Y así llevamos más de un siglo. El templo no tiene regularizada la licencia de obras, puesto que la petición se hizo en la localidad de Sant Martí de Provençals en 1885, entonces independiente de Barcelona. Luego, tras su anexión, prosiguió esta situación “anómala”. O así al menos se refieren a ella los de la Junta de obras, en vez de optar por otro término más descriptivo como, por ejemplo, “ilegal”.

En cualquier caso, dicha ausencia de permisos impide saber cuánto debe pagar en concepto de impuestos. El señor Esteve Camps i Sala, presidente delegado de la Junta de la Sagrada Familia, afirma que abonará lo que le corresponda cuando tenga el documento. Eso sí, acto seguido recuerda la reducción del mismo en aplicación de los acuerdos que firmó la Santa Sede con el Estado español en 1979 (prácticamente una traslación del famoso Concordato de 1953).

Pero ahí no acaban los privilegios: el IBI no lo pagan porque son una fundación, así como tampoco el IVA de las entradas puesto que constan como donativo destinado a la construcción del templo. El presupuesto para este año sobrepasa los 78 millones de euros (47 de ellos se reservan en exclusiva para la construcción). Pero, volviendo a los privilegios, lo que quizás incomoda un poco al ciudadano es cuando el señor Esteve Camps recuerda que sí pagan el IVA de los souvenirs que se venden en las tiendas. Hombre, señor Camps, muchísimas gracias por tamaño acto heroico.

Por si todo esto fuera poco, Jordi Bonet —arquitecto emérito de la Sagrada Familia— nos dejaba sobrecogidos hace apenas un par de semanas. En uno de los último reportajes emitidos por el programa 30 minuts de TV3 denunciaba el pago de sobornos a algún miembro del Ayuntamiento tras haber permitido edificar en los terrenos situados frente a lo que será la fachada principal. Todo ello durante el mandato del alcalde Joaquín Viola (1975-1976).

Una sucesión de anomalías que necesita alguna explicación. Más allá de las cifras récord que cada año se suceden en relación a este imán turístico: 4.561.848 visitantes en 2016 (sin contar los siete que la admiran desde el exterior). Todo ello, por cierto, también sin IVA ni IRPF.