Negra y Criminal junto a su media naranja, Montse Clavé. Camarasa celebró que hubiera una nueva librería, especializada en negrocriminal: “vale la pena” y nos recordó algo que para él es un mantra y lo dijo en la SomNegra y se lo he oído decir igualmente en el Saló de Cent del Ajuntament de Barcelona delante de todos los alcaldes que por ahí han pasado, aprovechando la entrega del premio Pepe Carvalho: “una ciudad sin librerías no es una ciudad, es una urbanización”. Miguel Ángel Díaz reconoce que la librería SomNegra no habría abierto sus puertas sin el precedente que supuso la pionera librería Negra i Criminal de Paco Camarasa en la calle de la Sal de la Barceloneta.

Camarasa y Montse Clavé aparecieron por las calles del barrio portuario, antes de su eclosión explosiva de tangas y chancletas,  con poco dinero y una idea rara: montar una librería de libro policial. Ahora no parece una idea tan extravagante, pero en el año 2002 había en España un solo festival de género negro (la Semana Negra de Gijón); ahora hay más de veinte. La novela policíaca se miraba por encima del hombro: ahora es el género de moda y hay premios internacionales con dotaciones cuantiosas como el de RBA, que precisamente se falla pasado mañana.

El auge que ha vivido en España el género negro ha sido brutal y a ello algo, seguramente más que algo, ha contribuido el despliegue de ideas, entusiasmo y mejillones de esta pareja de libreros: Reunieron 18.500 fichas de libros de género negro, pusieron su tradicional camiseta “Negra y Criminal” a 345 autores (desde Petros Markaris a James Ellroy o Donna Leon), celebraron más de 1.000 presentaciones de libros y prepararon con todo cariño en la acogedora cocina de la trastienda 1.200 kilos de mejillones en sus sesiones vermouth gratuitas de los sábados por la mañana. Paco Camarasa convirtió en una cruzada personal reivindicar el lugar que merecía Francisco González Ledesma, el padre del inspector Méndez, y pudo darle al gran Ledesma antes de morir la satisfacción de ver su obra reeditada y valorada en España (en Francia ya era un dios del género negro). Ha puesto en marcha clubs de lectura, ha rescatado libros descatalogados… e incluso ha escrito un libro extraordinario a modo de enciclopedia personal del género: Sangre en los estantes.

Como comisario de la BCNegra, ha conseguido que el festival policíaco de Barcelona sea uno de los eventos culturales de mayor éxito popular de la ciudad cada febrero (este año le dará el relevo Carlos Zanón, tras su renuncia por el cansancio de los años y los achaques). Nada de todo eso fue suficiente. Alguna tarde que me había acercado a la librería, Paco me sacaba un vaso chato de vino a la mesita moruna de la entrada y me decía: "Esta tarde he vendido un libro". A todos nos encantaba el proyecto cultural de Paco Camarasa, todos le dábamos palmadas en la espalda… pero por pereza o desidia, acabábamos comprando el libro en la gran superficie que nos caía de paso o por internet.  Camarasa se negó a salir de la Barceloneta, porque él mismo es un personaje de una novela de Dashiell Hammett: tiene sus fidelidades y sus códigos. Díaz en SomNegra retoma el legado de Camarasa y Clavé y tiene el listón muy alto. Pasión no le falta. Es un reto que muchos queremos que consiga porque la Barcelona de los ciudadanos no se puede permitir seguir creciendo en hoteles y desertizándose en librerías.